‘D–M–D, Dinero-Mercancía-Dinero’, de Luisa Pastor
Comisaria: Pilar Tébar
Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert
Casa Bardín
San Fernando 44, Alicante
Hasta el 4 de junio de 2021
El trabajo de la alicantina Luisa Pastor se caracteriza por su plasticidad y minuciosidad, donde el uso del papel se rastrea como una constante desde el inicio de su trayectoria artística. La intervención sobre este material –el vaciado, la extracción y otro tipo de actuaciones– hace que sus obras sean difíciles de categorizar. Luisa Pastor trabaja entre los límites de la escultura y las definiciones más imprecisas del objeto encontrado, y es que su obra destila una gran capacidad poética tras la que se esconde una fuerte crítica a lo social-económico.
Tras ‘D–M–D, Dinero-Mercancía-Dinero’ hay un profundo trabajo de investigación y de reflexión plástica sobre el trinomio capitalista desarrollado por Karl Marx. El dinero se invierte para vender y comprar mercancía, que a su vez genera un dinero –y también capital– que se vuelve a gastar en esos mismos u otros bienes… Un ciclo infinito, asumido ya en nuestro día a día, sobre el que no nos paramos a pensar.
Como contrapunto a este proceso, Luisa Pastor propone una reflexión donde el animal se ha convertido en esa mercancía, una clara denuncia al afán mercantilista y al beneficio económico extraído de la captura y tráfico ilegal de animales en peligro de extinción.
Además, la inauguración de la exposición sirvió, también, como bienvenida y presentación de Pilar Tébar como nueva directora cultural del Instituto Juan Gil-Albert. Tras muchos años conociéndose, artista y comisaria por fin trabajan juntas en una exposición que, en palabras de Luisa Pastor, “también sirve como cierre de este proyecto, una opción que no siempre es viable”.
A la entrada de la exposición puede verse ‘Todos son trofeos de caza furtiva’, un conjunto de imágenes a gran tamaño que reproducen postales antiguas. El objeto encontrado en anticuarios se expone en magnitud para, precisamente, denunciar la situación de una forma particular: al ampliar al máximo la imagen se pone al espectador en una incómoda situación, haciéndole formar parte de la misma.
Animales maltratados, colgados, explotados…, bajo la feliz mirada del autoafirmado invicto cazador. Las postales se acompañan por una sucesión de cuadernos escolares didácticos sobre distintos animales. Las portadas, donde aparecía un dibujo del animal, han sido vaciadas –con punzón– y rellenadas de nuevo con pan de oro. En palabras de su autora, “es una metáfora de la simbiosis perfecta del animal como mercancía, (…) un trofeo que tiene su valor en oro, que impulsa el perfecto funcionamiento del sistema hiperconsumista del comercio ilegal”.
En la instalación ‘Envasado al vacío’ se vuelven a retomar esos cuadernos que, ahora, se intervienen de una forma diferente. Además de estar, de nuevo, vaciados con una violencia metafórica y física al mismo tiempo, se llena ahora la figura del animal con billetes de dólar. Cada cuaderno contiene la palabra ‘mercancía’ con un sello hecho por la artista para resaltar –en rojo y mayúsculas– la idea de lo comercial, incluso de la producción en cadena, el sueño mercantilista de Henry Ford.
Estos cuadernos en concreto se envasan al vacío y se presentan paralelamente a la carne que consumimos. La pulcritud del plástico –ese peculiar elixir imperecedero– resalta la violencia que, precisamente, trata de ocultar en la visibilidad característica de su naturaleza: la mercancía envasada y presentada para un consumo fácil, rápido y casi inconsciente.
Este discurso nos lleva a ‘La forma del dinero’, el verdadero germen del proyecto, que surge en 2016 cuando Luisa Pastor estaba realizando la Beca de Excelencia de Programas Especiales del Gobierno de Méxicano. Se presentan una serie de figuras realizadas en dólares con origami, la ancestral técnica de doblado que no permite cortes; una técnica que entronca, de nuevo, en su continuidad técnica y conceptual, con el círculo infinito del trinomio capitalista: el animal, inocente, es convertido en un trofeo, cazado en sus lugares de origen y consumido, principalmente, en países desarrollados como el nuestro.
Según la WWF –organización mundial que lucha contra el tráfico de plantas y de especies animales–, mueve entre 10.000 y 20.000 millones de euros cada año; 80 elefantes al día son abatidos para conseguir el marfil de sus colmillos…
Y, de este modo, una serie de terroríficas cifras que pueden estudiarse en un mural compuesto por noticias, así como ‘The red list’, un video realizado exprofeso para la muestra donde Luisa Pastor juega con la imagen de animales y el sonido del arma al disparar. Este video está basado en la ‘Lista Roja’ recogida por el IUCN, que es el inventario más extenso que recoge las especies más amenazadas. El sonido del video transmite una sensación angustiosa, antes del disparo y con la mirilla siempre sobre la imagen de los animales, que van sucediéndose, uno tras otro, y que nos lleva, de nuevo, a la cosificación del ser vivo, el consumo masivo y la facilidad para esa producción/destrucción del bien implicado.
Si a través del pensamiento de Karl Marx podemos desentrañar una crítica sobre que la economía política clásica no ha sabido desentrañar la verdadera forma del valor, en ‘D-M-D’ Luisa Pastor nos propone una forma real, tangible y reconocible. Esa apariencia es la que deja atrás definiciones atomistas de la política económica donde el sujeto humano ya no es tanto el centro de atención, sino el que ocasiona el daño. Una muestra que habla de (des)abstraer intereses económicos y de la responsabilidad individual en cada acción de consumo que tomamos.
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