Materia, espacio y tiempo. Julio González y las vanguardias
IVAM
C / Guillem de Castro, 118. Valencia
Hasta el 17 de enero de 2021
“No acabamos de entender su importancia”, se apresuró a decir José Miguel Cortés, director del IVAM, con respecto a la obra de Julio González. Y añadió después: “No valoramos lo que tenemos en casa; la importancia de su escultura”. Para poner en valor su obra, el museo presenta la exposición Materia, espacio y tiempo. Julio González y las vanguardias, en lo que supone “una vuelta de tuerca más” (Cortés) al trabajo de un creador sobre el que pivota buena parte de la colección del instituto valenciano.
“Julio González vivió y murió prácticamente en la miseria, retrasándose de manera especial en su caso el análisis de su aportación trascendental a la escultura artística de vanguardia”, dijo hace 35 años el crítico de arte Francisco Calvo Serraller. El IVAM, que celebra su 30 aniversario, se hace cargo de ese análisis con el fin de ir restañando una herida que, en el caso del escultor, permanece todavía abierta, al igual que una producción que sigue por descubrir. “Nos sigue sorprendiendo la capacidad de misterio de su obra”, destacó Josep Salvador, comisario de la muestra junto a Irene Bonilla y Sergio Rubira.
Como avanzó el propio Calvo Serraller, “la huella fecunda de Julio González ha sido efectivamente decisiva en las últimas décadas y todo parece indicar que seguirá aún operativa por mucho tiempo”. De ese hilo tiran los comisarios a la hora de reunir más de 200 piezas de la colección del IVAM, que sitúa la obra del escultor “en la encrucijada de una época de cambios y tensiones que tuvieron en el arte un espacio para la investigación y la reflexión”. En esa primera mitad del convulso siglo XX, González fue realizando su dilatada producción, que el museo pone en diálogo junto a la de artistas coetáneos como Picasso, Gargallo, Miró, Torres-García, Brancusi, David Smith, Kurt Switters, Jean Arp, Alexander Calder o Jean Hélion.
La exposición, que Cortés calificó de “magnífica” y de “muy bonita, porque amplía los sentidos”, ocupa cinco salas, mostrando algunas piezas inéditas, como Los vencedores de Brihuega de Arturo Ballester, y material documental cuya mayoría tampoco se había expuesto nunca. Maestro del hierro forjado y de la sutileza a la hora de mostrarlo, hasta el punto de ser calificado su estilo con la idea de “dibujar en el espacio”, según explican los comisarios, Julio González fue pasando de la figuración a la abstracción, tal y como se recoge en la muestra de forma “más o menos cronológica”, señaló Bonilla.
Rubira puso el acento precisamente en la “tensión entre abstracción y figuración” que atraviesa su trabajo, resaltando el carácter figurativo: “Nunca quiso abandonar la representación”. La contraposición entre la Montserrat que presentó en el pabellón republicano de la Exposición Universal de París de 1937, “aterrorizada” y “encarnación del sufrimiento por los totalitarismos”, y la más abstracta Mujer ante el espejo, condensa la tensión aludida por Rubira, para quien Julio González “incorpora diferentes lenguajes para crear el suyo propio”.
Es precisamente este carácter híbrido y ajeno a la rigurosa etiqueta, el que quizás haya dificultado la valoración y difusión de su trabajo. “Recorre todas las vanguardias de un modo muy personal”, apuntó Rubira. “Queríamos evidenciar la imposibilidad de clasificar la obra de González, porque no es surrealista pero se habló de un trabajo surrealizante, no es cubista pero tiene trabajos cubistas y no es novecentistapero hay obra de novecentismo”, agregó el comisario. En este mismo sentido se expresó Cortés: “Su riqueza consiste en que es un artista que plantea lenguajes distintos. Representa esa personalidad fuerte que sobrepasa las etiquetas”.
“En sus textos habla del concepto de unir materia y espacio, como el cuerpo y el alma. Siempre en esa dualidad se mueve un poco la obra de González, entre la luz y la sombra”, explicó Salvador, para quien el espacio juega un papel activo, al tiempo que la ausencia de materia genera “una capacidad de empatía”. Inclasificable e inabarcable, el IVAM sigue profundizando en el trabajo del escultor, para dar fe de lo que todavía queda por descubrir en su obra.
Ampliación de su trabajo que aparece ligada a esa otra ampliación del propio museo, a la que se refirió Cortés, requerido por las declaraciones del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, a Valencia Plaza, donde afirmó que se trataba de algo “irrenunciable”. “Si dice que la ampliación es irrenunciable me alegro sobremanera, porque para este director lo es”. Y con respecto a la posibilidad de crear otra subsede en Castellón, siguiendo el ejemplo de la de Alcoi, también le pareció una excelente noticia. “Ojalá no sea un proyecto solo del presidente, sino que sea de toda la sociedad valenciana, porque es algo muy positivo para la Comunitat que las instituciones culturales se amplíen y tengan mayores recursos”.
Salva Torres
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