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‘Paterna: memoria del horror. Las mujeres, guardianas de la memoria’, de Eva Máñez
Centre del Carme Cultura Contemporània
Museo 2-4, València
Hasta el 11 de junio de 2023

“Pero, ¿cómo hicieron esas mujeres que además tenían un doble estigma? Por rojas y por carentes de moral, esa moral judeocristiana fascista. ¿Cómo hicieron esas mujeres para tirar adelante con sus familias? Porque recordemos, esas mujeres no podían tener una cartilla en el banco, no podían tener propiedades, no podían trabajar. Les rapaban el pelo, les daban aceite de cecino, les obligaban a ir a limpiar el cuartel, les intentaban quitar a los hijos, las insultaban, recibían violencia sexual y de muchos otros tipos. Estas mujeres que sufrieron todos esos exilios exteriores e interiores, ¿cómo hicieron?”, preguntó Eva Mañez.

La fotoperiodista valenciana exhibe en el Centre del Carme de Cultura Contemporània (CCCC) ‘Paterna: memoria del horror. Las mujeres, guardianas de la memoria’, un proyecto compuesto por dos mitades que vertebran esta apuesta por reivindicar la importancia de la memoria democrática.

La primera consiste en un total de 15 fotografías reforzadas por unos didácticos pies de foto que relatan los procesos de exhumación de las fosas del franquismo que se iniciaron en Paterna (València) en 2016. La segunda reúne 60 testimonios en forma de retrato que muestran la lucha de las mujeres descendientes o viudas de los fusilados como herederas de la memoria.

Con más de cien fosas comunes y los restos de 2.238 fusilados del franquismo, Paterna está considerada como la ‘gran fosa común’ y el símbolo de la memoria histórica en España. El camposanto de Paterna es el primero en el que hay constancia de un fusilamiento tras la Guerra Civil y el segundo con más fusilados en la posguerra. Allí existen alrededor de 135 fosas comunes donde fueron depositados los restos de las víctimas de la represión franquista después de ser ejecutadas en el Terrer, situado a unos 500 metros del cementerio.

El erigido como ‘el paredón’ de España es símbolo de la lucha por la memoria histórica, por lo que Máñez comenzó a documentar en 2016 las que fueron las primeras exhumaciones científicas y públicas, respaldadas por la ley de memoria democrática. “En todo este proceso fotoperiodístico me fui encontrando con mujeres, y a la hora de crear algo más personal, me puse las gafas de color violeta que tenemos las feministas para dar enfoque de género”, detalló la fotógrafa, que puso especial hincapié en conocer esas historias de silencios y búsqueda que ahora reclaman verdad, justicia y reparación.

En la muestra, disponible hasta el 11 de junio en la sala Contrafuertes del CCCC, las 15 fotografías del proceso itineran un recorrido que muestra la crudeza de los cuerpos fusilados, las reacciones de los familiares y lo más clínico del proceso, provocando una mezcla de emociones entre la pena y la rabia que confluye en una mirada cabizbaja hacia el suelo del espacio expositivo, donde un rectángulo de adhesivo rojo a modo de fosa hace redonda la exhibición sin eclipsar el peso del material fotográfico colgado en las paredes, que, por supuesto, también acogen los 60 testimonios en modo libro catálogo.

Complementando la exposición, se tienen previsto celebrar hasta junio diversos talleres didácticos y las visitas guiadas ‘Contar la memòria’, destinados a los estudiantes de Secundaria. “Es importante contar con las aulas como una herramienta para sacar al alumnado del instituto y llevarlo a aprender a otros contextos”, sentenció Juan Salazar, del Aula Didàctica de la Memòria Democràtica, que agradeció al CCCC la posibilidad confluir a través de la dinamización de las exposiciones “para poder transmitir, sobre todo a las nuevas generaciones, esa tarea tan increíble que habéis hecho”, declaró.

Paterna. Eva Máñez
Diversas fotografías de Eva Máñez presentes en la exposición, cortesía del CCCC.

A su vez, Eva Máñez quiso mostrar sus agradecimientos, durante la inauguración de la muestra, al CCCC, al Aula de Memoria Democrática, a todas las mujeres, a la Conselleria de Memoria Democrática, (que ha hecho posible el libro catálogo que se va a reeditar junto con el Consorci de Museus), a la Plataforma de Familiares de las fosas de Paterna, a Esther López Barceló –autora de la hoja de sala–, a los historiadores Vicent Gabarda y Ana Aguado, a todas las asociaciones memorialistas, a todos los familiares de las personas de las fosas de Paterna y a todas las personas que están involucradas de alguna u otra manera con la memoria democrática.

Un total de 60 guardianas que, con la quebrada vidriosidad de sus miradas en los retratos, han vencido el mitificado silencio femenino ante el sufrimiento. “A partir de ti he descubierto que había muchas otras mujeres, yo me creía que estaba sola. Gracias por revivir a todos nuestros muertos”, confesó Encarna Tarín como testimonio. Abatir al miedo, escucharse y compartir –para sanar– el proceso catártico de las protagonistas a través del trabajo de Eva Máñez.