Lamia Mohacht

#MAKMAArte
‘Infinitely looped over’
Tarlan Tabar, Nima Zaare Nahandi, Navid Azimi Sajadi
Volta Art Gallery
Carrasquer 8, València
Del 27 de mayo al 10 de julio de 2022

A Chuck Palahniuk, autor de ‘El club de la lucha’ -la obra que David Fincher llevaría luego al cine-, le sacan de quicio los estereotipos: “Es patético que no podamos vivir con las cosas que no entendemos. Que necesitemos que todo esté etiquetado, explicado y deconstruido. Aunque sea del todo inexplicable. Aunque sea Dios”. Lamia Mohacht, en tono más comedido, pero igual de rotundo, huye de los estereotipos que la podrían encasillar en el papel de artista, mujer y árabe, para proclamar: “El máximo compromiso del artista es interrogarse por el ser humano”.

Lo dice sin necesidad de tener que dar más explicaciones acerca del trabajo que, desde hace ya un año, viene desarrollando en su sala Volta Art Gallery, de la calle Carrasquer en Valencia: “No pretendo reivindicar nada, ni luchar contra algo, sino que formo parte de las dos escenas, haciendo de puente entre ellas”. Se refiere a la escena del arte contemporáneo que tiene lugar en Valencia y la que viene de países como Marruecos -de la que procede- o Irán, de la que ahora se hace eco reuniendo la obra de los artistas Tarlan Tabar, Nima Zaare y Navid Azimi en la exposición ‘Infinitely looped over’.

Vista de la exposición ‘Infinitely looped over’. Imagen cortesía de Volta Art Gallery.

Esas cosas que no entendemos, y a las que se refiere Palahniuk, son las que a Lamia Mohacht le interesan a la hora de calibrar los proyectos que quiere para su galería: es decir, arte en estado puro; arte como vehículo privilegiado para mostrar lo que excede a la fácil comprensión de cuanto nos rodea, allí donde las consignas y las etiquetas ceden para dar paso a una eclosión de sensaciones que movilizan múltiples interrogaciones.

“La idea general de la galería es trabajar con artistas locales y residentes en España. Navego entre las dos escenas de Rabat (Marruecos) y València, y desde que empecé a estudiar aquí hace ya unos años, la evolución artística de cuanto acontece en mi país de origen y otras culturas, como la iraní, ha sido increíble”, apostilla quien alude a la exposición ‘Trilogía marroquí 1950-2020’, que acogió el pasado año el Museo Reina Sofía y que, a su juicio, “refleja muy bien esa evolución del arte en Marruecos, con una primera generación de artistas en los años 60, hasta la actualidad”.

Lamia Mohacht, en su sala Volta Art Gallery, con la exposición ‘Infinitely looped over’. Imagen cortesía de la galería.

Dice Mohacht que trabajar con contextos parecidos al marroquí le interesa sobremanera, “porque están teniendo una evolución paralela y su relación con Occidente es también similar”, para subrayar a continuación que “en Francia tienen más conocimiento que en España de los artistas que pertenecen a regiones como Marruecos o Irán. Aquí es todo más hermético todavía, por eso me interesa abrir este espacio a todas esas propuestas diferentes”.

“Yo misma” -añade- “no encajo con el estereotipo que se suele tener de una mujer árabe. He estudiado Bellas Artes y, cuando alguien se sorprende, le digo que yo soy marroquí, solo que no soy la marroquí que tú tienes en la cabeza. Los clichés existen, pero hay mucho más que lo que estos pretenden encerrar”.

Fotografía ganadora del World Press Photo 2006, obra de Spencer Platt.

Sale a colación la fotografía ganadora de la edición de 2006 en World Press Photo, realizada por Spencer Platt, en la que se ve a cuatro mujeres jóvenes en un coche rojo descapotable conducido por un hombre, mientras se pasean por un Beirut derruido por la guerra. Imagen polémica puesto que fue objeto de duras críticas hacia esas jóvenes supuestamente frívolas, en semejante contexto bélico. Luego se demostró que esas jóvenes visitaban con pavor su barrio destrozado, portando una vestimenta habitual entre la juventud de la ciudad libanesa.

“Es que Beirut es una locura. Líbano es uno de los países donde más operaciones de cirugía estética se hacen. Y, claro, la gente quiere enseñar, no quiere pasar discreta; son gente muy llamativa”, explica Mohacht, arrojando esta reflexión: “Que el estereotipo se rompa es cuestión de tener la información adecuada”.

Su filtro, más allá de los estereotipos de los que ni siquiera huye, sino que tan solo deja de lado para centrarse en lo esencial, “es traer buenos proyectos”. “Me quedo con el arte y no quiero reivindicar ni forzar nada. Quiero que la gente reconozca lo que hay de familiar en el otro”, agrega.

Obras de Navid Azimi, en la exposición ‘Infinitely looped over’. Imagen cortesía de Volta Art Gallery.

Para esta ocasión ha optado por los artistas iraníes Tabar, Zaare y Azimi, ligados por ese bucle que aparece en el título expositivo: ‘Infinitely looped over’ (En bucle infinito). El matemático Alfred North Whitehead se refirió a ese infinito de la siguiente manera: “Nuestras mentes son finitas y, sin embargo, incluso en estas circunstancias de finitud, estamos rodeados de posibilidades infinitas, y el propósito de la vida es captar todo lo que podamos de esa infinitud”.

“El título de la exposición parte de la obra de Nima Zaare a la hora de contemplar los ciclos del universo”, señala Lamia Mohacht, aunque el tratamiento de la mitología por parte de Navid Azimi y la “superposición de sus propios procesos de pensamiento”, en el caso de Tarlan Tabar, termina por vincular los tres proyectos en torno a ese bucle que escapa a la idea de encierro alrededor de una idea obsesiva. “Si te quedas solo con las dos dimensiones, pues sí, pero trasladado a las tres dimensiones es algo continuo en el tiempo”, explica la galerista.

Navid Azimi ha estudiado en Teherán y luego en Italia y es de una generación de mujeres galeristas, resalta Mohacht, para apuntar que su trabajo es sobre el espacio: “Es muy instalativo”, subraya, al tiempo que resulta “muy mágico”, interesándole el tema de la mitología, los rituales, las civilizaciones y los símbolos. “Incluye frases como si fueran talismanes. Hay tensión en su obra”, añade.

Obras de Tarlan Tabar, en la exposición ‘Infinitely looped over’. Imagen cortesía de Volta Art Gallery.

Una serie de mujeres formando con su cuerpo la posición del puente en diferentes colores, aparecen luego asociadas e incluso fagocitadas por el paisaje exterior y diversos animales fantásticos que diríase las poseen. Son mujeres cautivadas por su propia fuerza interior ligada con esa otra que procede de fuera, en una especie, ahora sí, de bucle interrogativo acerca de esa potencia entre mística y siniestra.

Tarlan Tabar estudió y vive en Teherán, trasladando a su obra “historias autobiográficas, pero sin explicitar lo que ocurre en cada una de ellas”, asegura Mohacht, mostrando tres series de esta artista. “Aquí hay unas chicas de fiesta y parecen diferentes personas en distintas horas del día”, agrega quien manifiesta su sorpresa por el panorama artístico iraní: “Hay una escena increíble en Irán”.

Tabar, al igual que Azimi, también inserta la figura en su obra, la cual se diluye en ocasiones con el paisaje como si fuera un fantasma, dando lugar en otros momentos a cierto licuado de la forma, en un proceso diríase emparentado con los tres estados del agua: sólido, líquido y gaseoso.

Obras de Nima Zaare, en la muestra ‘Infinitely looped over’. Imagen cortesía de Volta Art Gallery.

Con Nima Zaare llegaríamos al punto y final de la exposición o bien todo lo contrario: a su instante inicial o iniciático, porque, en el fondo, se trata de un viaje en bucle por los distintos estados perceptivos de la mente humana, que es donde se forja todo. “Está ligado con su formación inicial que es matemática”, señala Mohacht de una obra donde “no hay sombras proyectadas”.

Esa falta de sombras provoca que los objetos -ya sean columnas, ciertas ruinas o máscaras- adquieran ese carácter ingrávido ligado a un tiempo inmemorial tan distante como fugaz, tal y como sucedía en ‘2001, una odisea en el espacio’, del cineasta Stanley Kubrick, en la famosa secuencia que, por montaje, fusiona un hueso prehistórico lanzado al aire con una nave espacial surcando el cielo.

“Hay una reflexión detrás de la obra de Nima [Zaare], quitándole peso a su propia existencia y partiendo de la idea de que el universo existe antes de nosotros y se rige por las mismas reglas”. Esa conexión en bucle entre el pasado y el futuro atraviesa el conjunto expositivo. “La matemática es el lenguaje para entender estos fenómenos, porque es algo universal”, concluye Lamia Mohacht.

Lamia Mohacht, en la exposición ‘Infinitely looped over’ de su sala Volta Art Gallery. Imagen cortesía de la autora.