#MAKMAArte
‘Encuentros frágiles’, de Mirjam Kroker
Aural Galería
Labradores 17, Alicante
Hasta el 21 de julio de 2022
El impulso de archivar es para la práctica artística contemporánea un nuevo eje transversal. Detectada esta necesidad ya por el crítico Hal Foster en varios de sus escritos, esta línea de usar el archivo como un capacidad que va más allá del procedimiento metodológico determina, de una manera aproximada, ‘Encuentros frágiles’, de Mirjam Kroker (Alemania, 1982).
La artista se define a sí misma como artista y antropóloga, no solo por su formación académica, sino por su manera de relacionarse con su entorno. “Es una artista nómada. Su trabajo está muy ramificado, pero responde siempre a la investigación”, comenta Begoña Deltell, galerista de Aural, dándonos ya las pistas para enfrentarnos a la variedad de técnicas y apresurando los encuentros con diferentes temáticas.
Aunque esta es la primera exposición individual de Mirjam Kroker en Aural, su contacto con la galería alicantina se dio en 2020, cuando se expuso un diálogo entre su trabajo y el de Judith Egger. Según Deltell, “ambas comparten esa conexión con la naturaleza, esa necesidad de romper los convencionalismos del arte”. Algo que, desde luego, suele estar relacionado con esas lecturas paralelas que ofrecen todos los proyectos de Aural.
Ya desde el inicio podemos ver piezas relacionadas que entroncan con el bagaje de la joven artista. La estética de archivo, que al final será la clave, se deja entrever mientras el papel como soporte adquiere protagonismo. Ocurre así con la exploración del formato libro, como en ‘What comes after the edge of knowledge’, una auténtica enciclopedia que a través de revistas antiguas encontradas recrea ese saber reflejado en la experiencia vital.
De esa experiencia, surge otra pieza de semejante naturaleza, ‘Inner voice’, donde la artista ha modificado la forma de abrir el volumen para que distintas frases puedan ser leídas según pasemos o no las páginas de un lado o de otro, añadiendo, así, un componente interactivo que permite al observador conseguir nuevos estímulos según haga caso –o no– a su voz interior.
Pero no solo el papel es la base de la exposición, sino que el video e, incluso, el sonido se van entremezclando según la intención de mostrar unos u otros temas. Por ejemplo, ‘Theory travel’ esconde una serie de paisajes difuminados pero reconocibles; una proyección que recaba testimonios para mostrar distintos temas universales sobre el viaje. Una manera de desubicar el territorio político y dejar atrás la frontera decimonónica.
Además, ya se rastrea algo curioso, y es que la artista suele presentar el propio soporte físico que encierra lo digital, en algún tipo de envoltorio físico, artesano, lo que aporta un extra y además enlaza con su manera de escoger el objeto y darle un nuevo significado. A modo de caja, se añade un nuevo significado que es contenedor al mismo tiempo.
Ese discurso sobre el espacio y las cuestiones decolonialistas se une a una base antropocentrista que trata de descontextualizar. Los temas son, al mismo tiempo, fruto de su experiencia, pero están tratados de manera impersonal, para que cualquiera pueda sentirse identificado aunque sin emitir un juicio directo.
Esto se refleja en ‘Parallel universe’, una pieza fruto de un proyecto colaborativo donde varios artistas reflexionaron en una convocatoria sobre el concepto de universo. El propio universo de Kroker se rastrea, como ya hemos observado, a través del papel, las frases definitorias y dibujos que acompañan un conjunto personal, a la vez que absoluto.
Como adelantábamos, el sonido es también un modo de explorar su obra. Un sonido basado en la materialidad y su exploración. El tiempo también suele ser algo provechoso en este sentido. Mirjam expone así una pieza donde se lee ‘Unbroken’ (‘Irrompible’), una obra fragmentada que forma parte de otra serie pero que extrae de la misma para mostrar su singularidad. Con base en la arcilla, ese barro primigenio que podría componer la escultura más clásica, ha evolucionado, sin embargo, y se ha roto. El sonido que acompaña no es identificable, pero trata, ahora sí, de romper espacio y tiempo.
Casi hacia el final, podemos disfrutar del ‘Archivo de las nubes internacionales’, una serie de fotografías que Mirjam Kroker lleva recopilando desde 2017. Una nube tras otra se nos muestra, incansable. Cada imagen es única y está tomada en diferentes lugares. Al fin y al cabo, “en el cielo no hay líneas ni territorios, es el mismo en todo el globo”, comenta la artista. Este auténtico archivo de imágenes –idea aún más resaltada por el montaje en cajas de madera con metacrilato– resume gran parte del carácter de su trabajo: en continua evolución y que abarca tanto que es imposible de concebir, con lo que esa imposibilidad se hace todavía más evidente.
Así, llegamos a entender que los encuentros quizá no son tan frágiles, quizá son espacios creados para atraparnos y hacernos explorar. Hacia el final, nos encontramos con ‘Work of Art (personal definition)’, una pieza dondeKroker ha compendiado una serie de frases con una especial significación sobre lo que es para ella el arte.
Mientras lee sus propias palabras, las ideas se van aclarando. Lo que se entiende, lo que no, lo que se esconde, lo que está… En la hoja de sala, algunas preguntas directas nos dan pistas sobre estos singulares encuentros: “¿Adónde puede llevarnos un encuentro frágil, o a dónde podemos trasladarlo nosotros? ¿Qué tan serpenteantes son sus cursos, qué tan visibles y accesibles son sus ubicaciones? ¿Puede su eco crear un lugar donde escapar de las categorías que nos son familiares y que son las que definen cómo nos relacionamos con lo que está coexistiendo?”. Interpelaciones que actúan en nuestros sentidos, guiándonos en el impresionante bagaje de Mirjam Kroker.
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