María Aranguren

#MAKMAArte
‘Campo de juego’, de María Aranguren
Comisario: Mario Guixeras
Museo de Arte Contemporáneo (MAC) Florencio de la Fuente
Plaza de la Merced 1, Huete (Cuenca)
Hasta el 4 de junio de 2022

El Museo de Arte Contemporáneo (MAC) Florencio de la Fuente de Huete (Cuenca) acoge la exposición individual ‘Campo de juego’, de María Aranguren, comisariada por Mario Guixeras, un proyecto expositivo que trae al museo conquense el trabajo de la última década de la artista, mostrando sus nuevas derivas con obras de 2021 y 2022.

Sus preocupaciones adquieren otros modos de hacer, que potencian la relevancia de sus procesos creativos y del diálogo permanente entre la imagen vital y etérea con lo material y lo cotidiano.

Las planchas de policarbonato que utiliza la artista para la mayoría de su obra, y que la caracteriza, se conforman por sucesiones de retículas huecas que Aranguren utiliza para alojar pintura u otros materiales, que discurren a lo largo de las láminas y encuentran su lugar en el interior.

‘Retablo’, de María Aranguren, en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) Florencio de la Fuente de Huete (Cuenca). Imagen cortesía de la artista.

Su carácter de contenedor transforma hasta cierto punto al soporte en espacio, un espacio que genera una inaccesibilidad a la pintura, a lo contenido. Con ello, cuando nos enfrentamos a una de estas piezas, asistimos a un sutil diálogo entre la imagen y lo espacial, donde los fragmentos lineales, los vacíos y las capas yuxtapuestas, saben convertirse en campos de color repletos de emoción y vitalidad.

Abordar estas piezas desde el orden que ofrece el soporte, permite dar rienda suelta a la exploración, el azar y el juego. Las imágenes que resultan de ello resuenan con una potencia visual inmediata. El ejercicio de la intuición marca el hacer de la artista, que denota el anhelo de un equilibrio entre el estado caótico y el orden de las cosas como una de sus preocupaciones fundamentales.

Aranguren se sitúa en un campo de trabajo donde la pintura es ineludible, pero desde lenguajes, procesos y formas que dan como resultado obras donde lo tridimensional y lo corporal adquieren una importancia decisiva, desplazando la linde de lo pictórico y generando intensas relaciones entre las nociones de lo físico y lo intangible.

Una mujer observa la obra ‘Ácido’, de María Aranguren, en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) Florencio de la Fuente de Huete (Cuenca). Imagen cortesía de la artista.