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‘Territori humà’, de Miquel Navarro
Presentación del catálogo
Diseño y maquetación: Gimeno Gràfic
Espai d’Art Contemporani ‘El Castell’ (E CA)
Cisterna 28, Riba-roja de Túria, València
Jueves 27 de julio de 2023, a las 19.00h
Son varios los historiadores del arte y comisarios que subrayan la importancia de los catálogos como parte indisoluble de las exposiciones, cuya breve temporalidad queda suplida y ampliada por el carácter permanente del volumen catalogado. Es más: el propio catálogo, además de prolongar en el tiempo la fugaz experiencia de la muestra artística, se ha convertido -en el mejor de los casos- en libro objeto por sus indudables cualidades estéticas.
Gimeno Gràfic, empresa encargada del catálogo de la exposición ‘Territori humà’, de Miquel Navarro, que se presenta en el E CA de Riba-roja de Túria el jueves 27 de julio, logra esa doble cualidad de recoger en un ejemplar la obra expuesta -material a disposición de cuantos deseen profundizar y seguir investigando el trabajo de Navarro-, al tiempo que ofrecen un punto de vista complementario -dada la cualidad estética del catálogo- al de la propia muestra temporal.
De esta forma, ‘Territori humà’ dejará a principios de septiembre el espacio que ha venido ocupando en el E CA durante más de cuatro meses, para seguir latiendo de otra manera en el catálogo que ahora se presenta a modo de proclamación de su larga vida. Una vida que el ejemplar sustrae de la del propio artista, cuya “pura pasión creativa”, por utilizar las palabras de Roberto Raga, presidente del E CA y alcalde de Riba-roja de Túria, traspasa las fronteras físicas del conjunto expositivo para quedar impresa en las 112 páginas del catálogo.
Catálogo que arranca con una imagen de su ‘Cabeza pensante’, la escultura que Navarro deja como legado -este sí perenne- al municipio de Riba-roja para que forme parte de su patrimonio artístico, en el Passeig de l’Art que arranca en el acceso norte de la población valenciana. “Miquel Navarro es una apuesta segura y la belleza de sus obras invade los sentidos de quienes las observan”, destaca Raga.
Una de sus famosas plantas cactus -que el artista asocia con el dolor, “porque si te pinchas con él te hace daño, pero al mismo tiempo representa el placer de la ficción”- atrapa la mirada del lector, una vez sobrepasados los créditos que abren el catálogo. Enseguida, Fernando Castro Flórez, comisario de la exposición, toma las riendas para irnos adentrando por el universo entre sensual y metafísico de Navarro.
De hecho, una cita del propio artista Premio Nacional de Artes Plásticas 1986 nos sitúa en el meollo de su trabajo: “Batalla cotidiana en la urbe, que dibuja la historia del hombre; historia completa de placer y sufrimiento”. Y es así, a base de placer y sufrimiento -porque, como dijera Freud, el sujeto va siempre en busca del goce, más allá del principio del placer que lo aliena-, como Miquel Navarro va descubriendo sus cartas de la mano sabia de Castro Flórez.
“Miquel Navarro construye su idea de ciudad, pero interesándose sobre todo por el tono de su deseo, lo que no impide que el discurso visual tenga algo de metafísico, esto es, que se manifieste su interés por un toque de intemporalidad o, mejor, de ausencia de tiempo”, resalta el comisario, quien poco después lo apuntala del siguiente modo: “Este artista ha definido su obra como un paisaje escultórico generado por medio de instalaciones y montajes en el que se desintegra topográficamente el universo referencial”.
Cuando Miquel Navarro afirma -siguiendo las palabras de Castro Flórez- “que quiere “manipular el cosmos” no está pecando de soberbia, puesto que su obra supone la creación de un dominio con un sistema de claves inmanente”. “En la obra de Navarro intervienen, más allá el racionalismo geometrizador, la pasión del juego y los ecos del tiempo perdido de la infancia”, añade.
Una infancia que, como todas, lleva implícito el viaje iniciático que conduce al encuentro con cierto despertar sexual, mezcla de deseo y de estupor. “Miquel Navarro despliega el “contratema” de las ciudades, una meditación visual (obsesiva) sobre el fetichismo y la mutilación, una función del velo que va más allá de la representación al atreverse a mostrar el falo castrado”, explica Castro Flórez.
En este sentido, será el propio Navarro quien diga: “Cuando se relaciona lo fálico con lo poderoso, el tiempo ya se encarga de arreglarlo. Las cosas son complejas, no son tan elementales. El elemento totémico, también es un elemento contemplativo. Yo no soy creyente, pero para el que lo es, un santo es en cierto modo un tótem”.
“Miquel Navarro mantiene viva la pasión de construir o, mejor, sigue construyendo su vida. Sus obras son poéticos espacios en los que podemos encontrar una (mínima) esperanza en tiempo desquiciado. Ahí podremos defender lo esencial: La condición humana”, concluirá Castro Flórez su texto del catálogo, repleto de imágenes tanto del trabajo de Navarro en su estudio como de las que aluden a la muestra. Fotografías obra del propio artista, de Juan García Rosell y de Paco Caparrós, comisario general del E CA.
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