Fahrelnissa Zeid

‘Elles Font l’abstraction’, comisariada por Christine Macel
Centre Pompidou Paris
Hasta el 23 de agosto de 2021

En 1936, el Museo de Arte Moderno de Nueva York trazaba, con una exposición titulada ‘Cubismo y Abstracción’, lo que hasta ahora hemos entendido como historia vanguardista. Fue una de las principales exposiciones de ese año y uno de los puntos de referencia para ciertos tipos de abstracción occidental: todos los artistas, menos tres, eran hombres. Nos presentaban a Robert Delaunay, pero no a Sonia Delaunay; también al fotógrafo Alfred Stieglitz, pero no a Georgia O’Keeffe. Por supuesto estaba Picasso, pero ni rastro alguno de Dora Maar.

Eso es lo que pretende arreglar ‘Elles font l’abstraction‘, la exposición que inaugura el Centro Pompidou Paris, cuyo objetivo es trazar la contribución de las mujeres artistas al arte abstracto a través de 106 creadoras y más de 500 obras que transitan de 1860 a 1980. Este arte abstracto en femenino permite descubrir artistas inéditas tanto para los especialistas como para el público en general. La muestra destaca un trabajo que ha sufrido falta de visibilidad, reconocimiento, y el error de haber sido pasado por alto. Así, explora las trayectorias de estas artistas eclipsadas en la historia de la abstracción.

Elles Font l’abstraction
Obra de Verena Loewensberg presente en la exposición ‘Elles Font l’abstraction’.

El porqué de la exclusión hacia las mujeres artistas en las vanguardias lo explicaba al diario Le Monde la comisaria de la exposición, Christine Macel, del siguiente modo: “Los más conocidos son los relacionados con los criterios sociológicos, el acceso a la educación artística y, sobre todo, la situación de la mujer en general hasta los años 60, que limitaba –incluso bloqueaba– su reconocimiento. Muchas se adentraron en la abstracción y creyeron que ese lenguaje portador de valores universalistas les permitiría escapar de este problema, pero no fue así”.

“Hasta el periodo feminista de los años 70 –prosigue Macel–, la historia del arte escrita principalmente por hombres privilegiaba en sus relatos a los artistas masculinos. Hoy en día, está claro que el arte no tiene género –aunque los artistas sí lo tengan–, la historiografía ha entrado en una nueva era; especialmente en la última década están siendo reconsideradas, reestudiadas y reexhibidas”.

La exposición ha querido tratar a sus protagonistas de manera uniforme, sin resaltar a ninguna porque la finalidad del Pompidou es escribir un discurso ignorado, tejer un nuevo hilo en la historia del arte. La muestra revuelve varios presupuestos históricos de la cronología vanguardista y cuestiona viejos modelos.

Elles font l’abstraction. La artista Lynda Benglis trabajando en un proyecto encargado para la Universidad de Rhode Island en 1969.
La artista Lynda Benglis trabajando en un proyecto encargado para la Universidad de Rhode Island en 1969 y publicada en la revista Life en 1970.

En su cartel, eso sí, vemos a una Linda Benglis de espaldas, casi manchada de pintura. Benglis inventó un nuevo formato con sus célebres cuadros caídos, pinturas que parecían desprenderse y confundirse con escultura. Amplió la técnica de goteo de Jackson Pollock y la elevó a tres dimensiones, derramando goma líquida directamente sobre el suelo. La revista Life la capturó con las manos en látex pigmentado, iniciando una de sus alfombras psicodélicas, y es la que ha elegido el Museo Pompidou para representar esta exposición. Rechazando la orientación vertical –así como el lienzo, el bastidor y el pincel–, los vaciados van más allá de las convenciones de la pintura de caballete.

Otro de los nombres es el de Vera Pagava y su ‘Grand vile’, que destila una espiritualidad que invita a la meditación poética. En la serie ‘Ciudades’ los edificios se transforman en un conjunto de rectángulos pálidos entrelazados en juegos de luz y transparencias.

También se podrá ver la serie ‘Caos Primordial, Pinturas para el templo’, de Hilma Af Klint, de cuyas seductoras visiones místicas, que permanecieron ocultas durante décadas, se dice que fueron pioneras en el arte abstracto, antes que Kandinsky. El artífice de ‘Lo espiritual en el arte’ proclamaba haber creado la primera expresión artística de vanguardia en 1911. Y, sin embargo, como argumenta la crítica de arte del Julia Voss en el documental ‘Más allá de lo visible’, Hilma Af Klint fue cinco años por delante, al datar su primer cuadro en 1906.

El movimiento futurista libre está presente a través de figuras como Olga Rozanova, que combinaba el grabado con el collage y creó composiciones en las que el lenguaje se convertía en materia. Para ella, cada letra del alfabeto era materia prima con la que hacer arte. Participó en la creación de los almanaques futuristas, libros en los que se fusionaban imágenes y poesía zaum, en un intento de liberarse de todas las normas, tanto lingüísticas como pictóricas, convencida de que la búsqueda de un arte nuevo y revolucionario debía ser la nueva forma de concebir la finalidad creativa.

Hay espacio, además, para la fotografía. En una escena artística dominada por el arte minimalista, la serie de performances ‘Atmospheres’, de Judy Chicago, aporta otra visión. La colorida obra de Chicago se extiende aquí libremente en el aire: nubes de humo, fuegos artificiales en fotografías del paisaje californiano. Sus cuerpos evocan los de las figuras mitológicas, las diosas que encienden el fuego para los rituales sagrados. Louise Bourgeois, Joan Mitchell, Helen Saunders o Tess Jerey completan el recorrido.

‘Elles font l’abstraction’ incorpora, de esta forma, la historia del feminismo en los años 70 a través de las luchas protagonizadas por grandes teóricas y cuestiona la legitimidad de la noción de «mujer artista», dando cuenta de posiciones complejas y paradojas. Muchas se han posicionado más allá del género, mientras que otras reivindican un arte femenino.

Partiendo de la constatación de que la historia del arte se reescribe constantemente con nuevos relatos, ‘Elles font l’abstraction’ propone una historia alternativa, con vistas a una futura reescritura de la historia del arte en la que creadores y creadoras puedan integrarse definitivamente.

Fahrelnissa Zeid
La artista Fahrelnissa Zeid en su estudio parisino en 1954.

Raquel Bada