Miquel Navarro

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‘Miquel Navarro. Metàfores de la vida urbana’, de Juan J. Soler Navarro
Revista Sinergias Arte Visual y Escénico
Estrenado en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos

En el verano de 2021, la Unesco, de la mano del embajador de España Andrés Perelló, decidió aceptar la donación del artista valenciano Miquel Navarro, añadiendo, así, a la larga lista de patrimonios artísticos la obra realizada en 2006 ‘Ciudad Vigía’, una escultura de 150 kilos y un metro de altura, entregada por el Estado español, que pretende simbolizar ciertos valores de paz, convivencia y derechos humanos, méritos sociales que deben ser la base de la convivencia ciudadana.

Y es que, según señaló el embajador ante las Naciones Unidas, la obra de Miquel Navarro “representa la convivencia pacífica y esos 150 kilos son la misión de la Unesco condensadas en un solo espacio”. La obra residirá en París y se espera que también se organice un acto protocolario de donación.

En un reportaje/entrevista de la Revista Sinergias Arte Visual y Escénico, publicado en el canal de YouTube de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos el pasado 11 de octubre de 2022, Navarro manifiesta su gratitud con las Naciones Unidas al permitirle formar parte de los artistas españoles que tienen obras que son consideradas patrimonio artístico, como es el caso de Picasso, Miró, Tàpies y Chillida.

En esta entrevista, el artista oriundo de Mislata ––autor de obras tan populares en València como ‘El Parotet’ o la conocida como ‘Pantera Rosa’–, rememora sus inicios y se adentra en ese cambio que experimentó su trabajo al abandonar la pintura, fraguado en la década de los 70, cuando Navarro decidió dedicarse exclusivamente a su obra escultórica. Durante estos años, el artista comienza diseñando sus primeras ciudades, con las que simboliza algo más allá de lo industrial. Piezas que se pueden admirar en Venecia, Abu Dabi, Nueva York, Bilbao, Barcelona o València.

Durante toda su trayectoria como escultor, Miquel Navarro apuesta por el simbolismo y la ironía, en muchos casos. Las ciudades esculpidas esconden metáforas que el artista explica en la entrevista con la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos al señalar que “la ciudad es un cuerpo, un cuerpo complejo y un paisaje escultórico que también tiene una regla histórica”.

De esta manera, el artista nos propone un plano con muchas figuras interrelacionadas y que forman parte de un mismo cuerpo humano: un organismo con corazón, corrientes, verticalidad y horizontalidad que dan sentido y unidad a una misma corporación –que muchas veces está tumbada y muchas otras se encuentra de pie–. Asimismo, señala que “la ciudad también podría ser vista como un útero, un útero materno que sirve de escondite”.

Boceto de ‘El Parotet’, de Miquel Navarro, en la Fundación Bancaja.

Las esculturas de Navarro evolucionan y van sumando construcciones, guerreros, fuentes, tótems, lunas, edificios, sexos, canalizaciones, multitudes y flujos, elementos que ya mantendrá durante toda su dilatada trayectoria, a los que añade la aparición de torres principales que mantienen el orden y el poder de la ciudad.

Interrogado por Liam Kelly, comisario de la exposición en el Instituto Cultural Cabañas de México, acerca del concepto de poder en su obra, Navarro asevera que “la sociedad se está embolsando ese poder cuando hay un elemento en forma de tótem, un símbolo de poder, y bajo ese poder elaboro un conjunto de urbanizaciones o desarrollos de ciudad que hace que el discurso de poder no sea absoluto, es decir, que si hay un poder que va hacia arriba y está en alto, también hay un poder que viene de abajo y que puede destruir el dominio de arriba”.

Una umbilicalidad con el poder que se remonta a sus citados orígenes escultóricos, cuando decidió diseñar unos rascacielos de pirámides muy agresivas, apelando a la representación de la demagogia. De este modo, el poder en su piezas se encuentra representado por un cilindro, cuya forma también tiene un elemento crítico y de deseo, procurando así el mensaje de que ese poder reside en algo machista.

‘Ciudad Roja’ (1994-1995), de Mique Navarro.

Las composiciones escultóricas de Navarro –que empiezan a ser diseñadas en su imaginario, antes de plasmarlo en el papel–, se modifican y adaptan lo mejor posible a su emplazamiento definitivo, procurando darles un ritmo diferente y eso hace, según manifiesta, “que tenga algo de partitura musical”, porque su obra artística pretende ser, a la postre, “un poema escultórico”.

Un lirismo de composiciones metafísicas las de Miquel Navarro que evocan sentimientos críticos hacia la sociedad –desde el machismo, pasando por la lucha de clases y las guerras–, poniendo en relieve los problemas reales de la población.