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‘Mariano Benlliure. Un arte por descubrir’
Año Benlliure 2022
Comisaria: Lucrecia Enseñat Benlliure
Casa Museo Benlliure
Blanqueries 23, València
Hasta el 5 de febrero de 2023
La Generalitat Valenciana declaró este 2022 como Año Mariano Benlliure en conmemoración por el 75 aniversario del fallecimiento del escultor valenciano. Lejos de la programación ofrecida por el Ayuntamiento de Madrid –que también celebra el evento, en este caso fruto de la colaboración con instituciones como la propia Fundación Mariano Benlliure, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Patrimonio Nacional y la Comunidad de Madrid-, el Ayuntamiento de València se suma a la efeméride con la exposición ‘Mariano Benlliure. Un arte por descubrir’ en la Casa Museo Benlliure, de titularidad municipal.
El propio título de la muestra evoca la finalidad didáctica de descubrir el trabajo del artista, considerado uno de los grandes exponentes de la escultura en España, cuyas obras se emplazan en diferentes rincones del país, destacando la ciudad de Madrid con monumentos como el dedicado a Álvaro de Bazán en la Plaza de la Villa, o a Goya, enfrente de la puerta homónima del Museo Nacional del Prado.
Precisamente fue en capital donde falleció -en su casa-estudio de la Calle Abascal- y el lugar donde el escultor trabajó gran parte de su vida. Curiosamente, en este 2022 también se cumplen 160 años de su nacimiento en València (en el nº 16 de la calle Baja).
En la capital del Turia, la Casa Museo Benlliure -en realidad, el hogar de su hermano José- acoge la exposición sobre el artista valenciano, comisariada por Lucrecia Enseñat Benlliure –bisnieta del propio escultor y directora de la Fundación Mariano Benlliure–, que cuenta, para el catálogo de la exposición, con la colaboración de Victoria E. Bonet Solves.
La exposición se vertebra a través de una selección de 47 piezas –muchas de ellas expuestas al público por primera vez y procedentes de diversas colecciones–, entre las cuales nos encontramos bustos en mármol y bronce, pequeñas esculturas, fotografías y álbumes, paletas de pintor, cuadros y abanicos pintados.
En su gran mayoría, se trata de objetos valiosos de regalo, pertenecientes al entorno de su familia, encargos para personalidades de la época y objetos relacionados con los artistas españoles que vivían en Roma, con los que Benlliure mantuvo una gran relación desde que llegó a Italia a finales del siglo XIX.
La muestra «supone una oportunidad para aproximarse más aún a su fecunda y polifacética obra desarrollada con asombrosa creatividad y que, en muchos casos, saltan la barrera entre los diferentes géneros artísticos, se valen de soportes poco habituales o de uso cotidiano y utilizan las más diversas técnicas y materiales», afirmó la comisaria.
El núcleo de la exposición lo constituyen tres países para abanicos y dos abanicos, objetos de uso y complemento del vestuario femenino que tuvieron una función decorativa y se convirtieron en piezas de arte, al ser utilizados como soporte pictórico por muchos artistas.
Estos objetos son muy típicos de su obra, y en la exposición se pueden admirar muchos de ellos, entre los que destaca el realizado, en 1890, por los cuatro hermanos Benlliure (Blas, José, Juan Antonio y Mariano) junto con el Mateo Silvela, político y pintor madrileño de finales del siglo XIX y principios del XX.
Este curioso abanico, titulado ‘País para abanico con escenas de la huerta valenciana y dama recostada’, nos enseña una escena costumbrista, con personajes típicos hortelanos y una burguesa, retratada por Juan Antonio Benlliure, que podría tratarse de la esposa de M. Silvela, Rafaela Tordesillas.
Otro de los temas recurrentes de la obra de Mariano Benlliure es la tauromaquia. En la exposición se pueden observar muchas piezas dedicadas al toreo, al toro y al torero. «Benlliure era crítico con la tauromaquia; la respetaba como arte y tradición de España, pero la consideraba una práctica espantosa. Es por eso que podemos ver una fotografía de 1914, intervenida con tinta y pastel, en la que se apreceia, por una parte, una muestra de la maestría del torero y, por otra, una ridiculización de la misma», indicaba Lucrecia Enseñat.
En esta clave, digamos, antitaurina, se expone una escultura del toro de lidia o toro bravo con el que el escultor valenciano buscaba expresar toda la belleza del animal.
«Mariano Benlliure se nutrió del arte italiano y lo plasmó en muchas de sus obras de carácter neoclásico que recuerdan al Renacimiento, como es el caso de ‘Canto de Amor’, de 1898, o los distintos bustos que esculpió para la nobleza, como el del Marqués de Alhucemas, Don Manuel García Prieto», recordaba la comisaria.
Por otra parte, Benlliure es considerado el último gran maestro del realismo decimonónico, un estilo artístico del siglo XIX que nace de un determinado positivismo que retrataba la realidad de la sociedad, escenas de la vida cotidiana que no tienen por qué ser hermosas y nos hace penetrar en la interioridad humana.
De hecho, en la colección que se nos presenta en ‘Un arte por descubrir’ podemos observar ese realismo en las pinturas de la gente de la huerta valenciana o las esculturas de hortelanas, como ‘La asturiana’, esculpida en 1929.
No obstante, el artista valenciano también retrataba la realidad de la burguesía de la época: cuadros pintados en acuarela como ‘Descanso en el baile’, realizado en 1884, donde se representa a la joven Leopoldina Turo O’Donell, futura esposa de Mariano Benlliure, y se demuestra su dominio de la acuarela en el control de las reservas del blanco en papel, que matiza con suaves veladuras y con puntuales raspados para conseguir brillos; el retrato del propio escultor pintado por su hermano José Benlliure Gil en 1930; las fotografías hechas por el autor dedicadas a su gran amigo Federico Villanueva en el año 1900; y las piezas de plata en un claro ejemplo de contexto adinerado y burgués.
La exposición de Mariano Benlliure es una constante disparidad entre la burguesía y los habitantes de la huerta. Esta disyuntiva es lo que define la obra del artista valenciano: en una mano, los encargos de la sociedad más pudiente de la sociedad de finales del siglo XIX y principios del XX, de la que él formaba parte, a pesar de haber nacido en el seno de una familia humilde; en la otra, la población que también estaba muy presente en su vida, como los labradores españoles o las hortelanas de Valencia.
Gracias a la exposición ‘Mariano Benlliure. Un arte por descubrir’ podemos darnos cuenta de la majestuosidad de las esculturas firmadas por el artista, pero también de la necesidad que tenía de expresar su disconformidad con la sociedad de su época o manifestar su amor por la cotidianeidad, aquello que le influía, lo que no respetaba o sus predilecciones artísticas.
Dado que muchas de las obras expuestas forman parte de la colección privada del artista, esta muestra, que permanecerá abierta hasta el 5 de febrero de 2023, descubre, efectivamente, una parte inédita de la vida del escultor.
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