#MAKMAEntrevistas | Reflexionar la pandemia. Cultura vs coronavirus (VI)
Sábado 28 de marzo de 2020

«People say we got it made/ don’t they know we’re so afraid/ Isolation
We’re afraid to be alone/ everybody got to have a home/ Isolation
We’re afraid of everyone/ afraid of the sun/ Isolation»
(‘Isolation’, de John Lennon)

A finales de 1970, John Lennon irrumpía en solitario en la escena musical de la mano del álbum ‘John Lennon/Plasctic Ono Band’, cuya pista de cierre de las primeras cinco canciones lleva por título ‘Isolation’ (‘Aislamiento’), una sencilla y lírica composición en la que el ex-Beatle nos habla del miedo a la soledad, al mundo que nos espera ahí fuera.

Y, aquí y ahora, nos invade una cierta nostalgia cuando revisitamos películas, nos aventuramos por viejas lecturas, recuperamos un vinilo rayado o nos dejamos seducir por otras manifestaciones artísticas que nos hablan de un mundo lejano y exterior, como si hiciera lustros que no hubiéramos salido. Acaso como una realidad distópica de cuando fuimos humanos.

Por ello, desde MAKMA proseguimos invitando a difundir su testimonio –tras la primera, segunda, tercera, cuarta y quinta entrega de ‘Reflexionar la pandemia. Cultura vs coronavirus’–, a un diverso elenco de profesionales de las artes visuales, escénicas, literarias, musicales, cinematográficas, universitarias e institucionales, procurando respuesta a variadas cuestiones que nos ofrecen una interesante y lúcida reflexión acerca de cómo aquellas personas que vivimos y participamos de la cultura afrontamos desde el hogar la presente pandemia de coronavirus.

1) ¿Dónde y en qué situación te encuentras?
2) ¿Cómo te imaginas el escenario inmediato y cuáles serían, a tu juicio, las consecuencias a medio y largo plazo en lo social, cultural, económico y político?
3) Tras el decreto de estado de alarma, ¿de qué modo afrontas tu confinamiento? ¿Qué lecturas y/u otras actividades llevas a cabo?
4) Comentarios y conclusiones.

ANA ELENA PENA (ARTISTA Y ESCRITORA | VALÈNCIA)

1) En mi casa, con mi pareja y mi hija de 22 meses. Intentando trabajar en unas piezas nuevas de joyería en resina y en las correcciones de un libro que iba a salir en mayo, pero que hemos tenido que postergar.

2) Intento ser positiva, pero las consecuencias del confinamiento nos van a pasar factura emocional a todos (a unos más que a otros). Ya sabes que hay casas que no son hogares, sino ollas a presión. Yo estoy acostumbrada a la soledad, a trabajar en casa, pero ahora es imposible concentrarse al cien por cien. Nos salva un poco a todos el sentido del humor, pero acecha el miedo. Y luego está la incertidumbre…

Las consecuencias económicas y laborales creo que son lo más grave, aunque pienso que nos recuperaremos rápidamente en este aspecto y que valoraremos de una forma más positiva el contacto social real. Por soñar que no quede. A mí, de momento, me espera un mes o dos, o los que sean, horribles, de 0 ingresos y todo gastos. ¿Qué va a pasar con la cuota de autónomos? La tienda donde vendo mis cosas ha cerrado y tengo que seguir pagando el alquiler. Se han detenido las ventas de la tienda online, amén de que las librerías han cerrado. Mucha gente está en situaciones similares e incluso peores, así que prefiero quejarme lo justo. Lo importante ahora es que pongamos todos de nuestra parte para que se frene cuanto antes la epidemia, y que no haya más contagiados ni muertos o que al menos sea controlable. Por encima del dinero está la salud.

3) Con una niña pequeña en casa es casi imposible hacer nada más que estar pendiente de ella. Carlos y yo hacemos turnos de una hora para que uno esté con ella y el otro pueda trabajar, limpiar la casa, comprar comida o lo que sea. Ahora mismo estoy leyendo a ratos ‘Peyton Place’ y viendo ‘Fleabag’ y ‘Tiger King’. También estoy montando piezas para la tienda online, con resina, lentejuelas, piedras, tirando del material que tengo de momento a mano. Tengo un pequeño calendario en la cocina en el que tacho los días con sensación de victoria, como si fuera una presidiaria. Los noticieros son deprimentes, intento ver la tele lo justo para informarme. Hago algún vídeo casero, llamo a amigos y familiares y cosas así.

4) Que cada uno extraiga su propia lección de esto, como persona individual y como terrícola de a pie, como ser social. Es fundamental tener una actitud positiva. Ahora te digo esto porque estoy arriba de la montaña rusa, pero a lo mejor mañana estoy llorando desesperada. Lloro con cualquier cosa que me produzca la más mínima nostalgia o me remita a cuando todo era normal. Por ejemplo, escuchando ‘True Blue’, de Madonna, o viendo fotos del año pasado. Alterno la alegría y la esperanza con la tristeza y la duda. La falta de luz y el mal tiempo no ayudan en absoluto a mantener una actitud positiva, al menos a mí. Me deprime, pero, sobre todo, me apena tener a la niña encerrada, sin parques ni tobogán. Con frecuencia señala la puerta y dice: «Calle, calle», pero no se da cuenta de lo que está pasando. Es feliz, y eso me da fuerzas y alegría cuando empiezo a flaquear. La verdad es que empiezo a estar hasta el coño.

CHARO FIERRO (EDITORA EN HUERGA & FIERRO EDITORES | MADRID)

1) Estoy en Madrid, que es donde está Huerga & Fierro; en casa. Nos pasamos de vez en cuando por la oficina que está en la misma calle, a un minuto.

2) El escenario es de incredulidad, expectación y miedo. Ahora, y es lo más importante, toca cuidarnos; por nosotros y por los demás. Las consecuencias a medio y largo plazo pintan desoladoras en lo económico. En lo social habrá un antes y un después en nuestra forma de priorizar nuestras conductas. Políticamente, habrá otra forma de mirar a esa casta para que, de una vez por todas, se conciencien de que no (enfático) es su escaño el que tienen que defender, sino dejarse la piel por la gente que hizo que lo consiguieran.

3) Tras la confusión y la novedad, nos hemos puesto las pilas; hemos organizado las tareas de casa y la ocupación de los espacios comunes (vivimos en casa 6 personas, más un gran perro: Poison).
Las lecturas pendientes de manuscritos, informes sobre estos, revisión de los stocks de libros en almacén, etc., forman parte de mis tareas mañaneras. Por la tarde me permito terminar las lecturas que se estaban amontonando en mi estantería y ver películas y series, películas y series…, con los chicos.

4) Que no nos venza el desaliento. Toca ponernos el traje de faena; l@s editor@s independientes sabemos mucho de este traje: vivimos en la resistencia más absoluta.

CHELE ESTEVE SENDRA (PROFESORA DEL DEPARTAMENTO DE DIBUJO DE BB.AA. DE LA UNIVERSITAT POLITÈCNICA DE VALÈNCIA, CRÍTICA DE ARTE Y DISEÑADORA | VALÈNCIA)

1) En mi casa sola, encontrándome conmigo misma y descubriendo tanto los límites como la empatía entre las personas.

Mi pareja está al cuidado de su padre, de 92 años, y mi cuñado Pepe, con síndrome de Down –una persona con grandes capacidades y que ha entendido perfectamente que estamos en casa por un virus, que las Fallas las celebraremos en julio y que, de momento, no irá al centro ocupacional. Todo un ejemplo–.

2) Espero que esta situación nos sitúe en un plano de madurez personal, tanto económica como políticamente. Si así fuera todo fluiría, de lo contrario nos espera una difícil reconstrucción de lo que estamos perdiendo. Mucha incertidumbre.

Imagino, aunque no quisiera, a la mayoría de los partidos políticos sacando provecho para criticar lo que se hizo, lo que no, y cómo se debiera haber gestionado la crisis sanitaria. Este sería un momento perfecto para hacer tabula rasa y comenzar a dialogar y consensuar por el bien de los ciudadanos y no por el de los políticos o los bancos, por ejemplo.

3) Por suerte he establecido zonas donde realizar actividades: desayuno en la cocina, siempre escuchando la radio, trabajo en el estudio de mi casa, hago ejercicio en el salón, donde también como y ceno. Los días de (no)Fallas los he dedicado a trabajar a un ritmo relajado, a realizar mil tareas domésticas pendientes, a hablar con familia y amigos para que recordemos que estamos juntos en esto y demostrarles lo importantes que son para mí. Procuro que la semana sea ordenada, de trabajo, y que el fin de semana se note una diferencia. Por ejemplo, me preparo el aperitivo y escucho mis vinilos, que estaban olvidados en una caja. Hoy sonaba música de The Smiths.

Salgo de casa lo mínimo; eso sí, cada día me uno a las actividades de los balcones que creo hace que vivamos juntos una realidad terrible, pero compartida y comprendida por la vecindad. Ahora sí que estamos haciendo barrio. Triste que de una tragedia surjan estos sentimientos, pero bienvenidos sean si sirven para remover al ser humano y sacar lo mejor de todos.

Mi relación con la lectura es curiosa, leo artículos o temas por trabajo, por practicar idiomas o por placer. Por trabajo estoy con unos artículos para un congreso que debería tener lugar en la Sapienza Università di Roma, en junio. Con lo idiomas leo o veo series: ahora me tiene fascinada la serie ‘Bauhaus: a new era’, un gran homenaje a los 100 años del movimiento precursor de una pedagogía renovada y abierta que sentó precedentes en las enseñanzas artísticas y continúa vigente hasta nuestros días. Por placer estoy leyendo un libro titulado ‘Locos, ricos y asiáticos’, de Kevin Kwan, una historia divertida y fresca. Yo misma me defino como una mediterránea que le gusta bucear en el mar de la China, por mi estrecha relación con aquel país desde hace más de diez años. Voy variando y así se me hace más llevadero, aunque esto no es una novedad, lo hago siempre, soy infiel y ecléctica con las actividades y lecturas.

4) Me vienen a la cabeza muchas reflexiones: si vamos o no a vivir un cambio y se va a reescribir el significado de la globalización, de lo global y lo local, hacia un modelo más colaborativo en nuestro beneficio. Serían deseables unas fronteras que traspasen la solidaridad, no solo en una emergencia como el coronavirus, sino en las que teníamos olvidadas que no son pocas a nivel mundial. Recordemos que estamos solos cuando necesitamos cada vez mas a las otras personas.

Salta otra alarma hacia el modelo de vida que hemos llevado hasta ahora, donde consumo e individualismo son definitorios. No creo que seamos capaces de mirarnos al espejo como antes, y más después de esta situación. Tras esto deberíamos verificar nuestra fragilidad y vulnerabilidad, el absurdo del consumos masivo, pero, sobre todo, debiéramos poder oír la voz que callamos de una madre naturaleza finita y reconocer que con esta tregua la tierra a comenzado a sanar.

Me preocupa la alabanza al sistema sanitario español, no a los equipos de sanitarios que gozan de mi respeto y agradecimiento. Recordemos que los recortes han mermado este sector y la investigación, elementos prioritarios para alcanzar una plena sociedad de bienestar.

Y aquí mi llamada a todos los políticos liberales o nacionalistas, de izquierdas, centro o derecha, blancos, negro o amarillos: basta ya de trabajar para solucionar vuestras vidas y descended al mundo terrenal de los ciudadanos de a pie. Rebajad vuestros sueldos por decencia. Ahora vienen unos años de arrimar el hombro y vosotros sois los que deberías dar un paso adelante con este gesto. Fuera sueldos vitalicios de ministros, también las puertas giratorias y las jubilaciones no merecidas. En el plano económico nos enfrentamos a una recesión global que va a requerir de esfuerzos de todos, no lo olvidemos.

Estos meses se ha hablado de profecías: el físico y científico británico Stephen Hawking profetizó que el fin de la humanidad no comenzaría por una explosión nuclear, sino que apuntó a un virus como causante. En 2015, Bill Gates, magnate empresarial, informático y filántropo estadounidense, recordó en un discurso que el peligro mayor para la humanidad ya no es una guerra, sino una gran pandemia vírica, similar a la que estamos luchando hoy día.

Por favor, señores políticos, revisen los presupuestos en materias sanitaria y que se contemple un presupuesto mayor para la investigación científica.

Concluyo con una estrofa de la canción ‘Ma Solitude’, del cantautor Georges Moustaki, para recordad que nos podemos hacer los mejores amigos de la soledad que muchas veces puede llegar a deseada y necesaria:Non, je ne suis jamais seul / Avec ma solitude”.

CHEVI MARTÍNEZ (PROPIETARIO Y PROGRAMADOR DE JIMMY GLASS JAZZ | VALÈNCIA)

1) En casa, por supuesto, antes incluso del 14 de marzo. Intento no salir a la calle si no es imprescindible. No es un gran esfuerzo para mí; en casa estoy muy bien, no me aburro.

2) Esta situación afecta a todo el orden social, cultural, económico y político, entre otros. Es difícil predecir qué puede pasar. La sociedad, sobre todo la occidental, lleva muchos años sin grandes alteraciones de este tipo. Ha habido crisis económicas, terrorismo, etc., pero esta situación es diferente.

Actualmente, la mayoría de la gente no está acostumbrada a que le digan lo que tiene que hacer, a obligarse a ser responsable por el bien común, a pensar en lo prioritario.

La globalización es imparable. Está claro que los gobiernos tendrán que tomar decisiones para prevenir futuras situaciones de riesgo. Y no solo respecto a las enfermedades, sino a la degradación del planeta por parte del ser humano, un gravísimo problema que tiene la humanidad.

Creo que sufriremos con paciencia este momento, que cuando pueda ser volveremos a cierta normalidad y que tendremos que hacer un esfuerzo por recuperar nuestra actividad y nuestras circunstancias. Va a costar recuperarlo todo. Espero que la gente vuelva con ganas.

3) El confinamiento no altera gravemente mi régimen diurno porque estoy acostumbrado a trabajar durante todo el día en casa, programando conciertos, subiendo contenidos en la web, manteniendo contacto con músicos y agentes, diseñando carteles y todo lo relacionado con la visualización de la actividad del Jimmy Glass en los medios de comunicación. Mucho trabajo.

De hecho, ahora estoy más libre, ya que no hay actividad hasta no se sabe cuándo. Así que, como es fuerza mayor, tengo más momentos de relax para dedicarme a leer (estoy releyendo ‘Lincoln’, Gore Vidal), ver películas o series, cocinar tranquilamente y arreglar algunas cosas en casa. Comparto el espacio con Elena, mi mujer, por lo que no estoy solo, y todo entra dentro de la normalidad cotidiana.

Otra cosa es la noche. Acostumbrado a la intensa y emocionante actividad de los conciertos en Jimmy Glass, a la relación con amigos y músicos de todas las nacionalidades, me lo estoy tomando como unas vacaciones en lo social, que no está mal, aunque mantengo el contacto por otras vías. Supongo que según pase el tiempo empezaré a echarlo de menos en serio.

4) Confío en que esto no dure mucho, en que podamos recuperar la confianza en todo y no caigamos en el pesimismo. Hay que luchar, es ley de vida.

CRISTINA CHUMILLAS (GESTORA CULTURAL Y RESPONSABLE DEL DEPARTAMENTO ARTÍSTICO EN MY ARTIST LAB | VALÈNCIA)

1) Cuando llegó el aviso del Gobierno me encontraba en casa de mi pareja, aquí me quedé y aquí estoy. No imagino mejor compañero para vivir, lo que, a veces, parece una película.

2) Más que imaginar un futuro marcado por las consecuencias, deseo. Deseo que tengamos un futuro más solidario y que hayamos aprendido a que no somos intocables ni el centro del universo. Deseo que le devolvamos a la cultura aquello que nos ha cedido gratis durante este encierro en forma de consumo y así contribuyamos a la economía, cada cual dentro de sus posibilidades. Deseo que esto no se olvide y dentro de cuatro años lo tengamos presente en las urnas.

A nivel particular deseo seguir contribuyendo a que los proyectos de My Artist Lab sigan saliendo adelante y a que su departamento de arte crezca. También que aquellos planes de comisariado, gestión y expositivos en los que me encontraba participando, se desarrollen de una manera u otra, a su debido tiempo.

3) Tengo la suerte de tener buenas amigas libreras y visitarlas hace que siempre tenga libros y cómics pendientes de leer. Desde aquí, gracias, queridas, por tanto. Por otro lado, estar recluida en casa de mi pareja es como haberme encerrado en FNAC, así que no dejo de leer y ver películas.

4) ¡Quedaos en casa, por favor!

ENRIQUE BELENGUER (PRESIDENTE DE LA FUNDACIÓN PARA LA ÉTICA EN LA EMPRESA ÉTNOR Y SOCIO FUNDADOR DE INMERCO MARKETING | VALÈNCIA)

1) En mi domicilio de València. Formo parte de ÉTNOR, una fundación para la promoción y divulgación de la ética en la empresa, en la que nos encontramos, periódicamente, académicos y empresarios interesados en este apasionante tema. Hemos suspendido todos los actos presenciales, mantenemos el contacto con nuestros miembros de forma virtual, a través de la web.

2) Podemos apreciar cómo la incertidumbre se ha apoderado de la realidad, ya de por si compleja y ambigua, y como la volatilidad viene a incrementar la confusión, evidenciando la insolvencia o la ausencia de valores, no solo bursátiles, claro.

La epidemia en la que nos sentimos inmersos se ha presentado de repente, como un temporal que pone a prueba la solidez de los principios, de los cimientos de esta sociedad que, en mayor o menor medida, entre todos hemos venido construyendo, en lo social, en lo económico, en lo sostenible. Pero también vemos, escuchamos, sentimos, desde este involuntario confinamiento, cómo emerge la parte más noble del hombre: surge la solidaridad con fuerza, el reconocimiento del verdadero valor de las cosas, de lo esencial, vaya.

Y esto, si queremos, no permite esa perspectiva de posibilidad, de esperanza, en ese nuevo escenario en donde las cosas no volverán a ser igual. La denominada cuarta revolución industrial nos brinda la tecnología para que, si queremos, dar un salto hacia ese mundo de respeto a la naturaleza, de disminución de la pobreza, de mayor conciencia de comunidad y justicia social.

3) Estoy releyendo ‘Memorias de Adriano’, de Margueritte Yourcenar, y a continuación me esperan ‘La melancolía en tiempos de incertidumbre’, de Joke J. Hermsen, ‘Cuando la sociedad es el tirano’, de Javier Marías, ‘Historia de la Imaginación’, de Juan Arnau, ‘Historia oculta de la Música’, de Luis Antonio Muñoz…

En cuanto a las actividades que me propongo llevar a cabo: ejercicio físico, leer y escribir, charlar con amigos, meditación, radio, música, series de TV y pelis. Y, de vez en cuando, algo más.

EVA MONZÓN (PSICÓLOGA Y ESCRITORA | VALÈNCIA)

1) Estoy en València, en casa, algo soso, lo confieso. Sé de casos donde les pilló el estado de alarma en situaciones difíciles: en medio del mar, de viaje, lejos para regresar; con lo que, en todo caso, la incertidumbre se suma a un exilio forzoso. Pero a mí, no; yo en casa, imaginado cómo sería este confinamiento si no estuviera en ella. Un modo como otro cualquiera de pasar el tiempo.

2) El escenario inmediato es fácil de imaginar: es tal cual está siendo ahora, la gente, el mundo, se ha unido para actuar juntos –cosa sorprendente y única–, respondiendo de un modo coherente, solidario y responsable en la mayoría de los casos. El mundo entero. Eso es algo grande. No sé hasta cuándo nos portaremos así de bien, supongo que hasta que pase el peligro y un poco más, como cuando un corredor llega a la meta pero no puede parar hasta que sobrepasa unos metros más.

Las consecuencias a medio y largo plazo serán duras, de ajustes, de pagar las facturas de la falta de facturas ahora. Dependerá de cómo lo gestionen los que están al mando, de cómo lo aceptemos los que los pusimos al mando. Se puede imaginar todo: desde el caos, hasta su contrario. Lo que creo que sucederá es que las aguas, tras varias turbulencias, volverán a su cauce, lo que no sé es el tiempo que necesitarán para aclararse del barro. La gente olvidamos pronto. Pero lo que sí tenemos es lo que se está haciendo. Lo que estamos haciendo.

3) La efectividad de acatar el estado de alarma se debe, creo, en gran parte a las redes sociales, a esa globalización y cercanía que nos ofrecen. Desde ellas se convocan muchos eventos, se manipula incluso –hay ejemplos recientes claros–, pero, en este caso, ha ayudado a entender el panorama de una manera rápida y eficaz. Internet ayuda, no solo a eso, sino a no encontrarnos solos, ni perdidos, a poder hablarnos, vernos, trabajar, mover el mundo aunque sea a distancia. Eso es grande. Sin Internet y lo que supone el confinamiento sería atroz, la soledad terrible y el caos económico mucho mayor de lo que es.

El confinamiento puede ser estupendo, pero puede ser un infierno, depende de con quién te haya tocado quedarte atrapado. Eso puede desesperar a cualquiera, no solo es no ver a quien quieras, sino ver a quien no quieres todas las horas del día, todos los días. Ahí hay un problema, una crisis grave, no solo global, sino particular. 

Yo, por mi parte, no lo llevo mal porque es como suelo vivir. En casa, con libros, creando palabras, dando clases online, contestando mails, viendo cine, codeándome con el arte, que no me suele fallar.

4) Creo que ya he comentado más de lo que se me preguntaba en las demás preguntas, tampoco es cuestión de que, como hay tiempo, o eso se supone, lo tengáis que usar leyéndome. Pero creo que estamos viviendo tiempos extraordinarios, ese proverbio chino entre aviso y maldición: “Que no vivas tiempos extraordinarios”. Y creo que, por ahora, lo estamos  haciendo bien, casi todos. Y espero que lo que vayamos haciendo nos permita, al tiempo, mirar atrás, cuando se haya terminado lo que ahora ignoramos cómo acabará, y digamos y digan: “Lo hicimos bien, lo hicieron bien”. 

Esta es la última entrada de mi blog Tiempos extraornidarios:

“Que no vivas tiempos extraordinarios”, es un proverbio chino, muy adecuado siempre, entre la maldición y el aviso. Y es justo lo que estamos haciendo: vivir una época extraña de la que no sabemos cómo terminará. Eso es lo que tiene vivirla, que no se sabe qué va a suceder, cómo acabará, qué decisiones han de ser las correctas. Es esa duda, esa incertidumbre, la que agrava la situación, esta y cualquiera, las que cuando luego se estudian, a toro pasado, son tan fáciles de ver.

Por eso es extraordinario, porque no se puede ver más allá de lo que se va viviendo desde ese nuevo ángulo, ese nuevo modo de vivir dado por unas circunstancias atípicas. Que pronto sea una historia para contar, ya vivida».

FRANCISCO BLANCO LATINO (MÚSICO Y DIRECTOR DEL COLECTIVO SEDAJAZZ, BIG BAND, LATIN ENSEMBLE, ORCHESTRA| VALÈNCIA)

1) Como la gran mayoría de mis compañeros, me he tenido que montar en casa el estudio para poder seguir ofreciendo clases online y realizar grabaciones para diferentes estrategias relacionadas con la promoción nuestro colectivo, para que los alumnos sigan involucrados en el estudio del jazz y, de paso, aprovechar nuevas fórmulas para tocar juntos online, luego lo publicamos y repartimos un poco de alegría en las redes; falta hace.

Preocupado por el futuro de Sedajazz, ya que es un colectivo que se mantiene del taller permanente e itinerante y de los bolos –de momento nos han caído 23 conciertos–. No recibimos subvención de instituciones a pesar de ser una plataforma con 29 años de historia, formando músicos y creando aficionados al jazz con miles de conciertos en su andadura –actualmente, hay mas de 100 músicos en cartera y en la escuela contamos con 25 profesores–. Únicamente nos llegan pequeñas ayudas para la producción discográfica por parte del IVC. Aunque sacar discos no es rentable es uno de los recursos para promocionar nuestros proyectos; ya hemos editado 92 discos.

2) El escenario ya estaba complicado para los músicos y, sobre todo, los que nos dedicamos al jazz, nuestro carácter creativo nos salva en el aspecto musical; creo que esta situación va a causar una gran evolución de muchos artistas por contar con más tiempo para desarrollar sus proyectos. El problema de nuestro gremio es que, sobre todo, dependemos de los conciertos y estos se han anulado o pospuesto supuestamente. En estos momentos queda todavía más patente la precariedad de nuestro estatus laboral. ¿De qué manera se va a proteger nuestro gremio? En anteriores crisis pudimos comprobar que la industria cultural es una de las primeras en sufrir las consecuencias. Ojalá que con la que se nos avecina no sea así, aunque mucho me temo que nos va a tocar salvar la situación entre todos. Los políticos van a tener que aprender de esta situación y proteger mas la sanidad publica y la cultura, aunque para mi parecer van unidas: cultura = salud.

3) Yo vivía entre mi casa y las alquerías de Sedajazz. Ahora me he traído instrumentos y medios para poder seguir toda la actividad desde casita. Entre las cosas que llevo a cabo, aparte de preparar clases y las tareas de dirección de Sedajazz, podría comentar que he puesto en orden mis libros, apuntes, discos, cedés… Estoy descubriendo joyas, escucho mas música, toco con mis hijas, grabo en audio y video para después unir los componentes de toda una big band u otros formatos orquestales, cocino, veo cine con la familia, redes sociales e intento no informarme demasiado de las noticias.

4) Es momento de pensar en positivo y espero que la solidaridad entre todos aflore en esta primavera que acaba de comenzar; creo que será una de las salidas de esta situación. Pensemos en los oficios mas vulnerables y desprotegidos, no es momento de egocentrismo.

ISABELA ALFARO (BAILARINA, DIRECTORA DE FRÁGILES DANZA, CIRCUITO BUCLES DANZA, DANSANT A LA MARINA Y DANSA TORRENT | VALÈNCIA)

1) El equipo que conformamos Frágiles Danza nos encontramos trabajando, como no podía ser de otra manera, desde nuestros respectivos hogares. Lamentablemente, las programaciones culturales de danza que teníamos previstas desarrollar para los meses de mayo y junio, con la colaboración de distintas entidades privadas y públicas, han quedado paralizadas por el estado de alarma en que nos encontramos. Actividades en las que teníamos previsto contratar catorce espectáculos de distintas compañías valencianas y nacionales, dando apoyo y visibilidad además a ocho colectivos y a diez escuelas de danza.

Como el resto de las actividades culturales y no culturales, las distintas programaciones se encuentran paralizadas a la espera del fin del confinamiento, pero también a la espera de la incertidumbre generada por la actual situación, así como de ver el futuro a corto plazo que le deparará a la industria cultural, en general, y a la actividad de danza, en particular.

En el sector de la danza, todo ello implica cancelaciones de giras, nuevas producciones y coproducciones, ensayos, clases y todo tipo de actividades que supongan contacto entre las personas hasta que se restablezca la seguridad sanitaria, lo que hará que se sature la programación una vez restablecida la situación y que empresas que hayan tenido que cesar su actividad tengan que empezar de cero, nuevamente. Las instituciones públicas ya han tomado nota de este hecho y están trabajando para que se restablezca la normalidad lo antes posible.

Por otro lado, desde Frágiles Danza continuamos trabajando en la programación de la octava edición del festival Circuito Bucles Danza que, de momento, sí mantiene su celebración, posiblemente, en el mes de noviembre. En este sentido, seguimos trabajando a diario para conformar una programación amplia y exigente. En definitiva, seguimos trabajando para dar apoyo, ahora más que nunca, a la danza como vehículo de avance de la sociedad actual. En esta situación, posiblemente, este arte servirá como plataforma de reflexión de lo que está sucediendo, así como a compañías, escuelas y artistas que conforman esta forma de arte.

2) Sin duda, creo que esta crisis va a ser un punto de inflexión en lo social, cultural, económico y político, de consecuencias inciertas, pero lo cierto es que dejará una profunda huella. Aún en este marco, las posibles consecuencias a medio y largo plazo esperemos no sean tan duras como nos imaginamos, todo dependerá del tiempo que dure esta crisis.

En lo social, quizá nos enseñe a valorar más lo que tenemos, tras este confinamiento, las relaciones sociales creo que se verán reforzadas, al menos en lo humano. Dentro de lo positivo, creo que este parón mundial nos está haciendo reflexionar como sociedad y, a la vez, como humanos. Antes vivíamos en una burbuja no reflexiva. La cultura además nos puede ayudar en esta reflexión conjunta.

En lo cultural, por desgracia, creo que va a afectar bastante a todos los agentes culturales. El encierro y el cierre de espacios, salas, así como las posibles medidas futuras de prohibir espectáculos en estos espacios o la limitación de aforo, si se mantienen a largo plazo, afectará profundamente a la ya maltrecha industria cultural; muy especialmente a la danza en directo…. Necesitará verdadero apoyo de los gobiernos, pero también de la sociedad. Estados como Alemania han incluido a la cultura entre los bienes de primera necesidad; de este modo, esta industria podrá acceder a la línea de liquidez ilimitada prevista por el Gobierno alemán. Deberíamos aprender de esto.

En lo económico, por lo que vamos conociendo, se avecina una posible e importante crisis económica que afectará, de nuevo, a una sociedad que aún no se había recuperado del todo de la de 2008. Aunque se esperan medidas más ágiles y fuertes que las tomadas en 2008, me temo que se va a tardar en recuperar la actividad actual, aunque esperemos que la recuperación sea más corta que la anterior. Esperemos que sea temporal. Sin duda, esto va a afectar a la industria cultural no online.

En lo político, la sociedad valorará las actuaciones de las distintas formaciones políticas, así como de los gobiernos. Creo que, pasado el tiempo, la sociedad deberá reflexionar de su actuación y, por consiguiente, tomará de forma democrática sus decisiones al respecto. En todo caso, creo que esta crisis debe hacer reflexionar también a los políticos en sus decisiones, en sus actuaciones, en su apoyo a las necesidades de primera magnitud y, sobre todo, en su cooperación entre distintas fuerzas y agentes sociales, culturales y económicos para salir adelante. Sin duda, el comportamiento político debe cambiar para ello.

3) Vivo en familia con mi pareja e hija; nuestro objetivo es estar alegres y tener energía positiva, compaginando principalmente los cuidados de nuestra hija con el trabajo desde casa, además de no olvidar las tareas domésticas diarias. En el tiempo libre cocino, que me encanta, hago yoga cuando Carla duerme y leo antes de dormir. Recomiendo ‘Sapiens. De animales a dioses: Una breve historia de la humanidad’, de Yuval Noah Harari.

4) En la Comunidad Valenciana el sector de las artes escénicas ya vivió un panorama desolador y se reinventó con éxito para paliar los efectos de la crisis de 2008. Una de las consecuencias fue el nacimiento de festivales privados, entre los que se encuentra el Festival Circuito Bucles, para dar un espacio y visibilidad a artistas y compañías del sector de las artes escénicas. Hoy en día estos festivales son referentes a nivel nacional.

En esta ocasión, ningún profesional de nuestro sector, como el resto de la ciudadanía, estaba preparado para este suceso, pero he decir que yo, como parte de la Asociación Valenciana de Empresas Productoras de Dansa (AVED), me siento respaldada sabiendo que trabajan por nuestros derechos y están en comunicación directa con todas las asociaciones del sector a nivel autonómico y nacional. Junto con otras asociaciones de las artes escénicas, están trabajando para combatir una posible y futura crisis económica dentro del sector de la cultura, presentando a la Generalitat Valenciana y al Ayuntamiento de València un documento con propuestas de medidas de urgencia que han recogido con respuesta inmediata y con un tono de colaboración real por parte de las instituciones.

JERÓNIMO CORNELLES (ACTOR, DRAMATURGO, DIRECTOR DE BRAMANT TEATRE Y DIRECTOR ARTÍSTICO DE RUSSAFA ESCÉNICA | VALÈNCIA)

1) En casa. Afortunadamente con mi pareja, ya que la soledad no elegida es algo que no llevo demasiado bien. Así que si de esta no nos separamos, igual hasta hay boda.

2) Sinceramente, me imagino un escenario terrorífico. No lo digo desde la desesperanza, lo digo desde la crudeza de las ya lastimadas artes escénicas de por si, que, tras esto, dudo mucho que el teatro, la danza, o el arte y cultura en general, pasen a ser la prioridad de ningún Gobierno. Evidentemente, y por sacar algo positivo, pienso que somos afortunados con el Gobierno actual, ya que con un Gobierno de derechas en el poder no imaginaría un escenario terrorífico, sino más bien apocalíptico.

3) Lo llevo bastante bien, suelo trabajar desde casa y es algo que me gusta; también tengo la suerte de vivir en una casa relativamente grande, con lo que puedo aislarme cuando me aburro de mí mismo, o incluso hacer algo de ejercicio, algo completamente nuevo para mí…

Lo que también siento es una gran pereza hacia actividades como leer, escribir, estudiar…, y a parte de las cosas básicas y necesarias, mucho del tiempo muerto lo paso cara a la televisión y viendo programas de entretenimiento que me dejen el cerebro frito.

4) Por favor, que los gestores y políticos trabajen desde ya en medidas eficaces para cuando salgamos de aquí. Que no se relajen y, en cuanto se levante esta cuarentena, saquen una batería eficiente y sencilla de propuestas para ayudar a las artes escénicas y todas las artes en general, centrada, además de en las empresas grandes y pequeñas, en los artistas y creadores.

Las buenas intenciones y pedir consenso al sector sobre cómo actuar siempre es bienvenido, pero necesitamos hechos concretos y acciones reales para el primer día que salgamos a la calle e intentemos volver a una normalidad que creo que ya no será como antes.

JOSÉ ANTONIO SOBRINO (PREMIO REY JAUME I PROTECCIÓN AL MEDIOAMBIENTE 2019, CATEDRÁTICO DE FÍSICA DE LA TIERRA EN LA UV | VALÈNCIA)

1) Me encuentro en casa desde hace unos días, cumpliendo con mi obligación de estar confinado. Soy afortunado porque puedo continuar con mi trabajo: teleconferencias, convertidas hoy en la habitual forma de contacto con los miembros de los proyectos de investigación que tenemos en marcha, escribiendo artículos, revisando cálculos y en plena organización de un congreso internacional que esperamos celebrar el próximo mes de septiembre. Todo sin dejar de pensar en el momento en el que nos encontramos, que, probablemente, supondrá un punto de inflexión en nuestras vidas.

2) No considero suficientes los datos publicados hasta el momento como para dar una respuesta mínimamente fiable y no sé si algún día lograremos disponer de una información veraz que nos muestre lo que ha pasado a nivel planetario. Habrá, sin duda, consecuencias incluso a corto plazo y en todos los órdenes; solo espero que vayan en la línea de proteger a los ciudadanos y poder alcanzar los 17 objetivos de desarrollo sostenible de la agenda 2030 de la ONU. Nos queda mucho todavía.

3) Mi vida profesional consiste en una sucesión voluntaria de estados de confinamiento y viajes (experimentos en el campo, conferencias en congresos, participación en cursos, reuniones de proyectos, etc.). Seguiré con mi actividad habitual y estaré al servicio de mi universidad para cualquier tarea que me soliciten. Echo de menos correr por el campo y lo estoy sustituyendo con ejercicios en casa.

4) Estamos en medio de una tragedia. Mi mayor deseo es que podamos vencerla lo antes posible con el menor número de víctimas.

Lamento profundamente haber asistido con impotencia a un relato insolidario que minusvaloraba el impacto del virus porque únicamente afectaba a ancianos y enfermos, lo que además se está demostrando que tampoco es cierto. Espero que saquemos lecciones de esta situación que ha costado vidas, y, aunque ahora es el momento de estar unidos para vencer a este virus, no debemos dejar caer en el olvido la necesaria inversión en investigación, en personal, en equipamiento, en tener empresas estratégicas que nos proporcionen la autonomía necesaria en un caso de pandemia y que, además, nos permitan ayudar a continentes como África, las equivocaciones de percepción de la situación, la histeria colectiva en los supermercados, etc.

JOSÉ LUIS PÉREZ PONT (CRÍTICO Y COMISARIO DE ARTE Y DIRECTOR DEL CONSORCI DE MUSEUS DE LA COMUNITAT VALENCIANA Y DEL CENTRE DEL CARME CULTURA CONTEMPORÀNIA)

1) Tras los primeros días en el Centre del Carme organizando el nuevo sistema de trabajo, estoy en casa teletrabajando. Con más intensidad de la previsible, pero ilusionado por la cantidad de contenidos culturales y educativos online que estamos siendo capaces de generar desde el Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana. Prefiero siempre ver el vaso medio lleno, por lo que, a pesar de lo terrible de la situación que estamos viviendo, creo que también es una oportunidad para repensar cosas.

2) Se trata de un momento complicado en todos los órdenes, que afecta individualmente a las personas, limitando libertades públicas y derechos básicos, además del riesgo para la salud, pero a la vez golpea de forma conjunta a todo un sistema de mundo que debe ser analizado críticamente.
El alcance de las consecuencias de todo esto es imprevisible, pero, sin duda, se van a requerir numerosas medidas de apoyo para reequilibrar está situación, algunas de las cuales ya han comenzado a adoptarse a nivel estatal y autonómico.

En el ámbito cultural, a la debilidad estructural habitual se suma este parón que nos preocupa a todos. Por nuestra parte, desde el Consorci de Museus y el Centre del Carme estamos trabajando a toda velocidad, en el marco del programa ‘reaCtivem’, de la Conselleria de Cultura de la Generalitat Valenciana, para lanzar convocatorias públicas que contribuyan a reactivar el sector, haciendo valer la igualdad de oportunidades.

3) De momento, trabajando sin descanso para seguir gestionando la programación que ha de llegar cuando pase todo esto, posponiendo nuestra programación sin cancelar nada e ideando estrategias online para que el Consorci de Museus #CMCVaCasa siga prestando un servicio público de calidad, atendiendo las necesidades de la ciudadanía también en estas circunstancias (a pesar de lo reducido de nuestro equipo, de solo 12 personas).

Tengo varios libros en marcha, porque suelo leer varios a la vez, pero estos últimos días no he podido hacer más que trabajar. La prioridad en este momento es la que es.

4) Mi respeto y apoyo a todas las personas que están trabajando en la gestión y atención sanitaria de esta crisis, también a quienes se están viendo afectados en primera persona y a sus familias y seres queridos. Mi deseo es que podamos salir con éxito de esta encrucijada y que seamos capaces de saber qué hay exactamente detrás de todo esto. No me quiero poner conspiranoico, pero…

Ante todo, no perdamos el ánimo, la solidaridad y el optimismo. #AçòTambéPassarà

LUCÍA PEIRÓ (ARTISTA INTERDISCIPLINAR | VALÈNCIA)

1) En València, en casa, sola. Descubriendo el silencio de la ciudad y echando de menos a Nicolau, mi hijo.

2) Este es, ya de por sí, un escenario de ciencia ficción, ¿no? En este presente que vivimos nos encontramos en ciudades que no pueden ser paseadas, paisajes que no pueden ser disfrutados. Impera la recomendación de anular el contacto físico, se recuentan a diario los infectados y los fallecidos. Y todo esto acatando la obediencia. Quizás explotemos cuando la pandemia esté controlada, o antes, claro.

Seguro que todas pensamos en una nueva recesión económica, esta vez global, y que afectará principalmente a los más desfavorecidos, que siempre somos los mismos. Incluyo aquí a mi colectivo, el de los artistas, los poetas, los escritores, los diseñadores, los músicos. Parálisis cultural. Arranque de nuevo. Bucle. Nosotros seguiremos adelante, que, como siempre, podemos.

En este momento en el que cuenta más que nunca el tiempo, me recreo pensando que iniciaremos una nueva revuelta social, para replantear un nuevo modo de vida en el que no impere el capitalismo desaforado. Pensar en cómo queremos vivir en este planeta, a qué darle prioridad, cómo considerar a los demás y ponerlo en marcha es la clave. Participación política colectiva, es lo que espero.

3) Al principio con resignación por la situación, ahora conteniéndome, quizás por mi carácter. Lo estoy afrontando con trabajo, lo que llevo entre manos, lo que queda pendiente, los que voy a iniciar. Al anularse todas actividades culturales, mi participación en el Cicle Art d’ al CCCC queda pospuesta para noviembre, y tal vez cambie mi propuesta de acción. También deseando poder ir al MACBA, a la expo ‘Acció. Una història provisional dels 90’, que se inauguraba el 2 abril y en la que participo con la pieza ‘Observe atentamente mi envejecimiento’. Estoy finalizando un libro de artista sobre una de mis performances, ‘La habitación cerrada de mi memoria’. Releyendo bastante. ‘La utilidad de lo inútil’, de Nuccio Ordine, ‘El contrato social’, de Rousseau, y he comenzado ‘Zaj. Historia y valoración crítica’, un interesante libro de Llorenç Barber que recientemente publicó CENDEAC. Y poesía, siempre poesía: Marc Granell, Emily Dickinson, Wislawa Szymborska…

Y, lo más importante: conversaciones telefónicas diarias con la familia y cita virtual con los amigos, copa en mano (risas aseguradas).

4) ¡Uff!! Al anunciarse públicamente el estado de alarma me vino a la cabeza el pasaje mitológico de ‘La peste de Egina’. Miraba por mi balcón y las luces de las fallas, sin acompañamiento musical, me hipnotizaban. Después, pensé en todas las niñas y niños recorriendo espacios cerrados, trazando líneas. Ahora solo pienso en acciones mínimas, en observar lentamente el vapor de la olla, en tomar lentamente un café, desplazarme lentamente por mi casa sin calcular el tiempo. En dar importancia a las cosas que verdaderamente lo tienen. Creo que el tiempo es la clave. El tiempo y la política social.

MARTA PÉREZ IBÁÑEZ (INVESTIGADORA, DOCENTE Y PRESIDENTA DEL IAC | MADRID)

1) En casa, en Madrid, recluida como casi todo el mundo. Teletrabajando y sacando adelante proyectos que están en marcha, pero que en muchos casos están mutando debido a este extraño confinamiento que estamos viviendo. Y permanentemente en contacto con profesionales del sector, escuchando su situación, sus demandas y necesidades, ofreciendo datos, evaluando el impacto, y esperando que se tomen medidas eficaces.

2) El impacto que de momento se está apreciando en el sector es brutal, y nos estamos enfrentando a una situación sumamente anómala y sin precedentes, no sólo dentro del ecosistema del arte, sino a nivel global. El cierre de galerías, museos y centros de arte, el recorte de los presupuestos ya asignados y esperados, la cancelación de ayudas y subvenciones que eran imprescindibles para sacar proyectos adelante, la cancelación de ventas y encargos de obra de arte y un etcétera larguísimo, está provocando que desde todos los ámbitos de un sector, ya de por sí débil y precario, todo tipo de profesionales, instituciones, empresas, se estén planteando si serán capaces de continuar en su actividad si no se toman medidas urgentes y eficaces. De hecho, la repercusión que esta crisis tenga a medio y largo plazo dependerá de dichas medidas, y no solo desde las administraciones, sino desde toda la sociedad. Tenemos que replantearnos muchas cosas, todo nuestro sistema de valores, nuestro modo de vida, nuestra forma de relación entre nosotros y con la naturaleza, nuestro modelo productivo y de consumo. Habrá un antes y un después de esta crisis, y todos saldremos tocados.

3) Sigo investigando, escribiendo, leyendo, evaluando, retomando proyectos abandonados que ahora se ven desde otra perspectiva y replanteando otros que hablaban sobre una realidad que ya nunca será igual. Pero la mayor parte de mi tiempo lo estoy dedicando al IAC, a la asociación que presido, porque considero que es ahora cuando el compromiso tiene que hacerse evidente. Escuchar a los casi 500 socios, profesionales del sector del arte contemporáneo, entender cómo se está sintiendo esta crisis en sus actividades y ayudar a proponer medidas que mitiguen el impacto está siendo prioritario para mí en estos días. Estoy en diálogo permanente con los presidentes de las juntas territoriales para conocer la situación en cada comunidad, muchas de las cuales ya cuentan con planes de choque, que tienen que servir de ejemplo y análisis. El IAC tiene un compromiso de colaboración muy fuerte, y sé, sabemos, que colaborando entre todos se puede ser mucho más efectivo.

4) La cultura, el arte, son lo que permite cambiar procesos de comportamiento social e individual, algo imprescindible en estos momentos. La cultural nos hace más fuertes, solidarios, sostenibles, tanto individual como socialmente, y ahora más que nunca requiere que se tenga en cuenta como material sensible y como nuestro patrimonio fundamental. El futuro pasa por un replanteamiento general de nuestro modelo de vida, y esa regeneración vendrá de la mano de la educación y la cultura. Esta crisis está siendo tan drástica y repentina que no sé si estamos preparados, si somos conscientes. Ojalá el #quedateencasa nos sirva para reflexionar.

PAQUI MÉNDEZ (CINEASTA, PERIODISTA Y FEMINISTA | VALÈNCIA)

1) En mi casa, trabajando como siempre desde mi despacho. El único cambio es un silencio especial que me ayuda a concentrarme más fácilmente. Mi situación es algo peculiar, como la de otras tantas personas que se han visto sorprendidas por esta pandemia. Lo primero ha sido una cascada de cancelaciones desde la declaración del estado de alerta, de actos que estaban previstos realizarse durante el fin del mes de marzo y principios de abril; la actividad prevista se ha frenado en seco. Ahora bien, todo tiene una parte buena: me está sirviendo para deshacerme de cantidades ingentes de documentación acumulada durante años, fruto de multitud de trabajos varios, eso sí, relacionados en su mayoría con la cultura y el feminismo, mis dos actividades principales.

2) Yo me imagino un escenario muy repleto de actos, llegando a la saturación, actos que hoy están en stand-by y que están intentando encajarse en los futuros meses en un calendario imposible, en lo que a la vida social y cultural se refiere.

Con respecto a lo económico, estos días he pensado mucho en las personas que tienen trabajos precarios o ingresos inestables y me preocupa mucho cómo podrán capear el temporal. A mí, personalmente, no me afecta demasiado, puesto que tengo una nómina garantizada y fija que no se verá afectada, pero no por ello dejo de empatizar con todas las personas que no están ni estarán en esta situación.

Políticamente, a mí me gustaría pensar que va a servir para sacar algunas lecciones y cambiar las cosas. Creo que podemos sacar como lección que la política debería servir para poner en el centro los cuidados a las personas, ya hemos visto lo frágil que es nuestra salud y las infraestructuras que la sostienen. El acceso y la calidad de la educación y la sanidad a toda la población de un país son el mejor reflejo del funcionamiento democrático de ese territorio, pero también del bienestar de las personas que lo habitan. Ojalá esta pandemia sirva para no tener que plantearse disyuntivas tan crueles como “la economía o la salud”, como lo están haciendo algunas personas. Tendremos que seguir luchando por una sociedad más igualitaria, solidaria y empática, esto nos beneficiaría a toda población. Unir esfuerzos y caminar en un solo sentido para cubrir lo esencial para todo el mundo debería ser una enseñanza de este tiempo. Individuos con sus necesidades cubiertas, libres y con una vida plena, debería ser el norte.

3) Tengo que reconocer que lo llevo estupendamente bien, me ha servido para hacer cosas que tenía abandonadas: cuidado de plantas, muebles, arreglo de terraza, limpiezas extraordinarias de objetos acumulados, ordenar mis estanterías, copias de seguridad e, incluso, me ha servido para ordenar mis ideas y preparar proyectos. He podido disfrutar de un sinfín de actividades a las que nunca llegaba por el exceso de trabajo: lecturas de todo tipo, visionado de series (he descubierto algunas verdaderamente apasionantes), películas atrasadas y, algo muy placentero, contacto con amigas y amigos con los que hacía tiempo no podía tener una conversación tranquila y sosegada, aunque haya sido virtualmente. Me siento una privilegiada, tengo la suerte de contar con la ayuda de las redes sociales y la tecnología para poder realizar todas estas tareas y poder preparar nuevos proyectos.

4) Me gustaría mucho que esta situación nos hiciera reflexionar sobre ese ritmo trepidante que llevábamos como si no hubiera un mañana, que nos sirva para tomarnos la vida con más sosiego. También me gustaría que le sirviera, en este caso a la clase política, para ver las ventajas de unirnos ante las adversidades y no aprovechar las malas situaciones para sacar rédito político sin importarles el daño que causan a las personas a las que representan.

Cuando pasen estas circunstancias, deberíamos reorientar mejor nuestras prioridades, poniendo en el centro los cuidados y la vida de las personas, porque todas las personas vamos a necesitar ser cuidados y deberíamos tener derecho a una vida que valga la pena ser vivida de forma placentera.

PAULA SANZ CABALLERO (ARTISTA E ILUSTRADORA | VALÈNCIA)

1) Estoy en la Patacona, València, y me encuentro bien, por lo conforme, supongo.

2) Mi escenario inmediato es el de dar salida al cargamento de botes de garbanzos que hay en casa. Las consecuencias a largo plazo las veré… Las veré sin necesitad de augurios, vendrán solitas y de forma natural. Me encantaría, eso sí, que la gente dejara la costumbre tan española de tocar el brazo del otro al hablar. Igual en esto los astros se alinean a mi favor.

3) El confinamiento no lo afronto, porque no veo esto como una guerra, sino como algo que ya ha ocurrido en el pasado y que volverá a ocurrir. Acepto las cosas como vienen y les digo adiós si deciden irse.

Estoy leyendo ‘Decline and Fall’, de Evelyn Waugh; me esperan, si la cosa se alarga, ‘The Marriage Plot’, de Jeffrey Eugenides, y ’22/11/63′, de Stephen King. Además, zafarrancho de culebrones brasileños.

4) ¿Cuando todo esto mejore, seguiremos compartiendo la ensaladilla rusa en el mismo plato? ¿Cambiará el arte del tapeo?

RAFAEL MALUENDA (CINEASTA Y GESTOR CULTURAL | VALÈNCIA)

1) Me pilló –no diré que me sorprendió, como a nadie– el estado de alarma fuera de València, así que estoy en casa de mi novia –mejor que en la propia–, en el campo de Monóvar. Rodeado de naturaleza, libros, películas y música. En contacto con mis padres y hermanos, que viven todos entre Monóvar, Elda y Elche, si bien nos vemos sólo por videollamada, como es natural.

2) A día de hoy, ya resulta evidente el triste efecto directo del virus en nuestra sociedad, en familias próximas, con el golpe trágico de la separación y la muerte. A la vez, el impacto en el terreno laboral está afectando ya a infinidad de familias, que ven cómo deben hacer frente al aislamiento sin la posibilidad de ingresos –o padeciendo una reducción drástica–, luchando cada día con la amenaza de la incertidumbre y el acoso de las certidumbres. Los sectores culturales no son una excepción, con la suspensión de rodajes y espectáculos, con teatros, salas de cine, auditorios y museos cerrados, y editores en situación dramática. En lo político, en general y salvo excepciones (que no van por partidos, sino por personas), se echa en falta capacidad de liderazgo, no solo en España, sino también en Europa y en el resto del mundo. La perplejidad puede resultar paralizante, y la temeridad, dramática. Con todo, en la medida en que los seres humanos se retratan en las circunstancias más arriesgadas, mantengo la esperanza por la entrega de los profesionales que operan en primera línea, y por las iniciativas que van aflorando entre los ciudadanos. Una esperanza no basada en pensar que no nos llegarán ni el dolor ni las duras consecuencias de una nueva crisis económica, sino en que tendremos como sociedad la dignidad y la actitud para plantarles cara.

3) Procuro, desde el primer día, mantener una rutina diaria, dedicando la mañana y parte de la tarde a la escritura. A partir de las 19:00 es tiempo para la lectura, cena y –no siempre– película. Como de costumbre, llevo varios libros en danza, releyendo ensayos de Gaston Bachelard y de Junichiro Tanizaki (‘El agua y los sueños’ y ‘El elogio de la sombra’, respectivamente), y la poesía de José Iniesta. En ficción, vuelvo sobre el Jardiel de ‘Amor se escribe sin hache’ y el Azcona de ‘Pobre, paralítico y muerto’. Me espera, también, por primera vez, ‘La isla del padre’, de Fernando Marías. Y, desde luego, los Evangelios, de vigencia especialmente reveladora en estos momentos. En cuanto a cine, reviso a De Toth, Boetticher y siempre Berlanga, Ford y Lang; también la serie ‘Gigantes’, de Urbizu, y ansío empezar con ‘Chernobyl’ –no, ningún problema en verla en estas circunstancias; es más, creo que es un buen momento–. En cuanto a la música, de Beethoven a Saint Saens, Mahler, claro, y Rachmaninoff; mucho jazz, mucho Ellington, Ella Fitzgerald y Sammy Davis, Jr. Y siempre Elvis, claro.

No obstante, en los últimos cuatro días hemos hecho un paréntesis en esta rutina, dedicándonos a confeccionar mascarillas para hospitales, centros de salud y residencias, ante la alarma lanzada por los profesionales sanitarios por el desabastecimiento más elemental, organizándonos junto a una red de voluntarios que incluye, sobre todo, aparadoras y modistas, que entregan generosamente su tiempo desde el confinamiento en sus domicilios. Este pobre aprendiz aporta más voluntad que eficacia, pero ahí seguimos.

4) Pienso en el papel de la Catedral de Chartres en ‘F for Fake’, de Orson Welles: en medio de todo el divertido juego de plagios e imitaciones, de falsedades presentadas por el cineasta, parece que el relato se detiene para que emerja “Chartres: una celebración a la gloria de Dios y a la dignidad del hombre”. “Quizá –piensa Welles– este rico bosque de piedra, este canto épico, este magnífico grito coral de afirmación” permanecerá intacto cuando lo demás se haya desvanecido, para testificar los logros humanos.

Como Chartres, los clásicos. Los mitos. Todo aquello que, a través de los siglos, permanece vivo en el interior del ser humano, que es vigente. El arte –ya se sabe–, los relatos, en cualquiera de sus formas, nos revelan quiénes somos. El arte seguirá siendo capital para enfrentarnos a la verdad. Y también el humor. Mucho dependerá de nuestra actitud ante la vida, como siempre ha sido. O, al menos, eso creo yo…

VICENTE MARCO (ESCRITOR | VALÈNCIA)

1) En casa. No salgo nada y aprovecho para trabajar y descansar.

2) Creo que, en este momento, lo mejor es no imaginar nada ni pensar en el futuro. Hay que pensar en el presente inmediato, disfrutar minuto a minuto de lo que podíamos hacer y no hacíamos por culpa del deber hacer.

3) Sigo escribiendo, corrigiendo obras de otros escritores e impartiendo talleres de escritura (ahora online). Soy un poco más virtual. Todos somos más virtuales. Ahora estoy leyendo una magnífica novela inédita de Javier Sarti. Me encanta (Javier Sarti y esta novela), y he terminado ‘Insurrección’, de José Ovejero. También me ha gustado un montón.

4) Aprovechemos el tiempo para disfrutar.

Merche Medina