‘Conmigo no cuentes’, de Pepe Reig, versus cuenta conmigo para celebrar la vida

#MAKMALibros
‘Conmigo no cuentes (aproximadamente 100 relatos)’, de Pepe Reig Cruañes
Editoral Mankell, 2022
Presentación a cargo de Fran Sanz, Begoña Siles, Mila Rodero y Pepe Reig
Librería El Imperio
Sueca 29, València
Viernes 3 de marzo de 2023, a las 19:30

El director de cine Andréi Tarkovski, en su magnífico libro sobre la esencia del arte cinematográfico, ‘Esculpir en el tiempo’, cita la idea anotada por el escritor León Tolstói en su diario el 21 de marzo de 1895: “Lo político excluye lo artístico, porque lo primero tiene que ser partidista para poder conseguir algo”. Una idea que el director corrobora (“naturalmente, es así”) y, además, amplía: “La imagen artística no puede ser partidista: para poder ser realmente verídica, tiene que conjugar en sí el carácter contradictorio de los fenómenos”.   

Las palabras de Tolstói y Tarkovski nos remiten a ese tema tan controvertido del llamado ‘arte comprometido’, ‘cine comprometido’ o ‘literatura comprometida’. Un tema, como señala Julio Cortázar, que “ha hecho correr tanta tinta, tanto papel y sobre el cual nadie está todavía de acuerdo”. Aunque tenemos que aclarar que Cortázar tiene una opinión tan certera como León Tolstói y Andréi Tarkovski al respecto.

Así, considera –tal y como explicó en las clases de literatura en la Universidad de Berkeley en 1980 y publicadas en el libro homónimo por la editorial Alfaguara–, “que un escritor que se considere comprometido, en el sentido de solamente escribir sobre su compromiso, o es un mal escritor o es un buen escritor que va a dejar de serlo porque se está limitando, está cerrando totalmente el campo de la inmensa realidad que es el campo de la escritura y de la literatura y se está concentrando exclusivamente en una tarea que probablemente los ensayistas, los críticos y los periodistas harían mejor que él”.

Un escritor, Julio Cortázar, que, no obstante, en un momento de su vida optó por el compromiso y la militancia política.   

No he podido evitar iniciar la reseña del libro ‘Conmigo no cuentes (aproximadamente 100 relatos)’ (Editorial Mankell), del escritor Pepe Reig Cruañes, sin movilizar brevemente el tema del compromiso en el arte. Todos los que conocemos a Pepe Reig sabemos que él es un hombre comprometido política, social y sindicalmente.  

Para ser más precisos, Reig no está solo comprometido con lo más público de la vida, sino también lo está con lo más privado de ella: la familia y los amigos. Es verdad que sus ideas progresistas de la izquierda socialista impregnan cierto tiempo y espacio de su vida diaria; otro tiempo y espacio lo dedica a celebrar la vida, tal y como deja inscrito en las dedicatorias de esta antología de cuentos, a modo de rima con el título: ‘Para celebrar la vida, sí. Para otra cosa, Conmigo no cuentes’.   

Ahora bien, podemos intuir, tras leer los aproximados 100 relatos que componen la antología –99 exactamente–, que el autor sabe, al igual que Julio Cortázar, “que un mensaje no basta para escribir una novela o un cuento porque ese mensaje, cuando es ideológico o político, lo transmite mucho mejor –como ya hemos señalado en el párrafo anterior– un panfleto, un ensayo o una información. La literatura no sirve para eso”, concluye Cortázar. 

La templanza de Pepe Reig le ha llevado a compaginar la escritura literaria con la periodística y la ensayista. En la primera, escribe para reflejar la inmensa y contradictoria realidad de los fenómenos y de los sujetos; en la segunda, expresa clara y libremente sus opiniones políticas, “sin vuelo en el verso”, como diría el poeta José Hierro. Dos escrituras que domina sin ambigüedades y que armoniza con magistral equilibrio.    

Será en el relato titulado ‘Novelista‘, donde Reig exprese, a través de los personajes y con concisión literaria, que el papel del escritor comprometido está en la lucha que se produce en la ‘realidad colectiva y cívica…’, mientras los personajes se deben desenvolver en ‘una individualidad exacerbada…’.

Un cuento que se inicia con esta frase: “El activista escritor tiene dos vidas. En sus novelas transpira una individualidad exacerbada, delirante, que en nada se asemeja a su realidad colectiva y cívica (…)”. Y continúa: “Sus personajes se afirman en una obsesiva primera persona, pero su vida real transcurre en el compromiso y el “nosotros”. (…)”.

Concluyendo así: “Pero es que yo –solía defenderse- no soy lo que hago, ni tampoco lo que escribo. Si acaso soy ambas cosas, aunque no mezcladas, sino a su tiempo. No soy uno sino dos y necesito delimitarnos nítidamente para no perderme”.   

Pero ¿acaso no es el propósito de la literatura -según señalan escritores como Borges o Millás- narrar las experiencias, las circunstancias esenciales e íntimas que rodean la existencia del sujeto?   

Así, en los 99 cuentos -como aclara el autor, un “número redondo”-, el lector siente la complejidad, singularidad y contradicción de los personajes, a la vez que percibe a través de sus miradas excesivamente interrogantes, en muchas ocasiones, hasta la obsesión, la disrupción del significado adecuado de los fenómenos y objetos más cotidianos de la realidad que habitan.

De tal modo, en ciertos relatos, la narración se caracteriza por un hiperrealismo que estalla hacia lo fantástico o, parafraseando la expresión surrealista, hacia ‘lo maravilloso-cotidiano‘, en el sentido de que la cotidianidad narrada se vuelve misteriosa y absurda, produciendo el desconcierto, la sorpresa y la perplejidad, tanto en los propios personajes como en el lector.  

Los personajes de los relatos de Pepe Reig observan tan agudamente las situaciones rutinarias que se turban hasta un íntimo desvarío, y, como consecuencia, la lógica espacio temporal de la narración se desajusta acorde a esa percepción nítida de la realidad banal y de las emociones apasionadas, unas veces, y anodinas, otras, de los personajes.     

Así, en los cuentos de Pepe Reig –clasificados en ‘Sofismas’, ‘Exorcismos’, ‘Empirismos’, ‘Cavilaciones’ y ‘Biogramas’– nos adentramos, por una parte, en unas historias narradas con una ingeniosa pátina de ironía y de humor negro, y, por otra, nos identificamos con unos personajes descritos con un toque de inocencia tan entrañable, que nos hacen sentir todas sus vicisitudes cercanas. Pero lo que transpira en ellos, en este compendio titulado ‘Conmigo no cuentes (aproximadamente 100 relatos)’, es el talento de la escritura que caracteriza a los buenos cuentistas.