Dorian Wood

#MAKMAArte
Charla con Dorian Wood
Intercanvis (Club de Cultura)
Museo de Bellas Artes de Castellón

Dorian Wood (Los Ángeles, 1975), artista performer, además de cantante, compositora y escritora, visitó el Museo de Bellas Artes de Castellón en una charla en compañía del coordinador de Intercanvis (Club de Cultura), Eric Gras. Dorian, de ascendencia costarricense, debutó musicalmente en 2006. Ha visitado varias veces la Comunidad Valenciana, y en Castellón ha actuado en espacios como el Teatre del Raval o la feria de arte contemporáneo MARTE, en cuya performance amamantó al público.

La obra de Wood asimila un pensamiento decolonial y una perspectiva LGTBIQ+ que realza activa y conscientemente la experiencia individual de sentir y expresarse, en el fluir multidireccional de la vida.

Para Dorian es fundamental diferenciar entre nostalgia y trauma, «existir es un estado constante. Un sitio en el que nunca he estado me puede traer tanto nostalgia como trauma. De vuelta a Castellón he tenido mucha nostalgia; de andar por las calles, de los días de verano, Pascua, Navidad.. Siento un tipo de nostalgia, y también trauma, en este espacio lleno de arte colonizador». Advierte, sin perder humor, en cuanto al arte expuesto en la sala: «Es una sensación más sádica que problemática».

Educarse en la complejidad

«La complejidad es necesaria, permanecer en ese estado. La nostalgia nos puede traer un confort familiar, pero lo que inspira a ir hacia delante –lo oscuro, lo doloroso– es también el trauma, lo que nos alimenta. Cada oportunidad nos alimenta de una manera compleja», advierte el artista en relación a uno de sus conceptos clave.

Dorian Wood no ha necesitado buscar la complejidad, ha sido criada en ella, una complejidad en cuanto a la expresión de sí misma. Habla de las heridas, de un trauma ancestral, familiar, individual…, y de algo que todos podemos sentir y expresar a nuestra manera. «La vida son matices fluyendo en varias direcciones, la fortaleza está en el enfoque, la aceptación, la pasión, la compasión… Expresar lo más verídico como supervivencia, sin verme como algo raro o extraño, así es mi manera, y cada uno tiene la suya».

En la línea de valorar el individualismo, Wood explica que se trata de no excepcionalizar el método. Hay algo especial que vale la pena descubrir. «Pero no me veo especial de esa manera, no me enfrento a la expresión así. Cada uno se tira los pedos de una manera y no lo cuestionamos –tal vez un médico–, para mí es así. Es todo un pedo».

«Comunidad no es lo que nos dijeron que debe ser»
Dorian Wood
La artista Dorian Wood durante un instante de la charla en el Museo de Bellas Artes de Castellón. Foto: Bel Martínez.

En la conversación, Eric Gras pregunta cómo infectar desde la individualidad espacios e ideologías, para mejorar lo ya presente. Wood remite al concepto de comunidad: «Por ejemplo, aquí tenemos la comunidad de la ciudad de Castellón. Pero no creo que se deba juzgar o ver como inusual que alguien no se sienta parte de esa comunidad. Es darse cuenta de que lo que se define como comunidad no tiene por qué ser lo que sentimos que nos acoge. Puede ser comunidad una persona. Y al día siguiente puede ser diferente. Apreciando la validez de esa manera. Algo no tiene que ser así eternamente».

Dorian contempla que si no hemos tenido esa comunidad en casa no es un fallo, trata de comprenderlo desde la fluidez de la vida. Puede haber comunidades grandes o individuales, formadas por diferentes tradiciones o costumbres. «Salir de las tradiciones se puede juzgar, pero hay que reconocer que una persona se expresa en la manera en la que es, y que por ello puede ser amada y aceptada, y no perseguida. Comunidad no es lo que nos dijeron que debe ser».

En cuanto a cómo romper con esos prejuicios y necesidades de etiquetar todo, bajo esos marcos totalitaristas en nuestra sociedad, Dorian razona que se trata de aprender a invalidar el poder político, que siempre está dispuesto a utilizar los principios individuales como herramienta en contra de nosotras.

Politizar el concepto de comunidad, distorsionar los conceptos para crear miedo… «Eso nos lo impone el poder, no es nuestro, se pretende mostrar una amenaza que no existe», alenta. «Ahora nos toca a nosotras decir ya no».

Wood denuncia que se utilizan nuestros miedos mínimos, nuestros amores más extravagantes, para gobernar a las masas, no se valoran las individualidades. «Que te pueda gustar una persona que piensa diferente a nosotras, eso es la infección deleitosa, en la que somos nosotras mismas. Hay seres en el poder que dicen que hay que distanciarse de eso, ¿cómo le pueden decir a un corazón qué hacer? Cuando decidamos que ese sistema no funciona y es arcaico…, a nivel global habrá cambios enormes, hasta entonces es esa lucha en nuestras comunidades».

«No veo una separación muy drástica entre artista y audiencia»

El arte se ofrece como un buen canal para contagiar al público, a las personas, Dorian ve la oportunidad de interactuar como una fuente de alimento. Y la creatividad como una oportunidad de entrar en el espacio, con el potencial de aprender. «Me gusta mucho sentir, y me gusta sentir mucho. No veo una separación muy drástica entre artista y audiencia, si estamos presentes estamos todes». Su inspiración se basa en ello; crear canales para entrar en el espacio, entretener, estimular, sentir… Maneras que podemos buscar para «crear algo bonito, cómodo, un regalito para seguir adelante».

El coordinador plantea que desde su debut algunos la han descrito como un huracán emocional. «Lo que piensen los demás no es cosa mía, eso lo aprendí. Huracán emocional da la impresión de que soy una histérica constantemente. Sí que me gusta expresar lo que siento, como la liberación de mi emoción, y liberación a todo nivel; identidad, fluidez… –sin confusión, algo mucho más grande, mágico–, o por ejemplo, vestir mi cuerpo gordo».

Se nos prohíbe sentir y expresar nuestros sentimientos. Y, como adultos, se cree que no podemos jugar. Dorian da cuenta de que llevamos con nosotras el duelo de la madurez, «¿es la madurez el extremo opuesto a jugar? La sociedad dice que sí, y ya hemos visto qué pasa cuando a los hombres cis hetero se les dice que no pueden sentir. Yo me expreso así porque una vez alguien me enseñó que se podía, se puede sentir, jugar y sanar. Quieren que matemos esa niñez interna, y es lo más magnífico que llevamos».

«¿Cómo expresarnos de verdad? ¿Cómo alzar la voz?». Para Dorian es simple: «Alzarla, tomar la oportunidad. Hay que vivir la vida como uno la siente. Evitar en lo posible el arrepentirse. Dejarse llevar por la felicidad que uno siente. A mi cultura se le ha acusado de que su música es muy bullera, la cultura vuestra le ha dicho a la cultura mía que me calle. Pero la liberación es lo único que no puede controlar el poder».

En compañía de Chavela Vargas
Dorian Wood
Dorian Wood durante su estancia en Castellón. Foto: Bel Martínez.

La obra de Dorian Wood está influenciada por mujeres como su madre, su abuela, y referentes musicales como Chavela Vargas o Violeta Parra. Aunque Dorian nunca fue de rancheras, algo entró en ella diferente a través de Chavela. «No puedo describirlo, me sentí en compañía de alguien que ya conocía».

Chavela Vargas es alguien que vivió su vida como quiso, y se la amó por ello, a una mujer lesbiana en un momento marginal para las mujeres queers latinas, esto inspira a Dorian. Luego, resalta que en este tema también está la complejidad; amar a Chavela pero no luchar por las personas como ella. «A veces no nos damos cuenta que tomamos decisiones en contra de lo que representa esa persona originalmente».

La lucha fuerte contra la dictadura y el fascismo en general mostró lo poderosa que puede ser la música y el activismo. La perspectiva de Dorian sobre el arte es así, a través de la música se puede compartir la furia, la frustración… Incluso movilizarnos; no es solo evadirnos.

La inspiración común que encuentra Dorian es la potencia y el poder de estas mujeres, que sigue presente en sus legados. Tanto Chavela como Violeta Parra, a través de sus vidas, demuestran la importancia de no quedarse calladas, también se lo mostraron su madre, su abuela… Dorian dibuja que hay un villano común en todo esto, un villano claro. «Tú no puedes hacer esto porque eres queer, porque eres mujer, porque eres menos, tu cuerpo no es tuyo… Al único que no le preguntan nada es al hombre cis hetero, no le roban sus derechos para utilizarlos como herramienta política».

Romper barreras, formar parte, es algo que hay que dejarlo ocurrir, sentirse cómodo en el momento y dejar que ocurra. Para Dorian consiste en abrazar la incertidumbre, y ejemplifica con el propio momento de la charla: «Por ejemplo ahora, juntos en este espacio problemático. Yo no tengo control sobre la percepción o reacción de otros, y eso es lo bonito. Sólo controlamos nuestras reacciones. Y cómo elegimos participar en este momento. Es dejarlo ocurrir».

Aún con esto, Wood asume sin tapujos que a ella también le entra ansiedad, y que le gusta un tipo de estructura mínima específica. En su música, por ejemplo, usa la estructura, pero también da un espacio donde improvisar. No es que haya de ser todo azar, pero sí que en el momento en que está cómoda tiene la opción de jugar e invitar a jugar. «Para mí es como el postrecito. Estamos cómodes, hemos pasado por una estructura, y ahora a jugar. A veces también se juega dentro de la estructura, ocurre. Para mí es vital».

Para la artista también es importante, cuando se improvisa, intentar hacer saber a los presentes que tienen la opción de participar, pero nunca obligarlos. El concepto del consentimiento es sustancial. Dorian Wood defiende una manera de valorar al individuo en la sociedad, y de respetar que hay personas de formas diferentes.