Una Isla. Agrupación Señor Serrano

#MAKMAEscena
‘Una isla’, de Agrupación Señor Serrano
Dirección y dramaturgia: Àlex Serrano y Pau Palacios
Performers: Lia Coelho Vohlgemuth, Sara Montalvão, Bartosz Ostrowski i Carlota Grau
Coreografía: Núria Guiu
Escenografía y vestuario: Xesca Salvà
Teatre El Musical (TEM)
Plaça del Rosari 3, València
12 y 13 de enero de 2024

Un fantasma recorre los puestos de trabajo del mundo entero. Su fría presencia es silenciosa y su aliento no es perceptible. La amenaza produce inquietud porque no tiene ética ni moral y ha entrado de lleno en el último feudo que le quedaba a la humanidad: el arte. La inteligencia artificial está impregnando todas las facetas de nuestra vida y ayer, en el Teatre El Musical de València, los espectadores pudieron ver una obra diseñada enteramente por estas herramientas electrónicas. Bienvenidos al mundo que nos espera.

Podría parecer que es un panorama apocalíptico y, en cierto modo, sí que estamos ante el final de una era y el principio de otra. Así lo asegura el director de la Agrupación Señor Serrano, Àlex Serrano, que habla con total normalidad del movimiento ludita o de lo que supuso la aparición de la imprenta. Hace un símil con la pintura de Miró: “La gente dice que eso lo podría pintar un niño, pero lo importante no es el resultado en sí, sino la mirada del artista”.

La compañía siempre se ha caracterizado por el uso de tecnología, vídeo, proyecciones, maquetas en escena y herramientas más novedosas como el deep fake, que usaron para su obra ‘The Mountain’. En esta ocasión, querían probar con la inteligencia artificial: “Usamos la IA porque nosotros siempre estamos donde está el juego”.

Una Isla.
‘Una isla’, de Agrupación Señor Serrano. Imagen cortesía del TEM.

El resultado se llama ‘Una isla’ y se podrá ver hasta hoy, 13 de enero, en el Teatre El Musical del Cabañal. La propuesta es simple: los creadores de la compañía hablan con un chat bot tipo Gpt 3. Le proponen hacer el guion de una obra de teatro. Esta conversación, que se lee proyectada, va guiando la escenificación: de un espacio vacío pasamos a ver a una performer que hace movimientos repetitivos y la cosa empieza a complicarse paulatinamente.

La fábula que surge de la discusión humano-máquina es la siguiente: una náufraga vive en una isla y tiene que ir visitando las islas cercanas, conociendo a sus habitantes para colaborar con ellos, o morir. La tesis que sostiene la obra es que el individualismo de nuestra sociedad nos lleva a la extinción; como dice su director, “hay que convivir y colaborar, no sabes si el votante de extrema derecha, con el que nunca hablarías, va a ser el conductor del autobús en el que viajas o quien te sirve la comida. Como dice Marina Garcés, hay que encontrarse, si no en el consenso, entonces en el disenso”.

La puesta en escena se compone, por tanto, de esa conversación proyectada; varios performers que realizan acciones físicas (que derivan, en ocasiones, en una especie de danza) y una serie de artefactos: barras de luces led, una burbuja de plástico gigante, hologramas, proyecciones y música generadas por herramientas de IA, todo para satisfacer el delirio de una creación que está destinada al fracaso, pues el arte, para que llegue, debe tener alma.

Lo que se vio ayer y se podrá ver hoy en el Teatre El Musical de València no es la versión que se estrenó en el Festival Grec el año pasado, sino la 2.0, cambiada y reformada, que se presentó en octubre en Turín, en la cual se solventó todo aquello que a sus autores no les terminaba de convencer. Àlex Serrano nos asegura que en ningún país ha creado tanto revuelo el uso de la IA como en España: “En otros lugares lo ven como algo más normal o, simplemente, interesante. Aquí despierta mucha rabia y desconfianza”.

La compañía se formó hace diecisiete años con el propósito de crear producciones originales sobre aspectos discordantes de la experiencia humana contemporánea y se han hecho conocidos a nivel internacional. Àlex Serrano nos cuenta que ha habido un cambio desde hace dos años, especialmente, a partir del estreno de ‘Extinción’. Se trata de un salto de dimensión en el que ni él ni Pau Palacios van a volver a participar sobre las tablas. El foco está puesto en grandes producciones de teatro, ópera y conciertos con clara vocación global.

Hoy es la última oportunidad de ver en València esta creación y, cuando menos, el espectador disfrutará de una hora en la que no tendrá tiempo de aburrirse gracias a los continuos estímulos, pero también podrá recapacitar sobre el mensaje que nos propone la compañía. Y ante el rechazo o la polémica que puedan ocasionar las herramientas empleadas, una conclusión parece aflorar después de los aplausos: calma, todo va a cambiar y, en realidad, todo seguirá siendo igual que era antes.