#MAKMAEscena
‘Acciones Sencillas’
Dirección y coreografía: Jesús Rubio Gamo
Intérpretes: Eva Alonso, Olaia Valle, Natalia Fernandes, Raúl Pulido, Diego Pazó
Dansa València
Teatre El Musical
7 de abril de 2022

Un paso, un salto, un giro. Acostumbramos a realizar estos movimientos de manera natural en nuestro día a día, sin ningún tipo de intencionalidad más que el desplazarnos. Sin embargo, todo toma forma cuando estos elementos se combinan entre ellos, convergiendo en lo que se conoce como danza. 

La nueva obra del bailarín y coreógrafo madrileño Jesús Rubio, ‘Acciones Sencillas‘, busca resaltar estos gestos a través de la que comienza siendo una simple coreografía en la que cinco bailarines, sin género establecido, interactúan entre ellos. La pieza fue presentada el pasado día 7 de abril en el Teatre El Musical de València, formando parte del programa Dansa València.

La obra se encuentra dividida en tres actos, los cuales quedan desglosados por el cambio de la escenografía, así como por el tono en el que oscilan los movimientos de la coreografía. Y es que se trata de una danza reiterativa: tres veces se repite la misma coreografía, pero las tres veces siguen un procedimiento dispar. 

Jesús Rubio
Un momento de la representación de ‘Acciones Sencillas’. Foto cortesía del festival

El primer acto contiene una danza sutil, en la que, poco a poco, los personajes van despertando, realizando movimientos que resultan cada vez más sueltos y dinámicos. Lo que comienza como un simple andar concurre en un fluir corporal. Durante el transcurso de esta primera toma de contacto, así como en toda la obra, podemos ver situaciones en las que los bailarines necesitan colaborar entre ellos. Sin el mutuo apoyo se precipitarían contra el suelo, aunque no siempre necesitan este pilar; también se alejan y separan del resto, teniendo su propio espacio para brillar en solitario. 

Y es que, el interactuar de los protagonistas durante el transcurso de la obra recuerda a las relaciones sociales. Como en ocasiones necesitamos contar con apoyo de los demás, este refuerzo muchas veces nos eleva por los aires y otras muchas nos supone un obstáculo que nos consume y no nos permite avanzar. Es ahí cuando nos alejamos para reconstruirnos y volver a empezar, pero siempre, para bien o para mal, nos volvemos a encontrar con alguien que nos acompaña en nuestro caminar.

acciones sencillas
Un momento de la representación de ‘Acciones Sencillas’. Foto cortesía del festival

La sensación de angustia queda reflejada en el segundo acto. La coreografía se vuelve a repetir, sin embargo, los movimientos se tiñen de agresividad y la luz pasa de un color neutro a una tonalidad verdosa que pretende incomodar al espectador. Los bailarines dejan de ser cuidadosos los unos con los otros, ahora abundan los gestos bruscos y violentos; el caos se ha apoderado del escenario. 

Es aquí cuando se hace evidente el importante papel que toma la escenografía, así como el uso de la luz,  puesto que la danza queda bien aderezada gracias a ella. El escenario carece de decorado, se trata de un espacio diáfano donde lo verdaderamente destacable es su iluminación. Se encarga de acompañar los gestos de los personajes y subrayar las emociones que el director pretende generar en el espectador. Ya sea a través del uso de una luz verde, como sucede en este segundo acto, para generar angustia e inquietud o el empleo de una luz más cálida para crear un espacio afable. 

Finalmente, la calma se adueña de nuevo del baile durante el tercer acto, dando lugar a un nuevo renacer de los personajes, quienes se despojan de su ropa y comienzan a interpretar por tercera vez la misma coreografía en armonía y con un dinamismo desemejante a los anteriores. Resalta el fluir corporal, como las pieles se estiran y contraen, como se rozan unos cuerpos con otros al más puro estilo artístico, sin ninguna otra pretensión que mostrar la piel desnuda y lo poderosa que puede llegar a ser. 

Durante el desarrollo de la composición artística resalta la música. Se trata de una melodía realizada por tres cantaoras, que combinan sus voces junto a la percusión de sus cuerpos (palmas, chasquidos y taconeo) produciendo una peculiar melodía, que recuerda a una melodía tribal. Sincronizándose con los movimientos de los bailarines, dando lugar a una obra orgánica

Tras cerrarse el telón te sorprende una sensación de fascinación por la capacidad que tiene el cuerpo humano para moverse. Así como la sensación de haber visto tres obras en una, en las cuales la percepción de quién realiza la danza y del que la observa no para constantemente de variar. Un baile minimalista con un mensaje plagado de detalles.