‘Fieras’, de Estefanía Martín Sáenz
Galería Gema Llamazares
Instituto 23, Gijón
Del 22 de noviembre de 2019 al 11 de enero de 2020
Inauguración: viernes 22 de noviembre a las 20:00

Como un número místico, o como un código secreto, el 10 del 10 de 2010 me encontré ante Sekhmet, ‘La más poderosa’, ‘La invencible’, la diosa egipcia con cara de leona que simbolizaba la fuerza, la que era considerada diosa de la guerra y también de la curación.

‘Espera y verás’, de Estefanía Martín Sáenz. Fotografía cortesía de la galería Gema Llamazares.

Como un rompimiento de gloria, la luz entraba de manera cenital en su templo de Karnak. El guía nos leyó la oración que se utilizaba para invocarla y, de pronto, ante mí, surgió su poderosa magia. Cualquiera que haya estado allí sabe que no miento; la teatralidad y el poder de la sugestión que tan bien sabían producir los egipcios por medio de esas escenografías, luces, sombras y máscaras, tan bien escogidas, hará reconocible ese instante en su persona.

Estefanía Martín Sáenz, propone con ‘Fieras’, en la galería Gema Llamazares de Gijón, un empoderamiento individual (y colectivo) que está cargado de códigos, de escenografía, de teatralidad y, en el fondo, a pesar de la gran mentira que podrían interpretarse de los personajes de una obra, de absoluta verdad. A lo largo de la historia del arte la figura de la mujer, siempre musa, siempre sumisa, siempre adornada de lo que el hombre (varón) quería o presuponía de ella, ha otorgado a las mujeres una máscara que nada tiene que ver con la verdadera mujer que hay tras esa representación. Han sido siglos de lectura errónea de cualquier escena, de cualquier papel que presuponemos en las representaciones plásticas que hoy, afortunadamente, podemos releer y reenfocar.

‘Me muerdo la lengua’, de Estefanía Martín Sáenz. Fotografía cortesía de la galería Gema Llamazares.

Siempre que hablo de Sekhmet termino, inevitablemente, hilvanándola con la figura central (y femenina) de ‘La libertad guiando al pueblo’, de Delacroix. Marianne, como se la denomina en Francia, es un icono del Romanticismo y de un auténtico cambio social y económico de la Europa del siglo XIX. La Revolución francesa, la Revolución Industrial…; en definitiva, ¡la revolución! Una revolución que, en estos días, traducimos casi gráficamente a las reivindicaciones feministas de las Femen. Mujeres que con sus pechos al aire reivindican una nueva ética.

Estefanía recurre a lo contrario, a tapar, a enmascarar, a ocultar los rostros de las mujeres que representa en esta serie. Mujeres, todas ellas, distinguidas o reconocidas por alguna razón, no solo por un rasgo físico, sino por su quehacer, por su profesión, por su mente, por sus hechos. La máscara que Estefanía les otorga –femenina, delicada (por los materiales que utiliza)–, resultan, a su vez, terriblemente características, terriblemente intimidantes, terriblemente poderosas. Personajes que las mujeres representamos, hasta siendo nosotras mismas, en las diferentes facetas de la vida: madres, editoras, artistas, críticas, comisarias, diseñadoras, creadoras, hijas, nietas, parejas, hermanas…; mil facetas que nos hacen cambiar de piel cada pocos instantes, pero que nuncanos hacen perder nuestra esencia, esa esencia que Estefanía nos ayuda a concentrar como en un elixir…

El procedimiento es el siguiente: la artista hace un breve cuestionario, igual para todas las mujeres representadas (rasgo que te identifica, palabra, color…), extrayendo, así, todo nuestro potencial, pero (ojo) no con el que nos ven, sino con el que nosotras nos identificamos, nos representamos. Papeles con los que, probablemente, nos sentimos cómodas o con los que nos hemos visto obligadas a enfrentarnos a los condicionantes sociales de los que, hoy, la artista nos hace desprendernos.

‘Yo es que hago magia’, de Estefanía Martín Sáenz. Fotografía cortesía de la galería Gema Llamazares.

Podría parecer que Estefanía nos hace estar protegidas con las máscaras, cuando en realidad nos ha hecho desnudarnos, bucear, enfrentarnos y entendernos con nuestros rasgos más característicos y confesar nuestras fortalezas y debilidades.

Heroínas, al fin y al cabo, es lo que representa EMS con esta serie. Al igual que los superhéroes de ciencia ficción, somos nosotras, las mujeres, las heroínas, las fuertes, las poderosas, con presencia…, y reales, las que, probablemente, en ocasiones invisibilizadas, tapadas, tamizadas, pudorosas por los logros, no nos habíamos visto así: enigmáticas, colectivas, pioneras, portadoras de esos códigos que nos hacen diosas, únicas…, guerreras y, a la vez, dadoras y receptoras de los cambios más poderosos de nuestra existencia.

Con ‘Fieras’ –que podremos ver en la galería asturiana desde el 22 de noviembre hasta principios del próximo año–, Estefanía Martín Sáenz hace un ejercicio de visibilidad y empoderamiento que, como viene siendo habitual en su trayectoria, tamizado con un lenguaje y estética refinada y elegante, resulta una cuidada y cruenta reflexión para el que, como ya reflexionaba Gibrán, el hombre se vuelva loco al desposeerse de toda máscara, arrancadas estas por los dioses; pero sea en esa conversión a la locura cuando, realmente, encontremos la libertad.

‘Mira mira’, de Estefanía Martín Sáenz. Fotografía cortesía de la galería Gema Llamazares.

Noemí Méndez