Vicent Machí

#MAKMAArte
‘De lo que queda’, de Vicent Machí
Comisariado: Laura Silvestre
Organiza: Fundación Chirivella Soriano y Universitat Politècnica de València
Sala d’arcs
Fundación Chirivella Soriano
Palau Joan de Valeriola
Valeriola 13, València
Del 22 de abril al 25 de junio de 2023

El agua -dejó dicho Leonardo da Vinci- “es la fuerza motriz de toda la naturaleza”. Cuando esa agua deja de correr por las venas de sus cauces fluviales, a causa de obstáculos en su transcurso o sobreabundancia por un fuerte temporal, saliéndose de madre, entonces esa fuerza motriz se convierte en fuerza letal. Que es lo que ocurrió en el municipio valenciano de Gavarda en 1982, fruto de la rotura de la presa de Tous motivada por unas lluvias torrenciales.

Gavarda quedó partido en dos, por culpa de tan fatídica inundación. Aún hoy pervive la cicatriz que marca la división del pueblo en dos mitades, con las casas construidas en la montaña -a resguardo de futuras inclemencias- y las viejas reconstruidas que aguantan la fisonomía del antiguo municipio. Vicent Machí se hace eco de las consecuencias de aquella fiera destrucción acaecida hace más de 40 años, poniendo su creatividad artística al servicio de la memoria.

‘De lo que queda’, exposición de Vicent Machí en la Sala d’arcs de la Fundación Chirivella Soriano.

“Me interesa el registro de la propia realidad. No lo que vemos con los ojos, sino lo que queda como huella en la superficie pictórica. Evidenciar lo que no es tan visible”, explicó Machí durante la presentación de la muestra ‘De lo que queda’, en la Sala d’arcs de la Fundación Chirivella Soriano, organizadora de la exposición junto con la Universitat Politècnica de València.

Ese “registro físico” fruto de “una serie de derivas por Gavarda”, según apuntó Laura Silvestre, comisaria del proyecto expositivo, ha propiciado que en la obra de Vicent Machí queden, en cierta forma, impregnados los restos materiales de aquella trágica inundación. Platón entendía como mímesis esa representación de algo que se halla a gran distancia de la verdad.

‘De lo que queda’ es un intento por alcanzar esa verdad, no tanto tratando de imitar lo entonces acontecido, sino mediante el registro literal de las huellas depositadas en el terreno, en una suerte de hiperrealismo formal decantado a base de arrastres, frotamientos y desgarraduras sentidas en el propio lienzo.

Vista de la exposición ‘De lo que queda’, de Vicent Machí, en la Fundación Chirivella Soriano.

“La lona registra lo que queda de la localidad”, subrayó Silvestre, agregando después que los lienzos “son rasgados por el espacio físico real”, de ahí los “metapaisajes” a que dan lugar en cierto modo “el action painting, la performance y la pintura al azar” que practica Machí en su obra.

El trayecto y el viaje de Vicent Machí por esa Gavarda, entonces destruida por la acción salvaje del agua y ahora rememorada en su trabajo, tiene que ver con la paradoja que anida en el propio acto de transformar la herida en fuente de belleza. Allí donde antes hubo devastación, ahora hay resistencia al olvido, lo cual conlleva, de nuevo, un diálogo entre el dolor y la alegría por mantener vivo un territorio a punto de morir.

Silvestre se refiere a la obra de Machí -en el texto que acompaña la muestra- como integrada por “unos lienzos colmados de horizontalidad que acaban conteniendo una amplia paleta de grises y colores pardos, polvo y materia que hacen precisamente justicia a la diversidad del espacio urbano y a la infinita memoria vivencial de la calle, que queda plasmada entre agujeros y rasgaduras”.

Son esos agujeros y rasgaduras, a modo de huellas indelebles de un pasado que se quiere preservar como si fuera el recordatorio de nuestra propia fragilidad -aquel memento mori latino-, los que apuntan en dirección de la verdad que Platón decía hallarse a gran distancia en el arte mimético. Arte que Vicent Machí elude para registrar en sus lienzos la presencia misma de lo ausente.

Vicent Machí
Vicent Machí, junto a dos de las obras de su exposición ‘De lo que queda’, en la Sala d’arcs de la Fundación Chirivella Soriano. Foto: Jorge Pérez Zaera.