#MAKMAArte
‘Anni y Josef Albers. El arte y la vida’
Comisariado: Julia Garimorth
Producción: Musée d’Art Moderne de Paris y co-organizada por el IVAM
Colabora: Fundació Banc Sabadell
En el marco de la World Design Capital Valencia 2022
Institut Valencià d’Art Modern (IVAM)
Guillem de Castro 118. València
Del 24 de febrero al 19 de junio de 2022
Ya sea mediante su serie ‘Homenaje al cuadrado’, con la que Josef Albers plasmó visualmente las infinitas sensaciones que producía el color en función de sus relaciones, ya sea, por poner otro ejemplo emblemático, mediante la obra ‘City’, con la que Anni Albers tejió una singular trama para atraparnos en la urdimbre de una existencia evocadora y misteriosa, lo cierto es que los Albers no cejaron en sintetizar la vida alumbrándola con su trabajo, mientras iban practicando un arte férreo, conciso y, no obstante, cargado de matices contradictorios.
“Lógico y a la vez lúdico, equilibrado y a la vez dinámico, sencillo y a la vez complejo, un modelo de relaciones recíprocas y de ‘respeto’”. Esta cita, que la comisaria Julia Garimorth extrae del libro de Brenda Danilowitz y Frederick Horowitz ‘Josef Albers. To Open Eyes’, viene a resumir esa contradicción de quien partiendo del minimalismo alcanza la máxima expresión. Esto en el caso de Josef Albers, que se hace extensible a Anni Albers, cuando, sirviéndose de lo textil, va tirando de sucesivos hilos hasta encontrar una belleza inesperada en la urdimbre.
“Los Albers no querían que el arte nos creara inseguridades”, señaló Nicholas Fox Weber, director de la Josef and Anni Albers Foundation. Y agregó: “A Josef no le gustaba el arte que tratara aspectos que nos perturbaran psicológicamente”. Luego se refirió a Anni Albers en los mismos términos: “Anni usaba el arte como fuente de tranquilidad”. “No decían que la vida no tuviera dificultades, pero utilizaban el arte para algo diferente”, precisó.
La obra de Anni Albers (1899-1994) y de Josef Albers (1888-1976) se muestra de forma conjunta por primera vez en España, siendo el IVAM protagonista de tan magna exposición. “Es la primera vez que se muestra toda la trayectoria de los dos”, resaltó Nuria Enguita, directora del museo valenciano. Una exposición, atinadamente titulada ‘Anni y Josef Albers. El arte y la vida’, enmarcada en la Capitalidad Mundial del Diseño concedida a València este año.
Justamente titulada ‘el arte y la vida’, porque el “homenaje a dos grandes artistas del siglo XX” (Garimorth) se produce aunando la práctica artística de ambos, con la propia existencia de quienes, viniendo de familias distintas -pudiente la de Anni, más modesta la de Josef-, dedicaron su vida al arte para dar forma a las adversidades con las que se fueron encontrando. No hay, sin duda, grandes desgarros en sus respectivas obras y, aun así, no dejan de mostrar, con la sutileza que los caracteriza, la obsesiva penetración en una materia que se les resistía.
Julia Garimorth dijo, utilizando una frase del propio Josef Albers, que el arte “no es solo un objeto, sino una experiencia”. Y la experiencia que tanto Anni como Josef Albers trataron de ceñir, ya sea utilizando los tejidos, la pintura, el dibujo, la fotografía, el grabado, el mobiliario e incluso el vidrio, es la dificultad para armonizar elementos contrarios, luchando a brazo partido contra su resistencia.
“Solo podrás conocer la fuerza de un viento tratando de caminar contra él, no dejándote llevar”, recoge una sentencia zen. Anni y Josef Albers diríase que, guiados por ese mismo espíritu, escucharon la fuerza de los materiales con los que fueron trabajando, para mostrar el proceso de tan ardua labor una vez alcanzada la paz. Dijo bien Nicholas Fox Weber, al precisar que a los Albers les disgustaba revelar aquello que nos perturba, pero le faltó añadir que esa perturbación estaba inscrita en su trabajo, solo que de forma subyacente y ya prácticamente diluida en el resultado final.
El ’Homenaje al cuadrado’ es un buen ejemplo de ello. Como explicó el propio Fox Weber, en una entrevista a Makma, Josef Albers dedicó un tiempo mayúsculo a la que sería su última obra, en torno al cuadrado verde, cuyo tono de pintura no terminaba de encontrar. Le costó, pero finalmente la encontró para dar forma al cosmos que pretendía acoger como centro de sus investigaciones diríamos espirituales. Sentía el poco tiempo que le quedaba y no cejó en el empeño de formular ese cosmos con el que se fundiría poco tiempo después.
¿Un cosmos con perfiles nítidos? ¿En que cabeza cabía semejante concepción limitada del cosmos? Josef Albers se obsesionó con el verde que mejor ofrecía esa sensación del universo inabarcable. Como Anni Albers se obsesionaba con la propiedad de los diferentes materiales de la tejeduría: “Creo que hay que dejar que el material nos muestre el camino”, decía, en una cita recogida por Garimorth en el libreto que acompaña a la exposición.
Las 350 obras de ‘El arte y la vida’, la muestra que pone en diálogo tan fructífera relación de medio siglo conviviendo y alumbrando la vida con su minuciosa creación artística, van ofreciendo detalles de su obsesivo trabajo por capturar el alma de los materiales, ya sea en tiempos de la Bauhaus o en su etapa posterior en la Black Mountain College de Carolina del Norte. Obsesión que da fe de la turbación que reinaba en sus mentes y que solo el arte amainaba, ofreciéndolo al público una vez alcanzada la catarsis resultante del combate entre fuerzas contrapuestas, ya sean colores o tejidos por domeñar.
Nicholas Fox Weber destacó, por encima de todo, el anhelo de que la exposición fuera el reflejo de lo que tanto Anni como Josef Albers sentían con respecto al arte: un espacio en el que poder “mantener el optimismo y la fe”, en un mundo que parece “deshacerse en muchos momentos”. De ahí ‘el arte y la vida’, en lugar del arte o la vida, como reflejo de la obra de dos artistas que rompieron las barreras entre el diseño y el arte; entre la funcionalidad de los objetos y su belleza.
“Aprended a ver y sentir la vida, esto es, a cultivar la imaginación, porque aún quedan maravillas en el mundo; porque la vida es un misterio y siempre lo será”, señaló Josef Albers, quien junto con su esposa Anni realizó algunas de esas maravillas actualmente custodiadas en la Josef and Anni Albers Foundation. El IVAM exhibe cientos de ellas hasta el 19 de junio, en una de sus exposiciones señeras.
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