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‘Donbass’, de Serguéi Loznitsa
Ciclo ‘Cine para la paz’
Filmoteca Valenciana
Plaza del Ayuntamiento 17, València
Del 11 al 13 de abril de 2024
Este miércoles 11 de abril se presentaba en la Sala Berlanga de la Filmoteca de València la primera edición el ciclo ‘Cine para la paz’, organizado por la Fundación Juntos por la Vida, ONG que lleva treinta años trabajando en proyectos de ayuda a la infancia y los refugiados en países como Ucrania y Benín.
Al frente de la mesa de este acto, se encontraban José Antonio Hurtado, jefe de programación de la Filmoteca, como anfitrión del evento, Clara Arnal, presidenta de la fundación, el periodista Javier Tolentino, como organizador del ciclo, y el cineasta bielorruso Serguéi Loznitsa, autor de ‘Donbass’, la película inaugural.
‘Cine por la vida’ es una iniciativa que arranca este año como una apuesta de la fundación dentro de su programa de sensibilización de los distintos conflictos a los que presta su apoyo. Y si hay un conflicto que ha atraído el foco internacional y está condicionando el presente político en nuestro continente ha sido la actual guerra de Ucrania.
En ‘Donbas’”, Serguéi Loznitsa relata con ácido sentido del humor la difícil convivencia cotidiana de los habitantes de este rincón del país entre ciudadanos de filiación prorusa y sus compatriotas ucranianos, algunos años antes del estallido de la actual confrontación bélica.
Un recurso, el humor, que la propia Clara Arnal presentaba durante su intervención en el acto como necesario frente al absurdo de esta y de casi cualquier otra guerra que asola actualmente al mundo, tanto aquellas que ocupan las portadas de los telediarios como esas otras invisibles a ojos del público general.
Guerras “absurdas, pero que, lamentablemente, estamos sufriendo, especialmente los niños y niñas y mujeres, víctimas de decisiones que se nos escapan de las manos. Eso es lo que muestra este ciclo de cine”, declaraba Arnal ante la prensa.
En el mismo tono de reivindicación, el periodista Javier Tolentino celebraba la presencia del Loznitsa en València como representante de todos aquellos que, tanto en nuestro país como en el resto del continente europeo, se oponen de forma activa a los horrores de esas guerras que denunciaba Arnal, agentes en la búsqueda de una paz que debe guiar el actual diálogo entre naciones.
Para Tolentino, Loznitsa destaca como albacea de unos ideales que ha sabido transmitir a través de un cine “sin ambigüedades, un cine directo, en busca de la memoria de la verdad, pero mirando al pasado. Él es el gran maestro del cine de no-ficción en Europa con un lenguaje intachable”, afirmaba.
En esos mismos términos de claridad y falta de ambigüedades, Serguéi Loznitsa intentó aproximar a la prensa y los espectadores valencianos los pormenores de un conflicto que, en su opinión, trasciende ya al propio enfrentamiento entre Rusia y Ucrania.
“Es la guerra entre dos visiones y mentalidades diferentes. Una mentalidad que quiere excluir la existencia de la otra mentalidad; una parte que es muy agresiva y que realiza actos muy agresivos contra otro país. Durante esta guerra, tenemos que saber si hay futuro o no para la humanidad”, declaraba el realizador tras los agradecimientos.
Para el director bielorruso, el plan del Gobierno encabezado por Vladimir Putin no se conformaría con apropiarse de una parte del país, sino que tiene como objetivo la destrucción completa de Ucrania. Un escenario que nos apela como sujetos que pertenecen a una civilización y a una Europa que tiene que pararse a reflexionar cómo quiere encontrar una salida solvente. “Antes de la guerra, se podía encontrar una salida pacífica, pero ahora, con cada día que pasa, veo menos posibilidades”, aventuraba.
En el contraste entre las consecuencias del conflicto bélico y la posición de los líderes de las naciones occidentales, Loznitsa encontraba el primer dardo de sus críticas. Para el realizador de trabajos como ‘El último imperio’, en el que describe la caída del régimen soviético, la reacción, tanto de Estados Unidos como de Europa, está resultando demasiado tibia y desconcertante ante una situación que, a sus ojos, se presenta ya como una amenaza, no solo contra los ucranianos, sino contra la Unión Europea.
En ese contexto, Loznitsa hacía referencia a la reciente implantación de armas nucleares por parte del Gobierno ruso en Bielorrusia, su país natal, una clara muestra de las intenciones expansionistas del Gobierno de Putin. Como señal de advertencia, Loznitsa se preguntaba cuál había sido la reacción de los políticos europeos ante este hecho.
Y con la misma claridad y desconcierto, respondía: “Nada. Yo creo que la reacción de los políticos europeos tendría que ser como si se tratara de una amenaza hacia Europa y todos los países europeos. Si estas armas nucleares se van a utilizar contra Europa, es una amenaza contra Europa. Si ellos pudieran asumir estas palabras, limitarían las actuaciones de Rusia. Pero yo no he escuchado nada parecido de parte de los políticos europeos”.
Para Loznitsa, resultan ridículas las estimaciones de las necesidades de material bélico que presenta la Unión Europea cuando habla de enviar treinta aviones de combate, cuando, en su opinión, necesita trescientos. “Ahí tenemos a los soldados que están dispuestos a luchar, solo les falta las armas. Pero no tenemos”, declaraba.
El director, sin embargo, no se siente ajeno a la compleja situación interna en la que se encuentra el país. En este sentido, no han sido pocas las voces que han presentado sus dudas sobre el estado y la calidad de la democracia ucraniana, sobre la que están puestos los ojos de los analistas internacionales, metralla que emplea la propaganda rusa a su favor.
Para Loznitsa, sin embargo, aun admitiendo las críticas, no es el momento de hacer este tipo de evaluaciones. Este es el momento de la guerra. Así, afirmó: “Cada día la gente está esperando los bombardeos. Si durante dos años vives en esta situación, te puedes imaginar en qué estado está la gente. Cada día estamos enterrando a gente joven. Ayer [por el miércoles 10] pasaron 777 días desde el inicio de la guerra y cada día sufrimos esto. Cada día están destruyendo las casas, las infraestructuras, gente que no puede defenderse porque no hay medios piden armas para defender a la gente, y no hay nada. Esta es la situación. Sobre qué democracia podemos hablar”.
Para hablar de democracia, primero sería necesario recuperar una vida que se entendiera como normal, sostiene el director. En este punto, recordaba que Ucrania es una exrepública de la Unión Soviética y cómo, cada vez que cualquiera de esas repúblicas intentó construir un estado propio, hubo consecuencias. Para Loznitsa, Ucrania quiere superar ese estigma, una de las razones que sostiene la actual guerra una Rusia que no quiere que el país “se le escape de las manos”, afirmó.
En un sentido similar intervenía Clara Arnal en la conversación. Quiso recordar Arnal que la cinta de Loznitsa transcurre en los momentos previos a la actual confrontación bélica. Siete años después de su realización, la realidad ucraniana es mucho más compleja. Recordaba Arnal que, si bien en un primer momento, al estallar el conflicto, muchos ucranianos emigraron del país, hoy otros muchos han ido regresando a sus hogares, especialmente porque todavía conservan allí a sus familias.
Ante el recrudecimiento de la ofensiva, mucha gente mantiene hoy una actitud muy crítica con el Gobierno de Volodímir Zelenski, si bien el estado de las cosas impone un “canto común” a favor de la victoria. Arnal, lo describía de la siguiente manera: “Al principio hablaban de que querían la paz, ahora lo que quieren los ucranianos es la victoria. Tienen a sus maridos, a sus hermanos, a sus padres en el frente, pero quieren resistir”.
“Quieren luchar por la democracia. Ucrania era un país que estaba luchando contra la corrupción endémica que había en el país. Y en ese sentido los hemos visto crecer hacia Europa. Por eso no quieren que se destruya. Quieren ser como Alemania, como España, como todos esos países que admiran, y es por eso por lo que quieren resistir y llegar a esa libertad y a esa victoria, aunque sea muy difícil”, añadió Arnal.
Pasando a aspectos cinematográficos, cómo abordar estas cuestiones desde un punto de vista artístico es algo que, a preguntas de los periodistas, el realizador no podía explicar más allá de una posición puramente personal frente a estas realidades. Lo importante, explicó, es preguntarte por qué quieres hacer una película, interrogante que, en su caso, apela a una necesidad de dar respuesta a un dolor profundo que parte de dentro de sí mismo.
Un dolor que Loznitsa siente la necesidad de transmitir para que sea comprendido por el espectador. Y, así, al entender las razones que provocan ese dolor, llegar a comprender la situación que estás analizando, encontrando nuevas vías para su solución.
En ese camino, y como decíamos al principio, el humor deviene en herramienta fundamental para mostrar lo grotesco de las situaciones que expone la película. La parodia como una imitación de la vida que esconde en la trastienda el verdadero drama que sufren sus personajes.
Una vida normal, en apariencia, que no tiene nada de normal, en realidad. Pero el tiempo pasa (‘Donbass’ se realizó en el año 2018) y la mirada del propio director sobre esa realidad retratada también cambia. Hoy, quizá, esta misma historia la contaría de otra manera. «Si yo hiciera ahora la película, sería una tragedia. Lo grotesco sirve hasta el momento en el que la sangre brota como un río”, aseguraba Loznitsa
Pensar la realidad, al mismo tiempo que reflexionamos sobre la naturaleza y la función del propio cine como forma de expresión y vehículo para despertar conciencias en unos tiempos convulsos, incluso para el propio cine. Como curiosidad, conviene señalar que algunas de las historias que se cuentan en ‘Donbass’ están inspiradas en vídeos reales extraídos de plataformas como YouTube.
En esta era de la comunicación extrema y de las redes sociales, la pregunta que nos surgía era igualmente clara: ¿qué función tiene el cine como receptáculo de historias frente a otros formatos que, quizá, respondan más directamente a esa necesidad de aproximarse a la realidad? La respuesta de Loznitsa resultaba también contundente.
El realizador reflexionaba de la siguiente manera: “El cine permite no solo ver una serie de cosas plasmadas, sino reflexionar. Lo que vemos en redes sociales es solo información, y el cine tiene instrumentos para construir los pensamientos. Las cosas que vemos en redes sociales no permiten hacer eso. Solo son cosas para ver, pero no para hacer una reflexión. Es la diferencia entre los ladrillos y el edificio que está construido con esos ladrillos.” Impecable.
Además de la sesión del jueves, habrá una segunda oportunidad de ver la cinta ‘Donbass’ el próximo sábado, día 13, a las 18:00., en el edificio Rialto. El ciclo ‘Cine por la Paz’ continuará su programación con proyecciones y debates moderados por Javier Tolentino en el Espai Solidaria de la sede de la Fundación Juntos por la Vida (c/ Alicante, 27 bajo, València). El viernes 12 de abril, a las 19:00, se abordará la cuestión de Palestina, otro conflicto de triste actualidad, y el sábado 13, a las 12:00, sobre la situación en África.
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