El Villlalonga

#MAKMAEscena
‘Els Villalonga’, de Ramón Madaula
Adaptación al valenciano de Juli Disla
Dirección: Carles Sanjaime
Intérpretes: Lucía Poveda, Bruno Tamarit y Alfred Picó.
Producción: l’Horta Teatre
Teatre Rialto
Plaza del Ayuntamiento 17, València
Del 31 de marzo al 3 de abril

Según la tradición, además de sangre, genes y fortuna (en caso de que la hubiera), los hijos heredan los nombres de los progenitores. Y no solo los apellidos –primero el del padre, como marca el patriarcado–, sino también los nombres propios repetidos generación tras generación, causando todo tipo de equívocos y obligando a usar diminutivos ridículos.

Como tantas otras tradiciones, esta ha pasado también a la historia, y los bebés son bautizados con nombres exóticos inspirados en personajes de telenovelas o series de éxito. También cambiar el apellido paterno es relativamente sencillo si se cumplen una serie de requisitos legales, y no tiene por qué ser un drama. ¿O sí?

Habría que preguntarle al dramaturgo Ramón Madaula, al que una de sus hijas le planteó en una ocasión qué le parecería que cambiara su apellido por el de su madre. Como hombre progresista declaró no tener problema con eso, pero en su fuero interno notó una especie de desgarro.

Els Villalonga

Esta anécdota real le inspiró una comedia familiar, ‘Els Brugarol’, adaptada al valenciano por Juli Disla para contextualizar algunos chistes y establecer la complicidad con el público, que se representa este fin de semana en el Teatre Rialto, dentro del ciclo dedicado a las compañías de la terreta. ‘Els Villalonga‘, una producción de l’Horta Teatre, dirigida por Carles Sanjaime e interpretada por Lucía Poveda, Bruno Tamarit y Alfred Picó.

A la adinerada familia de Paca Villalonga está a punto de llegar un nuevo miembro, cuando surge el conflicto, pues la caprichosa y consentida madre gestante, Anna, está empeñada en que su hijo o hija adopte el apellido materno, algo que el patriarca no piensa consentir. Ha llegado la hora de mirarse a los ojos y revelar lo consistentes que son sus principios.

«Los Villalonga no son gente de rancio abolengo, pero forman parte de la burguesía valenciana y, como tales, son muy reconocibles, muy propios de aquí», dice Alfred Picó, que encarna a Paco Villalonga. «Así, comienza la pugna entre el patriarca a punto de jubilarse y la pareja de jóvenes alternativos que buscan cambiar el mundo en un acto de rebeldía. Pero, como venía a decir Groucho Marx: ‘Si no te gustan mis principio, tengo otros’».

Alfred Picó, Bruno Tamarit y Lucía Poveda en un instante de ‘Els Villalonga’. Fotografía cortesía de l’Horta Teatre.

En un salón presidido por el retrato de un severo antepasado y sobre un sofá ‘Cherterfield’, los tres personajes se enfrentan durante una hora y veinte minutos en un duelo verbal a tres voces, orquestado por el director Carles Sanjaime. «Carles le ha dado al montaje un toque de alta comedia, buscando la risa con naturalidad sin humor fácil ni chabacanería», apunta Picó. «Tanto Bruno como Lucía están en sazón dispuestos a dar lo mejor de sí mismos y ante un brillante futuro».

El ansia de poder económico con un enfoque humorístico es el tema central de esta obra. Con una larga trayectoria en el mundo financiero, los Villalonga han sabido aprovechar las oportunidades para enriquecerse, hasta llegar a ser una de las familias más influyentes de la Comunidad, aunque su historia tiene una parte oscura, pues su bisabuelo, iniciador del éxito familiar, hizo fortuna con el comercio de esclavos en Cuba.

Los negocios progresaron siempre con algún asunto truculento de por medio, hasta llegar a controlar una de las empresas tecnológicas más importantes del Estado. El patriarca se acerca a la jubilación, su hija no quiere saber nada del negocio y el padre busca un posible heredero para perpetuar el linaje, obsesión que genera toda una serie de situaciones cómicas.

‘Els Villalonga’ cierra un ciclo en torno a la familia que l’Horta Teatre inición con ‘l’Electe’, en torno a la motivación que lleva a los políticos a ejercer el poder, una de las producciones valencianas más aclamadas de la pasada temporada, y ‘Familia normal‘, que aborda la traumática venta de la casa de los padres fallecidos.

«Sin pretenderlo, hemos hecho una trilogía familiar y estamos satisfechos», dice Picó. «También de la aceptación de nuestros montajes, tal vez porque la comedia ayuda a distender y alegrar el ambiente. Superada la pandemia y las restricciones, se ha vuelto a la actividad, pero la crisis internacional es preocupante, porque la cultura es siempre la primera afectada», concluye este veterano hombre de teatro con casi medio siglo entre bambalinas.