Theorem of the Space, de Joan Cortés
Galería 81 Leonard St
81 Leonard Street, London EC2A 4QS
Hasta el 14 de noviembre
Dinamismo, volumen, geometría y repetición. Estas son algunas de las premisas con las que el escultor mallorquín Joan Cortés se presentó en la galería 81 Leonard Street el pasado 4 de noviembre y donde, hasta el 14 del mismo mes, se puede disfrutar de su primera exposición en Londres titulada “Theorem of the Space”.
Comisariada por Fernando Gómez de la Cuesta, esta propuesta tendrá continuidad próximamente en febrero en Colonia. La organización se ha llevado a cabo por parte del Institut d’Estudis Balearics, dentro de un programa de promoción de artistas baleares en el extranjero que se lleva haciendo desde hace unos años.
El espacio en el que se presenta la muestra no es sólo un contenedor, sino que forma parte del contenido desde el momento en el que sirve de telón y escenario para una instalación que se lanza desde el techo hasta llegar a su planta inferior, lo que crea un efecto sorpresa y un dinamismo espontáneamente intencionado. Un remolino de mesas, dispuestas en una imaginaria espiral ascendente, componen un caos armónico en el que la repetición de este elemento no se hace anodino, sino que invita al espectador a disfrutar de la geometría que proponen las tablas que, cubiertas de un blanco uniforme, subrayan la idea de contraste tan presente e importante en la obra de Joan Cortés como es la de unicidad y conjunto, la singularidad como parte de un todo.
La arbitrariedad estudiada de Joan Cortés, nos permite diferenciar esta escultura que observamos aquí respecto a la presentada este mismo año en Caimari (Mallorca), donde el espacio dejaba respirar mucho más a la obra y se mostraba mucho más pletórica, como se puede ver en el vídeo de Marc Hierro Nin titulado “Theorem of space. Work in progress video”, donde la obra se presenta desde un punto de vista práctico, con un juego de luces y de montaje que lo ponen en una dimensión más dinámica. En la galería 81 Leonard Street adquiere un aspecto más afilado, al haber reducido la cantidad y modificado la disposición de las mesas. Aprovechando el vano que conecta los dos planos y adentrándose en las profundidades de la galería desde la parte superior, invitando al espectador a conocer sus entrañas y a visitarlo y disfrutarlo desde todos sus ángulos.
A partir de ese contexto material que se presenta en un primer estrato, aparece la parte inconsciente, eminentemente emocional, donde las mesas dejan de ser un objeto cotidiano para convertirse en un símbolo y evocar a sus antepasados artesanos. Un emblema del trabajo, la enseñanza, la constancia que, adaptándose al espacio que ocupan, son una metáfora del desarrollo del ser humano frente a su entorno.
Su obra nos traslada al minimalismo repetitivo de Le Witt, la geometría de Donald Judd, junto al empleo de materiales cotidianos y objetos rápidamente identificables utilizados constantemente en el arte contemporáneo, que le sirven de influencia y crean un contraste en Joan Cortés que le llevan a crear obras con un contenido simbólico inherente y con un desafío al visitante que participa de la instalación de una manera activa.
Las litografías de Joan Cortes representan el alma de la instalación principal, a modo de bocetos en negativo de algunas partes de la obra. Sencillos y de trazos precisos contienen dibujos o esbozos de las mesas sin una atención al detalle sino a la geometría. Posiciones imposibles que convierten las mesas en elementos arquitectónicos a los que no sigue una lógica sino la irracionalidad y surrealismo, en un intento de huir de toda reminiscencia objetiva.
Una pequeña escultura que aparece frente a la instalación en la parte inferior representa en tres dimensiones el mensaje litográfico y desconcierta al espectador ya que, todo el volumen que crean los espacios vacíos en el interior de las mesas aquí se anula, el blanco se funde con el pedestal y la obra se endurece. Al fin y al cabo se siente sola, y pierde el enlace con el conjunto unitario que persigue Joan Cortés, aunque retoma el sentido en su contexto, como parte del desarrollo y componente del mismo equipo expositivo, el de la vista atrás y el paso adelante.
El teorema del espacio del escultor mallorquín, con su desarrollo dinámico en el ámbito expositivo, suscita en el espectador la curiosidad por saber cuál será el siguiente escalón, qué horizonte nuevo conquistará con su obra y dónde llegará después de este viaje artístico por materiales, colores y formas.
Miguel Mallol
- Antonio López y José Luis Alcaine, en unas jornadas sobre Víctor Erice - 13 diciembre, 2024
- La Mutant encara una semana de danza, música, artes vivas e investigaciones sobre la creación - 10 diciembre, 2024
- Juanjo Artero llega al Teatro Flumen con la adaptación de ‘Asesinato en el Orient Express’, de Agatha Christie - 9 diciembre, 2024