Spatium Hermeticum, de Jesús Herrera Martínez
Ganador de la IV Beca Artística de Espai Rambleta

Aire, agua, tierra y fuego. Los cuatro elementos y los cuatros temperamentos: flemático, sanguíneo, colérico y melancólico. Sobre esos ejes de coordenadas u ocho parámetros se estructura Spatium Herméticum el proyecto con el que Jesús Herrera Martínez ha ganado la IV Beca Rambleta. El artista alicantino nacido en Petrel, con taller en el barrio de Russafa y residente en Copenhague se ha impuesto a las 122 propuestas presentadas en esta edición. Un artista emergente que pertenece a una generación de creadores en ‘estado de emergencia’, como él mismo dice, debido a la precariedad que padece. La beca le da un respiro y una palmada en la espalda.

“Estoy encantado, esta beca es un empujón en el camino que voy trazando”, dice Herrera. “Una ayuda a la producción de un proyecto artístico concreto que me da la posibilidad de desarrollarlo y  exhibirlo a finales de año. Así pues todo el trabajo de los próximos meses tiene un objetivo y puede visualizarse en conjunto tal y como lo he concebido. Me parece algo  fantástico. Mi técnica consiste en micro proyectos que son, a su vez parte de proyectos a muy largo plazo. El conjunto  espero que construya un corpus coherente”.

Jesús Herrero ante una de sus obras. Imagen cortesía de Rambleta.
Jesús Herrera ante una de sus obras. Imagen cortesía de Rambleta.

El proyecto Spatium hermeticum (Espacio Hermético) será una instalación pictórica que creará un volumen dentro de la propia sala de exposiciones. “El programa iconográfico desarrollará una cosmogonía personal a partir de los elementos primordiales  y de los humores o temperamentos como excusa. Mi narrativa no es convencional sino poliédrica, por estratos, acumulativa…Estoy muy interesado en introducir en la instalación artística las estrategias tradicionales de exhibición, como las que utilizaba el museo decimonónico o como, en este caso, jugar con la instalación sacra. Los elementos que ha usado la pintura tradicionalmente, como el políptico, el retablo, el ábside y la capilla. Pretendo indagar sobre su display, sus formas de mostrarnos las obras, de narrarnos e intentar trasladar eso al lenguaje contemporáneo. Es una estrategia expositiva que, unida a mi lenguaje pictórico, creo que puede  generar  algo rabiosamente loco, diferente y perturbador”.

Cuando se le plantea cuáles son los principales  retos de la generación de artistas a la que pertenece, le viene a la cabeza la expresión ‘estado de emergencia’. “Me refiero al conjunto de inestabilidad laboral, inexistencia de derechos, precariedad, falta de protección, crisis, postureo, competencia desleal, nuevos medios, falsas ideas de innovación, ocurrencia, necesidad política, falta de rigor… Somos un elemento fundamental sin el que es imposible el funcionamiento de la industria cultural. Sin embargo, el artista es el que menos se tiene en cuenta frente a funcionarios, administraciones, galeristas, comisarios, coleccionistas, etcétera. Somos el único elemento no remunerado, o que no se da por supuesto que debe serlo, frente a los que sí cobran”.

Formado en el instituto Azorín de Petrel, Bellas Artes de la Politécnica de Valencia y la Academia de Bellas Artes de Venecia, Herrera inició pronto un periplo internacional. Gracias a una beca de la Fundación Alfons Roig de la Diputación de Valencia presentó en México un proyecto inspirado en las pinturas paisajistas románticas en contraposición con los espacios atiborrados de  las grandes urbes. También ha trabajado en Río Janeiro, La Pau, Sao Paulo, Roma, La Habana y Bucarest, aunque, según afirma, no cambia nada por el ambiente que se respira en el barrio de Russafa, donde conserva su taller.

“Los artistas necesitamos un tiempo y espacio de recogimiento en el estudio”, comenta. “Por otra parte, el factor actual de híper conexión a través de las redes tal vez da una sensación de falsa globalización, o por lo menos virtual. Pero yo soy un culo inquieto y necesito tocar y respirar otros paisajes. En todo caso, a nivel plástico, cuando viajo, entro en conflicto con toda mi mochila cargada de referentes pictóricos occidentales”, concluye Herrera.

Jesús Herrero. Imagen cortesía de Rambleta.
Jesús Herrera. Imagen cortesía de Rambleta.

Bel Carrasco