#MAKMAArte
‘Sculpting Reality’
Colección Per Amor a l’Art
Comisarios: Sandra Guimarães y Vicente Todoli
Organizan: Círculo de Bellas Artes, Casa de América, Fundació Per Amor a l’Art – Bombas Gens Centre d’Art y PHotoEspaña
PhotoEspaña 2022
Hasta el 28 de agosto de 2022
“Una fijación de datos naturalista no basta para crear una imagen fílmica”, observaba el cineasta Andréi Tarkovski en su ya bíblico ensayo ‘Esculpir en el tiempo’ (1985), con el que el stalker ruso asentaría el verbo reflexivo para la posteridad cinematográfica.
La imagen, ya sea registrada por las dimensiones rítmicas del celuloide en llamas del audiovisual o a través del obturador sin errores de paralaje de una réflex, precisa del relato que brinda su capacidad plástica para aventurar la mirada por todo el complejo orbe de sensaciones que nos permiten vincular las figuras y objetos retratados con las sensaciones que estos nos provocan.
Tal vez porque la imagen sin ánima sea, en todo caso, mero documento, un aséptico material que aguarda la implicación definitiva de nuestra mirada sobre lo observado a través la memoria, la imaginación y la empatía que provienen de nuestro sistema límbico.
Un procedimiento innato alimentado por la carga (prescriptiva e informativa) del contexto que debe auxiliarnos a volcar la atención sobre las fotografías que componen la muestra que nos ocupa: ‘Sculpting Reality’, con la que Fundació Per Amor a l’Art, a través de más 500 obras de 29 artistas de su colección (y bajo el esculpido influjo nominal del ensayo tarkovskiano), alimenta por partida doble la ubérrima programación de PHotoEspaña 2022.
De este modo, el Círculo de Bellas Artes y la Casa de América de Madrid acogen una antológica relación de autores imprescindibles de la fotografía documental al calor curatorial de Sandra Guimarães (directora artística de Bombas Gens Centre d’Art) y Vicent Todolí (asesor de la Colección Per Amor a l’Art), con la que dar lustre a la vigésimo quinta edición de un festival que, bajo la dirección de Claude Bussac (directora general de exposiciones y festivales de La Fábrica), cubre el cronograma estival con 120 muestras repartidas por el vasto mapa expositivo del país.
Así, “intentando mostrar en Casa de América lo que ocurre o ha sucedido, lo que se piensa, lo que se reflexiona sobre la sociedad, la cultura y el arte en América”, tal y como ha matizado Enrique Ojeda –director general de la institución ubicada en el (otrora muy berlanguiano) Palacio de Linares–, ‘Sculpting Reality’ –concebida a modo de itinerancia ampliada de la exposición homónima exhibida en Bombas Gens durante 2021– gravita, de partida, en torno de la mayúscula figura de Walker Evans para acercarnos a los orígenes proposicionales de la fotografía de estilo documental.
Un autor que “influyó no solo a otros fotógrafos, sino a numerosos artistas. Evans es el que hace el tránsito entre la fotografía y el arte conceptual”, apuntó Vicente Todolí, no sin antes recalar en una de las reflexiones más esclarecedoras acerca de este género alumbradas por el creador de ‘American Photographs’ (1938): “El término exacto debería ser ‘estilo documental’ [documentary style]. Un ejemplo de documento literal sería la fotografía policial de un crimen. Un documento tiene una utilidad, mientras que el arte es realmente inútil. Así, el arte nunca es un documento, pero puede adoptar su estilo”.
Junto al fotógrafo de Misuri, la muestra porta consigo, de partida, los trabajos de Manuel Álvaro Bravo, Garry Winogrand y Lee Friedlander, quien se encargaría, junto al escritor y periodista Burt Wolf, de dar lustre más allá de las haciendas del fotoperiodismo con la serie referencial ‘Double Elephant Portfolio – Selected Photographs’ (1973-74).
Cuatro portafolios emblemáticos y representativos del carácter, la morfología, la identidad y las maneras de radiografiar la realidad mediante aquel visor común congregado en las páginas de la revista Double Elephant Press, a partir de cuyo elefantiásico formato se darían pugna, inopinada y ulterior, los conceptos de valor y verdad, secuencia y serie, la naturaleza del retrato y la puesta en escena o el testimonio inasible de las instantáneas de índole cotidiano.
“Artistas que empiezan a utilizar la fotografía como un vehículo de arte y no como un medio para retratar fielmente el mundo exterior, porque todo depende del ojo fotográfico”, recuerda Todolí, al amparo de aquella metáfora filosófica –el globo ocular transparente– del trascendentalista decimonónico estadounidense Ralph Waldo Emerson: “No soy nada. Lo veo todo”.
Nuevos modos de edificar un relato visual alejado del vestigio ortodoxo e informativo del documento que habría de atravesar el diafragma de la segunda mitad del siglo XX mediante el decúbito lateral de Estados Unidos retratado por Robert Frank, el filtro de la experimentación con el leguaje fotográfico de Garry Winogrand, el acento vertical, colorista y neoyorkino de Tod Papageorge o los pigmentados vencedores de Rodeo Drive de Anthony Hernandez.
Imágenes con las que “traer a la conversación contemporánea cuestiones y reflexiones vigentes todavía, a través de artistas comprometidos que abordan cuestiones sociopolíticas, migratorias, los derechos de las mujeres o el poscolonialismo”, asevera Sandra Guimarães, emparentando el trayecto expositivo que comunica por la calle Alcalá con la nómina de fotógrafos que aguardan en la Sala Picasso del Círculo de Bellas Artes.
Un itinerario que retorna, verbigracia, a las uliginosas calles del barrio chino alicantino visto por la Leica de Cartier-Bresson en los albores de 1930, el Cabanyal en sales de plata de Robert Frank y su ‘Valencia 1952’, el humilde pesar de cortijos malagueños retratado por Joel Pepe Meyerowitz en los años 60, o la memoria conceptual que habitaba sobre aquel añil arquitectónico de la piscina de Las Arenas, legado por el artista canadiense Ian Wallace a finales de los 90.
Líneas de puente azul que conectan, entre otras rúbricas, con las gasolineras de Edward Ruscha, la narración fotográfica del storyteller sudafricano David Goldblatt, las danzas curativas y flamígeras de Kalahari registradas por Jürgen Schadeberg, el feudo stripper y carnavalesco de Susan Meiselas («La fotografía es el comienzo de un encuentro») o la contemporaneidad que crece, desamparada, sobre los campos de fútbol de Bleda y Rosa.
Una colección de instantáneas de artistas, en suma, que nos permitirán entender que “la fotografía no es solo un espejo para documentar la realidad, sino también un martillo para darle forma”, refiere el filósofo y director del CBA, Valerio Rocco, parafraseando al dramaturgo Bertolt Brecht.
Una herramienta con la que percutir sobre la educación visual de quienes vienen paseando la mirada, desde hace cinco lustros, por el cronograma de PHotoEspaña, un festival en constante evolución que desarrolla su idiosincrasia “ampliando los programas para el público y los profesionales, organizando actividades a lo largo del año y no haciendo solo un acontecimiento durante dos meses, tratando de visionar portafolios en el extranjero, en América Latina, en África, invitando a comisarios con proyectos muy específicos”, atestigua Claude Bussac, “porque hemos tenido que adaptarnos a un contexto que ha evolucionado muchísimo durante los últimos 15 años”.
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