Patricia Gómez

#MAKMAArte
‘Inmersión. Cuerpos bajo control’, de Patricia Gómez y María Jesús González
Obra ganadora de la I Beca DKV ‘Dones per l’Art’
Atarazanas del Grao
Plaza Juan Antonio Benlliure, s/n. València
Del 14 de diciembre de 2021 al 13 de febrero de 2022

“No hay nada más aburrido y carente de poesía, por decirlo así, que la prosaica lucha por la existencia que te quita la alegría de vivir y te sumerge en la apatía”, le cuenta el novelista Antón Chéjov al editor Aleksei Suvórin en su ‘Cartas a Suvórin (1886-1891)’. Patricia Gómez y María Jesús González, flamantes ganadoras de la I Beca DKV ‘Dones per l’Art’ por su obra ‘Inmersión. Cuerpos bajo control’, transforman ese aburrimiento y carencia poética de la vida por la supervivencia, en un espejo donde observar las huellas de tamaña lucha con una mezcla de aspereza y aliento lírico.

Las bañeras recogidas en su obra, mediante cuatro moldes de escayola (dos que vienen a reproducir las procedentes del pabellón nº 6 del Hospital Psiquiátrico de Bétera y otras dos realizadas a modo de huellas dejadas por un cuerpo sumergido, antes y después de la operación de un cáncer de mama), simbolizan esa doble cara de las mencionadas pilas, en tanto recipientes de salud y enfermedad, terapéuticos y traumáticos.

‘Inmersión. Cuerpos bajo control’, de Patricia Gómez y María Jesús González. Imagen cortesía de la Beca DKV.

Precisamente aludiendo a ese ‘Pabellón Nº 6’, que del Psiquiátrico de Bétera nos traslada a la novela de Chéjov, el escritor ruso advertirá: “Las personas que ven con mirada administrativa y oficial los sufrimientos ajenos, por ejemplo, los jueces, los policías, los médicos, con el paso del tiempo y a fuerza de costumbre se endurecen hasta tal grado que, aunque quisieran, ya no podrían tratar a sus clientes de otro modo que no sea el formal”.

Patricia Gómez y María Jesús González se hacen eco de esa formalidad, alineando sus cuatro bañeras de escayola en riguroso orden, del latín ‘ordo’, en tanto filas o hileras al modo en que se configuran los granos que forman la espiga del trigo o las filas de soldados de un batallón. Formalidad que tiene que ver con esos “cuerpos bajo control” aludidos en el título de la obra ganadora que, junto a otras de la Col·lecció DKV, se expone en las Atarazanas del Ayuntamiento de Valencia.

La inmersión a la que ambas artistas nos someten con su obra fluctúa entre la fría descripción anatómica de las bañeras, en justa correspondencia con los cuerpos que han dejado su huella indeleble en tan asépticos contenedores, y el aliento poético que emanan, fruto de la conversión del objeto en testimonio vivo del sufrimiento acontecido.

‘Inmersión. Cuerpos bajo control’, de Patricia Gómez y María Jesús González. Imagen cortesía de la Beca DKV.

“Nos proponíamos trabajar”, señalan las artistas en el texto que acompaña a la obra, “con uno de los elementos que se repite y tiene una presencia muy significativa en toda institución psiquiátrica: las bañeras”. Bañeras que cumplen, a su juicio, una doble función: “terapéutica y normativa importante en el pasado”, al tiempo que cumplen “una función testimonial en el presente y tienen un gran potencial simbólico”.

Normatividad y simbolismo, de nuevo, dándose la mano en una suerte de pulso entre la función y lo que se resiste a doblegarse al molde, porque la subjetividad humana escapa al estrecho límite de su captura objetual. “La bañera también jugó un papel fundamental durante el tiempo que duró mi tratamiento de quimioterapia, ayudando a aliviar la angustia y el dolor, visualizando cómo las partículas malignas eran arrastradas con el agua al vaciarse la bañera”, comenta la artista afectada por la enfermedad.

Detalle de una de las bañeras del proyecto ‘Inmersión. Cuerpos bajo control’, de Patricia Gómez y María Jesús González. Imagen cortesía de Beca DKV.

Sabedora de que su cuerpo experimentaría una transformación, una vez operada, quiso registrar ese cambio en un molde de escayola dentro de la bañera, “como un acto de despedida de una parte del cuerpo y de toma de control de lo que me estaba sucediendo”. Si los artistas crean formas para elaborar su angustia, en tanto sujetos que, dada su vocación creativa, suelen asomarse con más frecuencia a los abismos de la existencia, Patricia Gómez y María Jesús González diríase que han sumado su natural tendencia investigativa al inesperado contacto con lo real de la salud violentada.

Las bañeras de ‘Inmersión. Cuerpos bajo control’ delatan esa doble faz de los objetos asociados a la experiencia humana: su carácter imaginario, en tanto ligado a vivencias confortables de las que el objeto es depositario, y el más áspero y siniestro, vinculado a todo lo contrario: allí donde el objeto concita experiencias amargas y desagradables que exigen, para ser soportadas, decantarse creativamente. Que es lo que hacen ambas artistas ganadoras de la Beca DKV, al sumergirse en tan honda afección.  

Bañeras del proyecto ‘Inmersión. Cuerpos bajo control’, de Patricia Gómez y María Jesús González, en Atarazanas del Grao del Ayuntamiento de Valencia.