Los hermanos Machado

#MAKMAEscena
‘Los hermanos Machado’
Texto: Alfonso Plou
Dirección: Carlos Martín
Producción: María López Insausti
Compañía Teatro del Temple
Teatre Talía
Caballeros 31, València
Hasta el 19 de febrero de 2023

Compartir la misma sangre y los mismos genes no garantiza una buena relación. Desde el origen de los tiempos, mitos como Caín y Abel o Rómulo y Remo representan cómo el amor fraterno puede mudar en rivalidad, enemistad, odio y muerte.

Lo mismo que ocurre a nivel individual se manifiesta en los colectivos que, de repente, se dividen en facciones enfrentadas en una pugna de cruel exterminio mutuo, como tan bien sabemos en este país, aunque no tengamos la exclusiva en este tipo de conflictos fratricidas.

Distanciados por cuestiones ideológicas y las circunstancias históricas que les tocó vivir, los hermano Machado, Manuel y Antonio, son paradigma por partida doble de esta escisión fraterna que refleja el montaje de Teatro del Temple que llega estos días al Teatre Talía de València. Un texto de Alfonso Plou dirigido por Carlos Martín que se estrenó en plena pandemia y se ha representado 115 veces en distintas capitales españolas, lanzando una llamada a la reconciliación definitiva de esas dos Españas antagónicas, cuyos vestigios todavía colean en nuestra sociedad.

Los hermanos Machado. Teatre Talía
Un instante de ‘Los hermanos Machado’. Fotografía cortesía del Teatro del Temple.

A lo largo de una hora y cuarto, el público asiste a un hipotético encuentro de los hermanos Machado una vez terminada la guerra, cuando el mayor, Manuel, regresa a la casa que compartía con su madre y Antonio en Madrid. Su antiguo hogar permanece milagrosamente intacto, como si no hubiera existido un largo paréntesis de miedo y horror, quizás porque Paca, la asistenta, ha seguido yendo para mantenerlo limpio y en orden.

Manuel evoca a los miembros de su familia, especialmente a su hermano Antonio, y mantiene con él la larga conversación que no pudo tener durante la guerra. Un diálogo doloroso y sanador que servirá para que ambos recuerden todo lo vivido juntos: sus años como autores teatrales de éxito, sus primeros amores, su juventud de bohemios modernistas, su infancia en un patio de Sevilla… Son familia, pese a todo, aunque ahora sean una gran familia rota y separada por la muerte.

En la vida real, fuera del escenario, la guerra los marcó a ambos. Situados en bandos rivales, Antonio permaneció fiel a la República hasta el final, mientras que Manuel escribía loas a Franco en Burgos. Cuando Antonio falleció en Colliure, en febrero de 1936, Manuel viajó hasta allí tras la muerte de su madre, ocurrida poco después de la de Antonio. En esa ocasión, se produjo la ruptura con su otro hermano, José.

«Antonio y Manuel tenían personalidades totalmente opuestas», dice Carlos Martín. «El primero era de caracter serio e introspectivo y el segundo expansivo, juerguista y mujeriego. La guerra los separó física y mentalmente, pero leían los textos que cada uno publicaba, a veces con rabia y otras veces con desconfianza, aunque nunca se atacaron por escrito».

«Desde el punto de vista literario –prosigue–, no hay duda de que Antonio fue un poeta de proyección universal a un nivel muy superior al de su hermano, aunque este también tuvo sus hallazgos en el mundo de la copla al que se dedicaba siguiendo la tradición familiar. La obra de Manuel fue relegada en la Transición por motivos obvios, pero empieza a recuperarse. En todo caso, si los Machado hubieran tenido la posibilidad de reencontrarse, estoy convencido de que se hubiera producido una reconciliación».

Esta es la idea central de un obra que pretende aportar un grano de arena a construir un monumento de confraternización que cierre definitivamente la crónica herida de las dos Españas. Carlos Martín encarna a Antonio y Félix Martín a Manuel, mientras Alba Gallego se pone en la piel de distintas mujeres presentes en sus vidas. A pesar de tener el mismo apellido, Carlos y Félix no son hermanos, pero se conocen desde niños cuando sufrían la disciplina de los curas en el colegio y es casi como si lo fueran. Una curiosa y simbólica coincidencia.

El Teatro del Temple nació en Zaragoza, en 1994, como una compañía de repertorio centrada en la recuperación de la memoria histórica, con textos dedicados a Goya, Picasso, el Quijote, etcétera. Su nombre, que hace referencia a los templarios, se nutre de una dualidad, la del monje guerrero, o los dos jinetes que comparten la misma montura, uno mirando al frente y otro hacia atrás. «Hemos estados varias veces en el Talía con otros montajes, como ‘Edipo’ o ‘Don Quijote somos todos’, sobre la España vaciada», cuenta Martín.

En abril, Teatro del Temple estará en San Miguel de los Reyes con ‘Largo y Társilo’, del dramaturgo valenciano Gabriel Ochoa, que relata un encuentro, en la València republicana de noviembre del 36, entre Francisco Largo Caballero, de 67 años, y el abuelo de Ochoa, Társilo Peris Caruana, a la sazón, un joven socialista de 26 años.