La vaquilla. Berlanga

La derrota nacional | Luis Alegre
‘La vaquilla’ (1984, producción | 1985, estreno en España)
MAKMA ISSUE #04 | Centenario Berlanga
MAKMA, Revista de Artes Visuales y Cultura Contemporánea, 2021

Durante la guerra civil española, en el Frente de Aragón, Perales, un pueblo de la zona nacional, anuncia, como actos festivos, el encierro de una vaquilla, un banquete y un baile popular. Un grupo de cinco republicanos que descansan en las trincheras cercanas, para que la tropa no se desanime, se disfrazan de nacionales y entran en el pueblo con la intención de robar la vaquilla y ofrecérsela a sus hombres para que se la coman. Pero nada sale como desean y los republicanos vuelven fracasados a su campamento. Al final, la vaquilla muere en tierra de nadie.

Entre los 17 y los 20 años, Luis García Berlanga sufrió algunos horrores que revolucionaron su modo de ver el mundo. Durante la guerra civil española sirvió de enfermero en el frente de Teruel y vio cómo su padre José, político republicano, era condenado a muerte; luego, en Rusia, con la División Azul, padeció la Segunda Guerra Mundial. No disparó un solo tiro ni fue responsable de la muerte de nadie. Pero aquellas pavorosas experiencias le volvieron un ser desencantado y escéptico y generaron en él un odio atroz a la violencia, el fanatismo ideológico y, especialmente, al enfrentamiento entre compatriotas.

Él era hijo de un padre liberal y agnóstico y una madre muy católica y conservadora que le habían mostrado que la armonía entre las dos Españas era posible. Su gran trauma fue advertir que esas dos Españas se habían destruido. Como tantos españoles, desarrolló una relación obsesiva con la Guerra Civil, que destrozó su juventud y, en sus propias palabras, “la alegría y la economía del país”.

Centenario Berlanga
Portada de MAKMA ISSUE #04 | Centenario Berlanga. Diseño: Cruz más Cruz. Cartel: Cruz Novillo.

Siempre pensó que en esa guerra casi todos habían salido derrotados, hasta los que creían haber ganado. Según él, la auténtica vencedora de la guerra fue la Iglesia católica, que impuso desde entonces su poder y su moral.

Resulta muy revelador que, a mediados de los años 40, cuando ya tenía clara su vocación, la primera historia que Berlanga imaginara para el cine fuera una comedia que ofrecía una mirada sobre la guerra española completamente insólita: insinuaba la derrota colectiva e incluía una propuesta de reconciliación nacional.

Desarrolló un argumento que, a finales de los años 50, acabó de perfilar y convertir en guion en compañía de Rafael Azcona, el genial guionista que acababa de entrar en su vida. Con diversos títulos –’Los aficionados’, ‘Tierra de nadie’–, el guion se sometió a la censura en diversas ocasiones, pero, como era previsible, nunca contó con la bendición del régimen.

Parece hasta increíble que Berlanga fuera tan ingenuo como para pensar que una comedia pacifista que dibujaba la derrota de todos los españoles pudiera ser digerida por una dictadura sostenida en la violencia y en la convicción granítica de que una España, la suya, había triturado a la otra.

Berlanga tuvo que esperar demasiado para ver cumplido su sueño. En 1984, unos 40 años después de imaginarla, pudo rodar esa historia que, finalmente, tituló ‘La vaquilla‘. Pero, de algún modo, esa película era hija de su tiempo: conectaba maravillosamente con el espíritu de la Transición que acababa de concluir.

La vaquilla. La derrota nacional
Cartel de ‘La vaquilla’ realizado por Álvaro Cano Mínguez para el proyecto ‘Berlanga Ilustrado‘.

Berlanga contó con un productor clave en su carrera, Alfredo Matas, el mismo que había arropado ‘Plácido‘, ‘Tamaño natural‘ y la ‘Trilogía Nacional’ (‘La escopeta nacional‘, ‘Patrimonio nacional‘ y ‘Nacional III‘). El presupuesto, 250 millones de pesetas, y la duración del rodaje en Sos del Rey Católico (Zaragoza) –unas doce semanas entre agosto y octubre de 1984– fueron excepcionalmente altos.

El reparto mezcló a cómicos clásicos del cine de Berlanga (Agustín González, Amparo Soler Leal, María Luisa Ponte) con clásicos del cine español (Alfredo Landa, José Sacristán, Valeriano Andrés, Fernando Sancho o Adolfo Marsillach, que sustituyó a Luis Escobar por problemas de salud) y figuras emergentes (Santiago Ramos, Guillermo Montesinos, Carlos Velat, Carlos Tristancho o Juanjo Puigcorbé).

Victoria Abril estuvo cerca de interpretar a la chica protagonista e, incluso, existe una foto de ella con Berlanga en el lugar de rodaje. Pero, por alguna razón, la actriz se apartó del proyecto. La siguiente opción de Berlanga, Ana Gracia, tampoco pudo aceptar por la coincidencia con otro trabajo que tenía comprometido. Finalmente, Violeta Cela, que había destacado en la serie ‘Juanita La Larga’, fue la elegida.

Un día de finales del verano de 1984, mi amigo Alberto Sánchez me hizo una propuesta irresistible: acompañarle a Sos del Rey Católico y entrevistar a Berlanga para la revista Cine Nuevo. Yo tenía 22 años y la primera entrevista de mi vida se la iba a hacer a una de las personas más importantes de mi vida. Berlanga se mostró encantador. Al final de la entrevista, le pedí que me dedicara un librito de cine dedicado a él.

Cuando le conté que me llamaba Luis Alegre y que era de Lechago, un pueblecito de Teruel, me soltó esto: “¡Pero si mi madre era de un pueblo de Teruel y se llamaba Alegre de segundo apellido! ¡Igual tú y yo somos parientes!”. Seguimos charlando y me animó a quedarme en Sos y hacer de figurante de ‘La vaquilla’. Esa era otra oferta que ni loco yo iba a rechazar.

Pasé cuatro semanas en Sos completamente inolvidables. Hice de soldado nacional y de republicano, según convenía, bailé la jota en una secuencia y viví el rodaje como una fiesta, feliz por sentirme dentro de los míticos planos secuencia y completamente ajeno a algunos conflictos –como los que hubo entre Berlanga y ciertos actores– de los que supe luego.

‘La vaquilla’ se estrenó el 8 de marzo de 1985. La acogida del público fue muy calurosa. Mis padres Alberto y Felicitas fueron a ver la película tres veces, con la ilusión de distinguirme entre la figuración. Pero, como en una película de Berlanga, fue una ilusión truncada. Ahora bien, que me quiten lo bailao.

Luis Alegre
Cineasta y escritor, autor, con el ilustrador El Marqués, de ‘¡Hasta siempre, Mister Berlanga!‘ (Random Cómics, 2020)

Este artículo fue publicado en MAKMA ISSUE #04 | Centenario Berlanga (junio de 2021).