#MAKMAEscena
‘La mort i la donzella’, de Asun Noales
Premios Max 2021
Mejor espectáculo de danza, mejor coreografía y mejor diseño de iluminación
Franz Shubert compuso ‘La muerte y la doncella’, cuarteto para cuerda núm. 14 en re menor, en 1825, en el ocaso de su vida cuando le asediaban la sífilis y la ruina económica. Sin embargo, no se trata de una pieza macabra ni patética, sino rebosante de belleza y esperanza.
Se basa en un lied o canción que él mismo escribió años antes, en 1817, y a lo largo del tiempo el sugerente título fue adoptado por obras de teatro, como la del chileno Ariel Dorfman, llevada al cine por Polanski, o la colección de cinco piezas dramáticas de Elfriede Jelinek editada por Pre-Textos, en las que la premio Nobel austriaca escenifica un juego irónico con las imágenes que la visión masculina diseña de la mujer, y desvela en el mismo impulso autoirónico la supeditación de ésta a las imágenes por él generadas.
A la doncella agónica sólo le faltaba danzar, y eso es lo que ha conseguido la coreógrafa y directora de la compañía Otra danza Asun Noales (Elche, 1972) con ‘La mort i la donzella’ (producido por el Institut Valencià de Cultura), que ha cosechado nada menos que tres Premios Max, al mejor espectáculo, la mejor coreografía y el mejor diseño de iluminación de Juanjo Llorens poniendo muy alto el listón de la danza valenciana. Además, en la próxima edición de los Premios de las Artes Escénicas Valencianas está nominada en seis categorías: mejor dirección coreográfica, mejor iluminación, mejor bailarín, mejor bailarina, mejor escenografía, y mejor música de Telemann Cacera.
Producida por el Institut Valencià de Cultura (IVC), se estrenó en Elche, el 1 de octubre de 2020 y luego se representó en el Teatre Rialto de Valencia y en el Principal de Castelló. Del 6 al 10 de octubre ha estado en el Teatro Principal de Valencia, donde dispuso de un gran escenario para desplegar al máximo sus posibilidades, y este otoño inicia un recorrido por otros escenarios españoles a partir del Serrano de Gandía.
Una de las claves de su éxito arrollador es la compenetración que existe entre Asun Noales, Juan Llorens y Luis Crespo, diseñador de espacios escénicos de proyección internacional y finalista de los Premios Max, que llevan trece años trabajando juntos. «Desde el principio Asun y yo teníamos clara la idea del muro, aunque ella lo veía como algo plano y yo me empeñaba en que fuera tridimensional», cuenta Crespo. «Ese muro simboliza cómo se corrompe todo, el miedo de pasar de la vida a la muerte, y debía evolucionar a lo largo de la obra. Cuando se trata de un espectáculo de danza la escenografía no debe estorbar, debe dejar espacio a los bailarines».
Crespo ha trabajado como escenógrafo en Chicago, Nueva York y Berlín. «Sin embargo, nunca lo he hecho en Madrid», comenta. «Supongo que eso se debe a la existencia de lo que llamo ‘matrimonios estéticos’, grupos de profesionales de muchos años en los que es muy difícil meter cabeza». Consciente de ello, eligió residir en Valencia, al igual que Noales, pese a las limitaciones que eso supone en algunos aspectos. «Trabajo de pico y pala», comenta la escenógrafa.
Inspirado en un lied que Shubert transfiguró en partitura cuando se encontraba muy cerca de su propia muerte, el espectáculo plantea la eterna pugna entre Eros y Thanatos, pero no lo hace de una forma angustiosa, sino poética. En su coreografía Noales ofrece una visión contemporánea de esta composición romántica que trata cuestiones esenciales de la existencia como los últimos momentos de una vida.
A través de la música y del movimiento de los bailarines expresa el paso prematuro de un estado a otro partiendo del cuerpo orgánico en el que la vida persiste, hasta que se desvanece en un último aliento. «La obra habla de la fragilidad del ser humano, del paso del tiempo y de la certeza de la muerte», dice Noales.
El breve texto de ocho líneas es «muy inspirador y aborda el tema de la despedida, de la resistencia a emprender el último viaje, y el hecho de que la muerte siempre nos acecha. Se centra en la muerte joven, la juventud truncada, y refleja dos lados opuestos, el vital y fresco y el oscuro cuando llega el momento de enfrentarse al definitivo final».
En su brillante trayectoria esta obra significa otro importante jalón. «El Max es el reconocimiento al trabajo de muchos años, y espero que sirva para dar mayor visibilidad a la danza que se hace en la Comunitat Valenciana, y nos permita cruzar fronteras y disfrutar de una mayor permeabilidad con las otras comunidades autónomas».
Acompaña a Noales un gran equipo de profesionales encabezado por su asistente, Gustavo Ramírez Sansano, gran figura de la danza española contemporánea junto a Cayetano Soto y Marcos Morán, entre otros. El elenco lo integran siete artistas: Alexander Espinoza, Rosanna Freda, Mauricio Pérez, Juliette Jean, Salvador Rocher, Carmela García y Eduardo Zúñiga, los dos últimos nominados en los Premios de las Artes Escénicas Valencianas como mejor bailarina y bailarín, respectivamente.
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