‘Orientalismos. La construcción del imaginario de Oriente Próximo y el Norte de África (1800-1956)’ | ‘#IVAMdesdecasa’
Institut Valencià d’Art Modern (IVAM)
Fotografías de Pedro Hernández
Con esta frase de Edward Said, extraída de su libro ‘Orientalismo’ (1978), se abre la exposición de título similar ampliado al plural de ‘Orientalismos’: “Tomando la última parte del siglo XVIII como punto de partida…el orientalismo puede discutirse y analizarse como la institución incorporada para tratar con el Oriente…como un estilo occidental de dominación, re-estructuración y sostenimiento de autoridad sobre el Oriente”. Bajo esta premisa, el IVAM acoge 660 obras de 70 colecciones públicas y privadas para mostrar los estereotipos que Occidente ha construido, para reducir la imagen de Oriente a una serie de clichés mediante los cuales ejercer su poder.
“Se trata de retratar a ese otro mundo como reflejo negativo de nosotros mismos”, señala Rogelio López Cuenca, comisario junto a Sergio Rubira y María Jesús Folch de ‘Orientalismos. La construcción del imaginario de Oriente Próximo y el Norte de África (1800-1956). “Oriente era un reflejo invertido de Occidente, aquello que Occidente no es”, de manera que todo lo bueno se localizaba en la mente europea, frente a lo pernicioso o simplemente domesticado por salvaje del Oriente “como la infancia de la humanidad”, apunta López Cuenca, añadiendo después: “Anclados en un infantilismo permanente, existía una necesidad de control frente a esa explosión fanática sin sentido”.
Esa percepción exagerada y con pocos detalles que se tiene de las personas y los grupos ajenos, a la que alude el estereotipo, fomenta la creación de una identidad que implica, siguiendo al propio Said, “establecer antagonismos”. Sadiq Jalal al-‘Azam, filósofo marxista de origen sirio, criticó el orientalismo de Said por entender que los ideólogos árabes utilizan un enfoque similar de signo contrario, privilegiando su cultura y el Islam frente al corrupto cristianismo. Sadiq proponía, por ello, salir de las “categorías esencialistas” de Oriente y Occidente, tan propicias para rebajar la complejidad de ambas culturas a moldes prefijados, que es lo que habitualmente hacen unas culturas sobre otras, según Jalal al-‘Azam.
El IVAM se limita a exponer todo cuanto tiene que ver con el orientalismo, recreando una historia de víctimas (orientales) y verdugos (occidentales), en la línea de las últimas tendencias posmodernas de deconstrucción de los grandes relatos hegemónicos del Occidente desarrollado. Exposición con todo lujo de detalles y, desde esta óptica, rica en piezas que abarcan desde obras de grandes artistas plásticos (Goya, Benlliure, Sorolla, Picasso, Klee, Muntadas, Fedorov, Gegisian o Moataz Nasr), a carteles de cine, publicidad, cómics, videos y hasta prendas de Mariano Fortuny (Museu del Vestit de Madrid).
“Estos clichés que todavía existen hoy no son casualidad”, asegura José Miguel Cortés, director del IVAM, sino fruto de los “anhelos y miedos” que de Oriente seguimos teniendo los occidentales. En uno de los carteles de la exposición se alude a esa contraposición entre “el romance del Este” y “el confort del Oeste”, para referirse a España como articulador de ambas tendencias, sin duda como reclamo turístico. En otro cartel similar, se insiste en el confort de Europa y la exuberancia de África que le espera a quien venga a España.
‘Orientalismos’ empieza a mostrar el aluvión de estereotipos que conforman esa visión occidental de su homólogo del Este, exhibiendo algunos grabados relativos a la expedición militar de Napoleón por Egipto y Siria entre 1798 y 1801. Y así, de forma cronológica, se van exponiendo obras que hacen referencia a la dominación colonial, a la moda orientalista, a los viajes de fotógrafos rusos a las repúblicas musulmanas del Asia Central, a los que hicieron pintores como Paul Klee a Marruecos, a las fantasías de otros viajeros plasmadas en la publicidad, a la atracción que produjo en artistas como Pablo Picasso y André Breton y, por último, al orientalismo español. “En España, lo moro es sometido a un exorcismo que busca su neutralización…explotando el capital simbólico de su diferencia como atractivo turístico”, según se recoge en uno de los apartados de la muestra.
Esa neutralización del extraño, tan pronto inquietante como imaginariamente seductor, es tan propio del orientalismo como de esa otra corriente a la que alude Sadiq, fraguada en los países árabes que demonizan al occidente capitalista. ‘Orientalismos’, realizada en colaboración con la Fundación Banco Sabadell, se iba a mantener en el IVAM hasta el 21 de junio (ahora en suspenso hasta nueva orden por la pandemia), nutriéndose de esos estereotipos que a su vez cuestiona en una suerte de diálogo perverso entre la víctima y su verdugo. Una víctima infantilizada a la que su verdugo occidental debe hacer crecer, justificando así “la necesidad de su control por parte de las civilizaciones ‘superiores’”, concluye López Cuenca. Los estereotipos perviven.
Salva Torres
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