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‘Arquitecturas deshabitadas. Visiones del patrimonio industrial’
Con los artistas Antonio Alcaraz, Jose Antonio Picazo, Rafa de Corral, Sebastián Nicolau y Xavier Monsalvatje
Comisariada por MAKMA, revista de artes visuales y cultura contemporánea
Organiza: Ayuntamiento de València y Cultural València
Atarazanas del Grao
Plaza de Juan Antonio Benlliure s/n, València
Hasta el 11 de junio de 2023
Los artistas Antonio Alcaraz, Jose Antonio Picazo, Rafa de Corral, Sebastián Nicolau y Xavier Monsalvatje, junto con el equipo de MAKMA (Salva Torres, Merche Medina, Jose Ramón Alarcón e Ismael Teira) y la concejala de Patrimonio y Recursos Culturales del Ayuntamiento de València, Glòria Tello, inauguraron ayer, en las Atarazanas del Grao, la exposición ‘Arquitecturas Deshabitadas. Visiones del patrimonio industrial‘, que podrá visitarse hasta el 11 de junio de 2023.
La exposición, comisariada por MAKMA, focaliza su atención sobre unas arquitecturas que pueblan el paisaje, en tanto vestigios del patrimonio industrial que, ahora plásticamente, arrojan una luz sorprendente acerca de nosotros mismos. Arquitecturas de las que este proyecto pretende hacerse eco, en el preciso marco de las Atarazanas del Grao, ejemplo de edificación que, en su origen, estuvo destinado a la construcción y reparación de embarcaciones dentro del intenso comercio marítimo de València y ahora reconvertido en espacio cultural museístico.
Hablamos de estructuras de hierro y de cemento que si bien, en su día, conformaron el tejido productivo y el paisaje industrial de muchas zonas de nuestra geografía, más tarde quedaron abandonadas fruto de la crisis o del cambio de paradigma económico. Estructuras que reflejan las huellas de cierto pasado fabril y que ahora se yerguen como fantasmas reacios al olvido.
Estas ‘Arquitecturas deshabitadas’, que Antonio Alcaraz, Jose Antonio Picazo, Rafa de Corral, Sebastián Nicolau y Xavier Monsalvatje muestran como ‘Visiones del patrimonio industrial’, son, en el fondo, testimonios de un paisaje cuya orografía es una mezcla de archivo documental, historia, reivindicación de la memoria y representación artística no exenta de un aire metafísico.
De esta manera, la exposición se presenta como una lectura y combinación “de esta riqueza patrimonial tan característica de la que dispone la ciudad”, en palabras de la concejala de Patrimonio y Recursos Culturales, Glòria Tello.
La edila ha señalado que “es bien importante que este pasado industrial no quede en el olvido y que estos edificios y construcciones, concentrados mayoritariamente en el margen izquierdo del río Túria, pero también en otros barrios, luzcan de la mejor manera posible”. En ese sentido, a modo de ejemplo, ha recordado el proceso de rehabilitación de chimeneas y de las naves del Parque Central, en el marco del plan municipal de recuperación del patrimonio. Asimismo, Tello ha subrayado “la importancia de explicar al vecindario, sobre todo a las generaciones más jóvenes, como era aquella València del pasado” y “mejorar nuestro conocimiento”.
5 artistas. 5 visiones del patrimonio industrial
“Afortunadamente, legisladores y gobernantes de diferentes países, ya han tomado conciencia del interés cultural y significado social de este tipo de patrimonio”, afirma Antonio Alcaraz, para quien, no obstante, “hay muchos intereses económicos en juego y, en ocasiones, la situación de esas fábricas en la ciudad y las grandes extensiones de terreno que ocupan pesan más que el valor patrimonial de las mismas, dificultando su conservación. Por ello es altamente valioso el registro fotográfico de esos elementos que están en peligro de desaparición”.
“Viejos edificios, ocupadores del espacio y estampa del progreso que se antojaba indeleble e imperecedero, son la huella de un impulso y de una época”, tal y como refrenda Xavier Monsalvatje, en tanto que “memoria reflectada en construcciones que fueron el espejismo de una nueva religión, surgida bajo el nombre del progreso, que durante el siglo XX se ve reconvertida o suplantada con una nueva creencia, pero esta vez con diferente máscara, más tecnocrática”.
En buena media, no lugares reconvertidos “en espacios que existen, pero que ya no se miran o no se quieren ver”, matiza Jose Antonio Picazo, a través de cuyo proyecto pretende edificar/registrar “un símbolo de la decadencia actual y de un necesario cambio de paradigma Es por lo que las obras realizadas para estos espacios quieren encontrase al mismo nivel de abandono y decadencia y con ello generar una metáfora sobre la necesidad de superar este modelo industrial en el que vivimos y que damos por intangible”.
Intangibilidades que anuncian cómo “el pálpito de la mortecina luz del crepúsculo parece dar paso a la iluminación fría de los blancos tubos de neón que toman el relevo al día y, de alguna manera, anuncian, o más bien desean, alguna aparición, aunque fuera espectral, que no llega a producirse”, desvela Sebastián Nicolau.
Un cosmos de visiones susceptibles de ser transmutadas en los hábitats imposibles de habitar de Rafa de Corral, “por lo deshumanizado de su naturaleza, sin dejar de recordarnos ciertas viviendas utópicas, muy lejos de la asepsia cartesiana y muy cerca de esos ámbitos de extrañamiento surrealista que carecen de toda capacidad real para albergar vida si no es con el vuelo de la imaginación”.
Es por ello que esta exposición en las Atarazanas del Grao pretende ser el foco de una reflexión en torno a esas huellas del pasado que, sin duda, dibujan el perfil de nuestro presente, al tiempo que animan a una contemplación estética no exenta de cierta ética en torno a tan singulares vestigios arquitectónicos.
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