#MAKMAEscena
‘1995 vs 2021. ¿Ha cambiado la escena valenciana?’
Mesa debate impulsada por Arden Producciones, en su 25 + 1 aniversario, en colaboración con AVETID
Intervinientes: Maite Ibáñez (concejala de Acción Cultural), Toni Benavent (Albena Produccions), Jerónimo Cornelles (Bramant Teatre y Alarcón&Cornelles), Adrián Novella (Bullanga Compañía Teatral), y Juan Carlos Garés (Arden Producciones)
Moderadora: María García
Sala Russafa
Dénia 25, València
Viernes 29 de octubre de 2021
María García, moderadora de la mesa debate que acogió la Sala Russafa sobre el modo en que había cambiado la escena valenciana en los últimos 25 años, quiso abordar la cuestión mediante tres apartados: creación, supervivencia y futuro. El futuro quedó aparcado, porque solo con los otros dos ya se consumió el tiempo de debate. Fueron tantas las cuestiones que fueron saliendo a la palestra, a medida que los contertulios iban desgranando sus reflexiones, con el público sumándose al despliegue argumental, que no dio para más. Quizás en una futura mesa.
Y es que las artes escénicas, como le sucede a las artes plásticas, el audiovisual o el literario, se halla siempre inmerso en los vaivenes de una cultura que, frente a la política o la economía, aparece generalmente en el furgón de cola de los intereses del poder de turno. ‘1995 versus 2021. ¿Ha cambiado la escena valenciana?’, tal fue el título de la mesa debate, pretendía testar la salud de esa escena, tras 25 años con gobiernos de diferente signo político, sensibilidad y formas de entenderla.
“Ahora hay una mayor visibilidad de la escena valenciana. En los años más terribles de la cultura en Valencia, sí que había una diferencia entre la cultura real y la cultura artificial: los profesionales hacían una cultural real, pero también existía una artificial más vinculada al espectáculo. Y la parte real, que es la que en los últimos años más se está trabajando, es la que colabora con la industria, la que trabaja junto al público, la que crea mayor visibilidad”, empezó diciendo Maite Ibáñez, concejala de Acción Cultural del Ayuntamiento de València, representando a las instituciones públicas, tras ausentarse Roberto García, director adjunto de Artes Escénicas del Institut Valencià de Cultura.
“Uno de los problemas no es tanto que la Administración no atienda las necesidades del sector profesional, sino el constante cambio de perspectiva que ha tenido la Administración pública durante todos estos años”, señaló Juan Carlos Garés, de Arden Producciones, que este año celebra sus 25+1 aniversario, así detallado para subrayar lo que no se pudo festejar en 2020 por culpa de la pandemia a causa del coronavirus. “No es una demanda del sector que las instituciones den dinero para la inversión en cultura, sino que es una responsabilidad del gobierno, sea local, autonómico o central. Si eso no se entiende como algo indiscutible, no llegaremos a ningún lugar”, añadió Garés.
Preguntados por la importancia que el llamado star system tiene a la hora de visibilizar el sector teatral, Toni Benavent, de Albena Produccions, dijo que todas esas caras (actores y actrices) “que entraron en las casas de la gente a través de la televisión, favorece las ganas de verlos después en directo. Aquí tenemos grandísimos actores, autores, directores, que si estarían en Madrid serían muy conocidos”. Luego, tirando de ironía, resaltó: “Si Messi viniera al Principal, al Olympia u otros teatros grandes y se quedara una semana a recitar poemas, aunque no tenga el don de la palabra, llenaría, porque la gente iría a ver a Messi”.
“El problema que tenemos aquí”, continuó diciendo, “es que las grandes inversiones no se hacen nunca para las bases [del sector teatral], sino que se han hecho en Sagunt o en la Ciutat de les Arts i les Cienciès. Yo como empresa he tenido muchos problemas para subsistir y no he hecho más que subir y bajar, en una dinámica de dientes de sierra”. También abordó el tema de la burocracia, de la que el escritor Balzac decía que era una máquina gigantesca manejada por pigmeos, sensación que ahora tienen cuantos se topan ahora con ella.
“La burocracia se ha incrementado mucho. Si a mí, que soy gestor cultural con años a mis espaldas, me resulta complicadísimo hacer un dossier, cumplir plazos y justificaciones, a la gente que está empezando le tendrían que hacer un altar”, proclamó Benavent.
Con respecto a las giras de las compañías, sin duda importantes para dar a conocer sus obras y obtener beneficios de una creación largamente gestada, Adrián Novella, de Bullanga Compañía Teatral, cogió el guante, no sin antes precisar irónicamente: “Definición de gira, por favor”.
“Hacer cuatro días una obra en un lugar y después, en tres meses, hacer dos cada mes en Vinarós o Santa Pola, no la entiendo como gira. Nosotros, en siete años, una gira en condiciones no la hemos llegado a hacer. Sí es verdad que el circuito teatral nos ha ayudado a mover nuestros espectáculos dentro del País Valencià, pero fuera no existe, porque has de ir a taquilla, ya que es difícil optar a los circuitos de otras comunidades autónomas, y no es rentable”.
Jerónimo Cornelles, de Bramant Teatre y director artístico del festival Russafa Escènica, se refirió a la importancia del circuito teatral, objeto durante todos estos años de diversas controversias. “Creo que hace falta más circuito y menos producción. El dinero público ha de ir al circuito teatral, para que las compañías podamos girar y los municipios puedan programar todas las semanas y no una al trimestre”.
También subrayó que las ayudas que se otorgaban en 1985 estaban “muy bien”, mientras que ahora estaban “mal”. “Me parece fatal que se incremente la producción, cuando lo que queremos es trabajar. Y trabajar es hacer bolos, de manera que los ayuntamientos han de tener dinero para programar. Russafa Escènica surge precisamente para poder trabajar y poder exhibir”, explicó Cornelles.
Maite Ibáñez señaló que el apoyo que ofrecen las ayudas era fundamental, pero que no era suficiente con ellas. “Es importante fomentar el apoyo público-privado. La Comunidad Valenciana tiene una ley de mecenazgo propia y tenemos que hacer mucha pedagogía para que se conozca, de forma que el sector privado sepa los beneficios que puede tener, lo cual sería una parte complementaria a las ayudas de la administración”, arguyó.
“Creo que hay más desconocimiento del sector que buena voluntad, porque muchas veces no se sabe cómo hacer las cosas. Y otra cosa tengo que decir: para todo un sector escénico valenciano, y reconociendo que la Administración está haciendo lo que puede, pienso que tiene que hacer más”, apuntó Benavent.
El público también intervino para dejar reflexiones como esta, por parte de un representante del sector audiovisual: “Cuando hablábamos con la Administración de cuáles eran las políticas culturales que tenían para desarrollar el sector, la respuesta que obteníamos era que ellos querían invertir dinero en aquellas películas que irían a los Goya, al Festival de San Sebastián, es decir, querían éxito, en un sector que todavía no había invertido en la base. Después de 30 años de inversiones públicas en el sector audiovisual, todavía no tenemos aquello que se podría denominar un cine valenciano”.
“Aparte de eso”, continuó con su reflexión, “por qué no hacer un programa de teatro filmado, con buena calidad, para dejar constancia de las obras que se hacen en Valencia y que una vez hayan dejado de girar, la televisión las ponga, de forma que sea una ayuda para las compañías y la salas. ¿Por qué no incentivar que se adapten las obras de los autores valencianos y se conviertan en películas?”, concluyó.
“Nosotros hemos hecho llegar en diversas ocasiones y reuniones a los directores de la televisión la demanda de que dieran la importancia al teatro haciendo un Estudio 1 con nuestros espectáculos y mediante una buena realización”, terció Benavent. Garés cerró la mesa de debate resumiendo los temas abordados y sugiriendo la posibilidad de proseguir el debate en futuros encuentros, con el fin de continuar sembrando allí donde parece haber aumentado la oferta, en desequilibro con la demanda, provocando nuevas interrogaciones.
Como diría el filósofo Montaigne, una cabeza bien formada siempre será mejor que una cabeza muy llena. Pero esa es otra historia, para ese futuro que no pudo abordarse por falta de tiempo. Esperaba ‘La niebla’, la obra que hasta el 14 de noviembre acoge la Sala Russafa.
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