#MAKMAArte
‘Yo lo vi’, de Pepe Miralles
Comisaria: Isabel Tejeda
Centre del Carme Cultura Contemporània (CCCC)
Museu 2-4, València
Hasta el 18 de febrero de 2024

Pepe Miralles es un artista comprometido con su tiempo que, gracias a su práctica artística pionera en la lucha desde el arte y el activismo por los derechos sociales relacionados con el sida, consigue persuadir, motivar, hacer reflexionar y generar conciencia al respecto.

En esta ocasión, mira atrás para traer al presente una problemática que es oportuno revisitar: él fue testigo de la realidad del sida hace cuarenta años. Él lo vio, y él puede contarlo. La propuesta ‘Yo lo vi’, abierta en el CCCC, se suma a las pocas exposiciones realizadas, hasta la fecha, en España específicamente vinculadas con la pandemia del sida.

El objetivo siempre es el mismo: transitar del estigma al respeto. Su extensa trayectoria –que se inicia en los años 90– está marcada por dos ejes clave: por un lado, la perspectiva social del VIH y el sida; por el otro, la sexualidad en el espacio público, documentado prácticas como el cruising y las biohistorias del colectivo implicado.

Detalle de ‘Ajuares’ (1997), de Pepe Miralles. Fotografía cortesía del CCCC.

En esta ocasión, con voluntad de cronista, vocación de archivero y alma de artista, compone “un relato del clamor” para rememorar el trauma de los años 80 y 90. Como bien apunta Élisabeth Leibovici, Pepe Miralles “es un testigo de la historia que no se queda en la emoción del consultorio terapéutico, sino que avanza desde la descripción para, de este modo, repensar el papel de las producciones culturales en un momento como el de la crisis del sida”.

‘Yo lo vi’ se encuentra precedida, recientemente, de otros proyectos de Miralles, como ‘Efecto de una fuerza aplicada bruscamente’ en el IVAM, en 2019; o ‘El libro de las preguntas’, una intervención presentada en el cubo del MuVIM en febrero del año pasado. Esta apertura de puertas en los museos públicos valencianos hacia la obra de Pepe Miralles supone un reconocimiento a su trabajo, principalmente a su lucha incansable contra las injusticias de su contexto más próximo y la defensa de la dignidad de las personas.

Además, Pepe Miralles ha dedicado toda su vida a la docencia en la Facultad de Bellas Artes de San Carlos de València, difundiendo entre varias generaciones su metodología y posición crítica ante la contemporaneidad. En definitiva, haciendo escuela. Como no podía ser de otra manera, su talante pedagógico impera en esta exposición, comisariada por Isabel Tejeda.

Tan solo el relato de los hechos estremece. Más allá de lo audiovisual, en la exposición subyace un mensaje con animado interés educativo. Los cuerpos constituyen una parte fundamental del proyecto. A ellos remiten la mayoría de las obras. Algunas, por su contundencia, merecen ser reseñadas.

La primera de ellas es una serie de fotografías de cantos rodados. El río, el devenir de los accidentes, pule y merma a un elemento tan duro como es una piedra, similar a lo que sucede con el sida y el cuerpo. En aquellos años se difundían mensajes que recomendaban ejercitar la musculación. “El resultado es un artificio: las pesas y el cuerpo son parte de una escenografía del disimulo, ya que si estoy cachas, nadie sospechará de mí”, explica Pepe Miralles.

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Al fondo, parte de la serie ‘Canto rodado’ (2023), de Pepe Miralles. Fotografía cortesía del CCCC.

Con un grado de empatía enorme, el artista nos cuenta las intrahistorias de las vidas de sus amigos para llevarnos –haciendo un guiño a la obra ‘Carrying’, de Pepe Espaliú– a aquel momento marcado por el desconocimiento y el rechazo social. En la exposición se pueden ver, por ejemplo, botes con supuestas fórmulas magistrales curativas “que habitan inútilmente en el estómago” o bolsas de hierbas, vendidas por un farsante, que se debían ingerir tres veces al día y que no servían para nada.

Comer grandes cantidades de grasa era otra de las recomendaciones fake para disimular la delgadez y la pérdida de masa muscular debido a la enfermedad. A mesa puesta nos recibe la obra titulada ‘Tantos creyeron en esto’, con platos, tazas y cucharas repletas de mantequilla.

‘Corregir el cuerpo’ (1984-1994), Pepe Miralles. Fotografía cortesía del CCCC.

Pepe Miralles es historia viva en la lucha contra el sida. Su obra, en ocasiones, es áspera porque presenta, no representa, la cruda realidad del sida en los años 80 y 90. Su posición poética y, a la vez, activista –artivista, más bien– recuerda a la de sus propios referentes artísticos, desde Félix González-Torres hasta el grupo fundado en Nueva York, ACT UP (pórtate mal). De hecho, la tipografía de las aplicaciones gráficas de la exposición, diseñada por Marta Negre, es la misma que la empleada por dicho colectivo.

“Quiero incidir en la necesidad de entender la pandemia del sida como algo reciente, muy próximo a nuestro presente. No hace tanto tiempo realmente. Y el tiempo del sida lo sentimos como muy lejano”, explica Pepe Miralles, para quien dicha dolencia “ha sido una de las grandes violencias que ha sufrido la comunidad LGTBIQ+”.

“Una noche decidimos esperar a que se apagaran todas las luces de los apartamentos del edificio. Mientras el vecindario dormía, nosotres encendimos la luz de la habitación de Juan Guillermo, reviviendo su presencia en ese espacio en el que tantas noches había estado la misma luz encendida aliviando vigilias de espera e incertidumbre. Bajamos a la calle y fotografiamos la escena. Recogimos el trípode y la cámara, subimos al apartamento, apagamos la luz y nos fuimos de esa casa que ya estaba totalmente vacía”, relata Pepe Miralles de cuando vaciaron de enseres la casa de su amigo fallecido.

Primer plano de los objetos de ‘Ajuares’ (1997), de Pepe Miralles. Fotografía cortesía de CCCC.

Los objetos que había en ese piso se disponen sobre una mesa en una suerte de ejercido de etnografía sobre el virus. Goteros, jeringuillas, agujas, gasas, pastillas, calmantes y termómetros forman parte de la mudanza, convertidos ahora en ‘Ajuares’, el título de la pieza que tiene un precedente en la presentada, años atrás, en el Museo Nacional de Antropología de Madrid.

La mesa alargada, con objetos dispuestos sin ningún tipo de vidrio protector, posibilita varias lecturas complementarias, tanto las relacionadas con que el sida no se contagia a través e objetos como el de “poner en valor la vulnerabilidad de lo que ahí se expone, sin barreras, dejando que el olor flote por la sala”.

‘Yo lo vi’ es también un dibujo de Francisco de Goya, de la serie sobre los ‘Desastres de la guerra’. Pepe Miralles habla también del desastre en aquellos primeros años del sida, marcados por la ignorancia y la incertidumbre. “No es que este tema –el sida– me interese, sino que me concierne y me afecta como marica”, sentencia el artista.

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Pepe Miralles frente a ‘Ajuares’ (1997). Fotografía cortesía del CCCC.