‘Colores del Kamarada’ | Exposición en memoria del artista Vicente Talens
Aurelia Villalba , Bancho, Calo Carratalá, Carmen Ortiz, Cristina Alabau, Enrique Pastor, Eugenio Vizuete, Fernando García del Real, Ima Picó, Jose Pla, Luis Armand, Mavi Escamilla, Nando Ros, Pol Coronado, Quique Marzal y Rosa Padilla
Museo del Ruso de Alarcón (Cuenca)
Hasta el 25 de septiembre 2021
El artista Vicente Talens Vera (València, 1962-2017) inauguró hace ahora siete años con sus obras la nueva andadura del Museo del Ruso de Alarcón. Su impulso y su apoyo fueron fundamentales para que este espacio abriera sus puertas como galería de arte contemporáneo.
Hoy en este espacio, que él ideó junto a nosotros, varios de sus amigos artistas más queridos y admirados se acercan hasta Alarcón para rendirle tributo con obras inspiradas en él.
Gracias, Aurelia Villalba , Bancho, Calo Carratalá, Carmen Ortiz, Cristina Alabau, Enrique Pastor, Eugenio Vizuete, Fernando García del Real, Ima Picó, Jose Pla, Luis Armand, Mavi Escamilla, Nando Ros, Pol Coronado, Quique Marzal y Rosa Padilla.
Sobre Vicente Talens
Siempre me llamaron la atención esos artistas cuya memoria supera las barreras del olvido y son recordados no solo por su talento, por su trabajo y sus obras más personales, sino por la capacidad que tuvieron de influir, agitar, acelerar, provocar, incitar, hasta llegar a alterar el acontecer cultural de su entorno, su ciudad y hasta de su época. Fueron maestros en levantar pasiones, unir voluntades, provocar encuentros, impulsar corrientes, quebrantar comportamientos establecidos y dar la vuelta a conceptos y prejuicios aparentemente inmutables.
El artista Vicente Talens sería uno de esos alentadores de proyectos colectivos, apoyo de causas imposibles y sueños por cumplir que hizo posible que cantidad de iniciativas nacieran o llegarán a ser realidad. Algunas perduran aún hoy, otras ya no están porque agotaron su andadura o porque nacieron ya bajo el concepto de lo efímero.
A su alrededor, gracias a esa generosidad infinita, a esa manera altruista, plagada de color, humor y surrealismo que tenía de ver y vivir la vida, se fueron tejiendo hilos de afinidad, de pasiones y querencias compartidas. Amistad, buen rollo, “quedadas”, viajes, cruces casuales, conversaciones cortas y largas, risas…
A él le encantaba compartir amigos, acercarse a los amigos de sus amigos, incidir en las casualidades, las coincidencias, destacar lo que une, lo que seduce, lo mejor del otro, valorar la diferencia, exagerar la anécdota, crear complicidades fuera de contexto. Esa suerte de energía fue creando durante décadas una red en la que nos movíamos confiados y que hoy en día sentimos todavía cómo permanece mágica, firme y protectora.
Marisa Giménez Soler
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