La Chachi. TEM

#MAKMAEscena
‘Los inescalables Alpes, buscando a Currito’
Idea original, dirección e intérprete: María del Mar Suárez La Chachi
Teatre el Musical (TEM)
Plaza del Rosario 3, València
Domingo 3 de marzo de 2024

El pasado 3 de marzo, la bailaora y actriz malagueña Maria del Mar Suárez, más conocida como La Chachi, visitó el Teatre El Musical de València para mostrar su nueva obra artística, ‘Los inescalables Alpes, buscando a Currito’. La pieza, premiada por su flamenco underground, expresa la búsqueda del amor en el siglo XXI desde la tragedia, rompiendo las barreras típicas de este arte, pero sin perder su esencia.

¿Qué inspiró el título para este espectáculo?

La obra comenzó a gestarse en el confinamiento, donde iba recogiendo imágenes, palabras, premisas o músicas que me vibraran. Fue ahí donde apareció el motivo de escalar los inescalables Alpes para buscar ese amor que nunca encuentro. Además, está relacionado con el amor paterno del que nunca disfruté y por eso termino el título con “buscando a Currito”.

¿Cómo describirías la experiencia del público que asistió al Teatre El Musical?

Ha sido una experiencia mística conjunta. Se trata de una peregrinación en tiempo real, musical y corpórea. Un mantra que repite el himno de la Hermandad de Triana a la Virgen del Rocío y un cuerpo que no para hasta llegar a su límite: aparece el delirio, lo vulnerable, lo ridículo, catarsis en estado puro. El público hace el camino junto a nosotras y termina siempre queriendo que muera.

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En esta ocasión, has incorporado elementos del krump, un estilo de baile callejero. ¿Cómo se integran el flamenco y el krump en esta producción y qué mensaje esperas transmitir con esta fusión de estilos?

El krump aparece como nueva fisicalidad hibridada al cuerpo flamenco. Es un estilo agresivo, denso, fuerte, con mucha tierra, con una expresión fascinante en los brazos y una disociación del cuerpo super atractiva. Mientras que el krump me rompe, creando algo monstruoso dentro de mí, el flamenco me abraza, me mece y además, genera belleza.

En ‘Los inescalables Alpes’ exploras la idea del amor en el siglo XXI, alejado de una consideración romántica. ¿Qué aspectos del amor y la superación destacarías de la obra?

Actualmente, las parejas no suelen durar para toda la vida. Continuamente estamos buscando amor: desaparece, te levantas y sigues buscando; así, incansablemente. Esta metáfora columna la pieza y es extrapolable a otros motivos. La relación con mi padre queda dentro de la dramaturgia interna ya que mi relación con el amor está muy influido por este hecho. Sin embargo, el público hace una interpretación personal del viaje, pero el motor de la pieza es la eterna insatisfacción humana.

¿Qué papel desempeñan los músicos Lola Dolores, Francisco Martín e Isaac García en la expresión de la historia que se cuenta en el escenario?

Ellos son meros acompañantes del camino, forman parte del viaje porque es conjunto. Tanto mi peregrinación como la de ellos van de la mano, al igual que el público. Ellos son el soporte musical del camino, y se consagra un viaje místico.

La Chachi. TEM
La Chachi durante un instante de ‘Los inescalables Alpes, buscando a Currito’. Imagen cortesía del TEM.

Se menciona que tu trabajo se inscribe en una tendencia de ruptura y revalorización del flamenco. ¿Cómo te sientes al ser comparada con otros artistas influyentes como Niño de Elche, Israel Galván o Rocío Molina?

Siempre es un honor que te comparen con estas figuras, pero nunca me he sentido identificada porque mi trabajo como creadora se ha desarrollado bajo la identidad contemporánea. Yo, como figura, no soy una flamenca que se ha consagrado como tal, sino que, desde el primer momento, mi trabajo ha podido identificarse por el uso del contemporáneo.

Hablas de que tu trabajo se ha visto influido por figuras poéticas y literarias como Valle-Inclán. ¿De qué modo se aprecia en tu trabajo?

A nivel temático, siempre he tenido fascinación por el comportamiento humano, por lo que siempre me gusta dibujar una humanidad ridícula. Algunas veces, he puesto el ejemplo de Valle-Inclán porque se trata de mirar una sociedad desde un espejo cóncavo. Además, mi mirada al mundo es, muchas veces, paralela a la del poeta. Siento una gran fascinación por los cuerpos imposibles, por las deformidades y por generar una crítica desde la comicidad.

¿Qué crees que ha llevado a este espectáculo a ser merecedor del premio Godot 2022 al mejor espectáculo de danza?

Creo que puede tratarse de la ruptura que hago con la puesta dramatúrgica. Me someto a una sola premisa en base a la búsqueda del amor o la insatisfacción, dentro de un bucle musical del himno de la Hermandad de Triana y un cuerpo que no se para, en la que me expongo a una improvisación que comienza a dibujar nuevas posibilidades. Para mí, se trata de un precipicio; cada vez sale de una manera. Te conduce a una catarsis y un delirio que quizás no hayas visto nunca.

Desde 2008, has estado innovando y distorsionando el lenguaje flamenco para adaptarlo a tu propio estilo. ¿Qué te llevó a explorar esta hibridación y cómo ha influido en tu arte?

Soy bailaora desde los 4 años y actriz. Me licencié tanto en Arte Dramático como en Flamenco, pero al conocer el mundo de la interpretación y las nuevas dramaturgias mi cabeza comenzó a crear ideas para llevar el flamenco a otros conceptos, como generar nuevas formas de contar historias, llegar a momentos incómodos, alcanzando límites y creando nuevos discursos y estéticas.

Nunca me he sentido identificada con la intelectualidad ni el mundo flamenco. Soy una ravera que ha vivido en camiones y me considero outsider de nacimiento. Mi mirada al arte parte del inconformismo. Siento curiosidad por el juego y la transgresión. En definitiva, busco otras posibilidades que destaquen al lado de las ya existentes.

Tu primer trabajo, ‘La gramática de los mamíferos’, recibió varios premios importantes. ¿Qué significó este reconocimiento para ti como creadora emergente en la vanguardia andaluza?

Fue un regalo enorme porque, siendo el primer trabajo, recibir este tipo de premios hace un poco de fuerza. A nivel personal, aumentó mi confianza, empecé a sentir que no hacía tonterías y me dio pie a seguir haciendo lo que tanto me gustaba.