Tumbados a la bartola de lo cultural (IV). Foto Merche Medina

#MAKMAEstival | Tumbados a la bartola de lo cultural (IV)
Con Inés Ayala, Eduardo Guillot, Suso Giménez, Jero Cornelles, Isabela Alfaro, Borja Martínez, Áurea Ortiz Villeta, Mayda Bustamante, Ana Serratosa, Rocío Rojas-Marcos y Younes Bachir

“Las personas son como islas. En realidad nunca se tocan. Por muy próximas que estén, en el fondo se encuentran muy separadas”. Una frase –atribuida o rescatada de alguna de las ficciones de espías y villanos del novelista 007 Ian Fleming– que, desde el comienzo de la pandemia, me he ido encontrando en los muros sociales algunas tardes anodinas de scroll.

A buen seguro que ni Fleming ni ninguno de nosotros, acomodados ahora entre quitasoles y pantallas, podríamos vaticinar un contexto donde se representase la naturaleza física de aquel símil, con el que darle profundidad a alguno de sus personajes en mitad de un thriller.

Y qué mejor modo de rebatir el proverbio que a través de la comunicación, aunque esta sea con la proximidad que brinda la distancia ociosa del verano. Por ello, desde MAKMA ansiamos combatir ese síndrome de aislamientos y clausuras recurriendo a algunos amigos y colaboradores para que nos describan su mundo vacacional, con el que estrechar la distancia entre todas las islas posibles. Una serie de testimonios con los que posibilitar un estío de recobradas cercanías.

Inés Ayala. ‘Subastas y elixires bajo el ventilador y un Saatchi artehólico

En este extravagante y casero verano me he sumergido en el fascinante mundo de las subastas. Quiero entenderlas como una actividad en que erudición y comercio van de la mano. Cual partida de trivial, activo mis conocimientos sobre el mundo del arte: identifico y valoro objetos variopintos de forma rápida y audaz, mientras un frenesí especulativo me deja un margen limitado para hacer buenas pujas de aquello que me interesa. Inconscientemente, también construía perfiles psicológicos tanto de vendedores como compradores; hay quienes aprecian y respetan el arte y quienes simplemente especulan con dudosas intenciones.

Bajo mi incansable ventilador de techo de grandes aspas, como si devorase la mejor serie de TV, mis horas volaban así entretenidas y cada vez que conseguía algún objeto se me arrancaba una placentera sonrisa.

Recomiendo como lectura específica con humor ‘Me llamo Charles Saatchi y soy un Artehólico’.

Eduardo Guillot. ‘Escanciando el verano con la 36ª Mostra de València en el horizonte’

Con la inauguración de la 36ª Mostra de València en el horizonte (será el 15 de octubre), las vacaciones están siendo muy breves, porque la maquinaria del festival se encuentra ya a pleno rendimiento. Apenas ha habido tiempo para escaparse unos días al norte, disfrutar un poco de su gastronomía y hacer alguna visita cultural (el Chillida Leku o la galería Arte Up Arte).

El ritmo de lectura se ha mantenido con ‘El Museo de la Rendición Incondicional’, de la gran Dubravka Ugrešić, y con ‘La joven ahogada’, una fascinante novela de Caitlín R. Kiernan. En cuanto al visionado de películas, es constante por motivos laborales, pero prefiero reservarme los títulos más interesantes porque espero que formen parte de la programación de la próxima Mostra, que tenemos muy avanzada y que, aunque esté mal que yo lo diga, tiene una pinta estupenda. Os emplazo a descubrirlas en otoño.

Suso Giménez. ‘Un verano de infinitos continentes que suenan a Páramo

Ya acabando las vacaciones, esperando que este haya sido el último verano atípico y que en los próximos hayamos vuelto a la normalidad. Aunque, pese a todo, han sido magníficas, he echado de menos de manera muy especial el Festival del Ruso de Alarcón (Cuenca), que veníamos celebrando cada verano desde 2016 y que ya el año pasado no pudo celebrarse por la pandemia. Hubiera sido un lugar ideal para presentar el nuevo disco de Petit Mal, que lleva como título ‘Páramo’, una palabra muy adecuada para estos tiempos.

A falta de festival, he podido al menos disfrutar dedicando algunos ratos de mis vacaciones a leer, entre otros, el nuevo libro de Néstor Mir (músico polifacético con el que hemos tenido el placer de organizar El Ruso en todas sus ediciones pasadas y espero que también en numerosas futuras), titulado ‘Un inmenso e infinito continente’.

Jero Cornelles. ‘Saliendo a capturar la efímera sensación de vacaciones’

Hace mucho tiempo que deseaba tener y sentir, como si fuera un orgasmo o como cuando comes un plato exquisito que estalla en tu boca, la sensación de vacaciones. Esa sensación que no siempre te abraza, aunque tú se lo pidas a gritos, y que cuando llega no quieres que se marche; una sensación que, como todos sabemos, es muy caprichosa y es capaz de largarse en cualquier momento sin ni siquiera despedirse.

Afortunadamente, este verano mi amiga ha querido (podría no haberlo hecho) venir a visitarme en vacaciones en momentos como cuando miraba el mar en Cádiz y olía el protector solar en la piel de Eneko, o cuando bebía vino en Galicia, o cuando comía un salmorejo en Córdoba… Y, como en un juego, me abrazaba mientras yo me dejaba seducir por sus efectos…

Sí, han sido unas vacaciones movidas, de arriba abajo de la península en coche, donde, como con un cazamariposas, he intentado buscar y atrapar una sensación que este año ha sido muy generosa. La verdad es que ya estoy deseando a salir a capturarla, o al menos intentarlo, cuanto antes. Pero también sé que, precisamente porque se haya marchado sin despedirse, forma parte de su encanto.

Isabela Alfaro. ‘Entre la desconexión total y los preparativos del Festival Circuito Bucles’

Lo hemos pasado, en familia, ¡teta!, disfrutando a tope de las vacaciones en Formentera y Jávea. Encontrándonos con un sinfín de amigos y organizando planes diarios en los que Carla, nuestra hija, es la que más ha disfrutado… Pero también nosotros, porque ha sido un año especialmente duro, como nos ha pasado a la mayoría: con situaciones dolorosas e irreversibles, pero esto nos ha llevado a que las ganas y energía de disfrutar a tope haya sido nuestro objetivo diario.

En lo que se refiere a la cultura, he estado muy al tanto de lo que sucedía en el panorama de artes escénicas valencianas, alegando las ayudas del IVC, cuya previsión, en lo que se refiere a adjudicaciones, ha sido un tanto extraña y nos ha descolocado a muchos… Aunque con la esperanza de que en la próxima revisión haya habido un replanteamiento, favoreciendo a todos lo currelas que vivimos y ofrecemos cultura de calidad y accesible a la ciudadanía.

También he estado ultimando los preparativos de la nueva edición del Festival Circuito Bucles, que ya vamos por la novena, y que se celebrará en octubre de este año, y para el cual vamos a dar el pistoletazo de salida en septiembre. Yo estoy muy orgullosa de la programación y del equipo que lo componemos, grandes profesionales que nos movemos por pasión, intentando superarnos cada año y siempre dando un paso más allá con respecto a otras ediciones y a otros festivales. ¡¡El cartel y creatividades os van a flipar!!

Y como resumen, desconexión total, en el que he combinando familia, amor, humor, trabajo y salud, practicando yoga casi a diario y siendo muy feliz con los que me rodean.

Borja Martínez. ‘Oteando el verano a ritmo de caramelos de menta

Inauguré el verano saliendo por la noche por primera vez en casi año y medio. Fuimos a Clamores a ver a Rebe, esa estrella del pop de andar por casa, y luego a bailar sentados a la primera sesión San Junípero de El Cuerpo del Disco tras la pandemia, en la Sala El Sol.

En Sol, una tarde, me encontré pintando a Antonio López. Allí ha seguido yendo durante dos meses, y ver en acción al pintor español vivo más importante ha terminado por ser una de las atracciones estivales en Madrid. A su amigo Oscar Tusquets –también pintor, y arquitecto y diseñador (lo último, un botijo) y escritor– fui a entrevistarle a Barcelona después de haber leído su último libro, ‘Vivir no es tan divertido, y envejecer, un coñazo’.

Y volviendo en tren de Barcelona, disfruté de un tirón con ‘Canción’, de Eduardo Halfon. Por último, un descubrimiento valenciano: Caramelo de menta (1979), el único y olvidado disco en solitario de Julio Andreu, que fuera batería de Los Huracanes.

Áurea Ortiz Villeta. ‘Pasando el verano en buena compañía’

He aquí algunas cosas que he disfrutado, además de las charlas, cervezas y arroces con las amigas, en un verano que ha sido más bien urbano y tranquilo. ‘Inside’, el impresionante one-man show de Bo Burnham: cuánto talento y lucidez, qué barbaridad. ‘Hacks’, serie con la maravillosa Jean Smart en la piel de una ácida cómica de stand up: una delicia. La cuenta de twitter @pelidetarde. Las columnas de verano en CTXT de Yayo Herrero, llamada ‘Ausencias y extravíos’ e imprescindible, y Willy Veleta, ‘Dos en la carretera’, desternillante. Los vídeos de este último sobre el trabajo de exhumación de fosas comunes de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica (¡gracias por tanto!).

Acompañé con sumo placer al detective ‘Cormoran Strike’ y su socia Robin Ellacot en su pase a la pantalla. Como la cuarta temporada de ‘En terapia’ no me convencía, volví y me reenganché a las tres anteriores, mucho mejores, dónde va a parar, para pasar el rato con Paul Weston (grande Gabriel Byrne) y sus pacientes.

Releí ‘Esperáme en Siberia, vida mía’, de Jardiel Poncela (lo hago de vez en cuando y ya tocaba), que es el libro con el que más me he reído en toda mi vida. Leí y lloré conmovida ‘Las gratitudes’, de Delphine de Vignan. Todo mi agradecimiento a Filmin, la mejor plataforma, por recuperar ‘Hotel Fawlty’ (y por muchas cosas más).

Y, a causa de un largo artículo que debo entregar próximamente, he estado felizmente atrapada en las películas de los ochenta de Almodóvar, punk y salvaje en aquella volátil España de la Inmaculada Transición. Cosas de dedicarse a esto de la cultura: a veces la obligación deriva en placer.

Mayda Bustamante: «Con ganas de volver al temblor que me produce siempre defender lo que un día fueron sueños»

La palabra clama para transformarse en mar, montaña; la palabra busca revitalizarse y para eso necesita volar, posarse en nuevas historias; la palabra reclama nuevos sueños por eso las treguas son en ocasiones necesarias.

El primer semestre de este año fue muy intenso para mí: la publicación de la primera colección de Huso, ‘Palabras hilanderas‘, que en junio ha publicado siete joyas literarias y la edición de siete excelentes novelas y una de relatos. Y, por otra parte, la producción y distribución de la gira ‘Centenario Alicia Alonso’, con veintidós presentaciones por dieciocho teatros de España.

Nací en una isla, de modo que no es difícil entender que el mar me habite. Durante el mes de agosto ha bañado mi alma las aguas del Mar de Alborán y las del Golfo de Cádiz, pero también soy amante de la naturaleza en todo su esplendor. La belleza que concentra me salva de los inesperados tsunamis que en ocasiones te depara la vida, de modo que encontré tiempo para refugiarme indistintamente en la Sierra de Guadarrama y en el Teleno.

Algunas ciudades poseen un encanto especial para mí. Mis pies transitaron por los adoquines que circundan La Giralda y, con el asombro que siempre me produce, se deslizaron también por el Puente de Triana para contemplar desde la placidez las hermosas vistas del Guadalquivir. Cada viaje acompañada de afectos imprescindibles construidos con esmero a lo largo de los años.

Manuscritos pendientes fueron leídos (extraordinarios, por cierto) y pude sumergirme, además, en la lectura de dos novelas ajenas a la editorial: ‘Helena de todas partes’, la última creación de Gabriela Guerra, y ‘La voz dormida’, de Dulce Chacón, una deuda con una literatura necesaria, felizmente saldada.

Regreso renovada, con la ansiedad que provocan los nuevos retos: por primera vez Huso estará en la Feria del libro de Madrid con caseta propia, y veintidós de sus autores firmarán sus libros. Los tres libros de septiembre: ‘No voy a traicionar a Borges’, de José Luis Rodríguez Zapatero, dentro de la colección Palabras hilanderas; ‘Hotaru’, una sorprendente novela negra del escritor argentino Martín Sancia Kawamichi, y ‘Aquellos tiempos robados’, de Angeles Corella.

Y llegará octubre y noviembre con las obras de Lucie Faulerová, Mercedes de Diego, María Luisa Balaguer, Mercedes Gómez Blesa y Luis Martín.

Con ganas de volver al temblor que me produce siempre defender lo que un día fueron sueños y, hasta el último día de mi vida, dar espacio a otros. ¡Albricias por el privilegio de estar viva!

Ana Serratosa. ‘Entre amigos, ventanas góticas y biografías del silencio antes de empezar de nuevo’

La cultura está presente en nuestras vidas en todos los momentos del año, pero es en las vacaciones estivales cuando tenemos más tiempo de poder disfrutar de un viaje, de un buen libro, de un buen concierto, de una buena película, de una buena exposición, de una buena conversación con amigos, con los hijos; todas ellas son actividades que nos reciclan y nos regeneran para empezar de nuevo la rutina del trabajo.

Este año, en mi viaje a las Islas Baleares, ha sido la ciudad de Palma lo que más me ha sorprendido. Una ciudad limpia, restaurada, cuidada y con una actividad cultural de calidad. Galerías extranjeras que han abierto nueva sede en la ciudad, como la galería Baró, que arranca con una interesante exposición del artista Jose María Sicilia.

Muy recomendable también la galería Esther Schipper, que ha presentado en la casa museo Can Marquès una serie de obras de artistas internacionales que han intervenido los espacios del precioso palacio. La exposición de la galería Kewening, ya veterana en la ciudad, situada en la calle más comercial de Palma, Carrer Sant Feliu, nos presenta una gran instalación de Bernardí Roig en el Oratorio, que se puede contemplar desde la calle a través una maravillosa ventana gótica.

Para finalizar, recomiendo un libro: ‘La biografía del silencio’, del escritor Pablo d’Ors. Un tema interesante a reflexionar.

Rocío Rojas-Marcos. ‘Leyendo a Grossman, arropada ya por las olas del Estrecho’

El verano empezó con un salto rápido a Roma. La necesidad de salir de la jaula enmascarada en la que llevamos ya demasiados meses era imperiosa, así que Roma fue sanadora. Aunque pienso que cuándo no lo sería, cuándo huir a Roma no es siempre la mejor opción, en fin…

A la vuelta, trasladé el campamento a Tarifa, me senté de nuevo en la terraza que termina en la línea costera donde logro ver los edificios que ahogan la bahía de Tánger. Eso ocurre días muy claros de poniente, días regalados. Ahí sigo sentada mirando al horizonte, leyendo o paseando entre restos dejados por la marea cuando baja. Por la mañana la playa está casi vacía, los surfistas aún no han amanecido y puedo andar sin tener que esquivar tablas, velas o cables. Está reclusión es casi monacal, los días pasan a un ritmo a veces soporífero, pero qué maravilla saber que puedo dedicar el tiempo que desee a leer, por ejemplo.

Llevo todo el verano en el sitio de Stalingrado. La novela ‘Vida y destino’, de Vasili Grossman, con sus casi 1.100 páginas era una lectura difícil de abordar durante el año, necesitaba del tiempo que estoy pudiendo dedicarle. Así que ahí me encuentro, en mitad de un barrizal, angustiada por el hambre y el frío, pero al levantar la mirada, sigo arropada por las olas del Estrecho.

Younes Bachir. ‘Todos los ingredientes de un buen tajine del verano’

Este verano he tenido la suerte de pasarlo en tres lugares maravillosos y muy inspiradores. En mi ciudad de origen, Tánger, he disfrutado de los atardeceres en el largo paseo marítimo que conduce al puerto, bajo la Medina, y me recuerda al Malecón de La Habana. En la Costa Brava me he perdido con gusto por el Camí de Ronda, un camino introspectivo y meditativo por los acantilados entre Llançá y Colera.

Por ultimo, es un clásico para mí ir a Menorca y desconectar con amigos. Este verano he descubierto la Isla del Rey, donde se encuentra la nueva galería Hauser&Wirth. Actualmente exponen el trabajo abstracto de Mark Bradford, ‘Masses and Movements’, una colección muy sorprendente y potente sobre los movimientos migratorios a partir de mapamundis antiguos.

Como lectura, dos obras de Erri De Luca: ‘El contrario de uno’, cuentos sobre la soledad y la muerte, y ‘La natura expuesta’, una ficción que habla de lo profano y lo sagrado en el arte. ¡Me encantaron! En los oídos, he bailado a Fat Freddy’s Drop, una banda de Nueva Zelanda que mezcla dub, reggae, soul y jazz. ¡Genial!

Para acabar, en el terreno profesional, mi gran corazonada del verano es el encuentro artístico con la escultora italiana Roberta Bussato, una colaboración en mi próximo proyecto ‘Sculpture_Performance’.

Bueno, aquí os he dejado todos los ingredientes de un buen tajine del verano.

Tumbados a la bartola de lo cultural (IV). Foto Merche Medina
Veraneando en ínsulas junto a la orilla del mar. Foto: Merche Medina.

Merche Medina