Laura Barrachina

MAKMAArte
Colección de joyas ‘L’Aura barrachina Joyas’
Laura Barrachina
Jueves Obert
Cosín Estudio
Carrer de Dénia, 3, València
Hasta el 29 de diciembre de 2022

Con un trabajo artesanal íntimo, en el que cada pieza, por pequeña que sea, está cuidada al detalle, Laura Barrachina lleva a los Jueves Obert de Cosín Estudio su exposición ‘L’Aura’. Una colección de joyas en la que cada pieza tiene una similitud con elementos de la naturaleza: paisajes, plantas, hojas…

Una profesional del mundo de la joyería que incluye la cerámica en todo su proceso de creación, en el que la idea y el resultado van vinculados al proceso manual. Poniendo en valor el disfrute de hacer las cosas, sentirlas y ser parte de toda la cadena de creación y producción.

¿En qué consiste tu trabajo?

El tipo de trabajo que hago en estos momentos consiste en escoger formas naturalistas y trasladarlas con mi propio lenguaje dentro del mundo de la joyería. Incluyo elementos muy volumétricos, pues yo estudié escultura y me gusta mezclar estos dos oficios.

Para las piezas, casi en su totalidad, he utilizado dos materiales metálicos: el cobre y el latón, porque me dan unas características muy concretas a la hora de trabajar, el color, el tratamiento de superficies… Unas cualidades que otros materiales, como la plata, no tienen. También, en muchas ocasiones, los mezclo y así tengo resultados diferentes, más enriquecimiento en el color, por ejemplo. A la vez, incorporo piedras en algunos apliques, pero la mayoría son cerámicas o porcelanas hechas por mí.

¿Cómo es tu proceso de creación?

Primero empiezo con la pieza metálica y luego hago la cerámica; según lo que me inspire voy aplicando más adornos. He hecho varias series: hojas, ramas, flores… Pero todas giran en torno a la naturaleza. Los cactus, por ejemplo, me dan mucho juego para hacer intervenciones menos tradicionales. Yo lo traduzco en elementos volumétricos más rotundos y contundentes. Uso las flores, en las que los elementos perforados pueden ser interpretados como comienzo o final de flor. O para las piezas que tienen pinchos, introduzco el cilindro, el cono o hundimientos o sobresalientes.

Normalmente, las piezas no están planas, es decir, tienen unas curvaturas y adquieren unos volúmenes, que yo enriquezco con elementos superpuestos. Además, juego con los claroscuros, hago incisiones o potencio los vacíos con colores negros, brillantes, plata o piedras.

‘L’Aura barrachina Joyas’ en Cosín Estudio. Foto: Jose Ramón Alarcón.

¿Esos son los colores principales de tus joyas?

Hay piezas que quiero que sean más orgánicas y están dentro de unas tonalidades muy sutiles, pero hay otras piezas que son más duras, agresivas, como las que incluyen el color negro. Me gusta jugar con esas dualidades dentro de la misma temática. Por eso hay algunas piezas bañadas en oro, otras en rutenio, etcétera.

¿Qué te inspira a la hora de crear?

La naturaleza. Tengo una casa en un pueblo de Burgos y salimos mucho al campo, a la montaña. Durante ese trayecto, los paisajes, dependiendo del momento, adquieren diferentes tonalidades y esos colores los traslado en mis joyas. Las porcelanas las coloreo yo, para conseguir la tonalidad que yo quiera representar.

Intento que los paisajes, sobre todo en los colgantes, tengan una continuidad. El hilo forma parte del paisaje, tienen la misma tonalidad o es un color complementario; así toda la pieza tiene un sentido. Además, procuro que todas las piezas generen un interés, no solo en la parte visible. Quiero que tengan una intimidad propia, por eso trabajo la parte que no se ve. No son piezas reversibles, pero lo que se lleva en el interior también está trabajado.

¿Con qué dificultades te has encontrado a la hora de fabricar tus piezas?

Yo normalmente empiezo a construir y lo tengo muy claro, pero en algunos momentos resulta complicado el montaje. Otras veces, en cambio, dibujo la pieza y veo que posibilidades tienen fuera del papel.

Mi taller es muy básico, el soplete es el de orca, el más sencillo. Pero me gusta así, porque yo soy parte de todo el proceso. Caliento la pieza, la aíslo para que repose, la dejo al aire… Por ejemplo, los collares los monto en un maniquí, y una vez lo tengo luego hay que saber pensar cómo montarlo para ponerlo en una persona.

Como diseñadora, ahora que vivimos en un contexto de fast fashion, que afecta tanto al mundo de la moda como al de las joyas ¿por qué crees que es importante la artesanía en los diseños?

La artesanía es fundamental y creo que se había dejado de lado. Yo vengo de la antigua enseñanza, mi escuela era la de Arte y Oficios e hice las disciplinas tradicionales. Es decir, yo misma producía desde el primer hilo hasta la última pincelada en la cerámica.

Laura Barrachina junto a un maniquí que porta una de sus joyas. Foto: Anna Rodrigo.

Entonces, todo está hecho a mano.

Todo. Pieza a pieza, nada está hecho a máquina. Prefiero hacerlo yo y buscar las herramientas necesarias para hacerlo. Ahora hay mucho auge del trabajo manual de los profesionales, dentro del mundo de la cerámica, sobre todo, pero también en el mundo de la joyería.

En un momento determinado, el mundo del diseño rápido lo ocupó todo y se dejó de lado el trabajo manual. Si se pierde eso, sería muy difícil volver a recuperarlo. Hay cosas que no necesitamos que se hagan fuera de España, aquí lo podemos hacer igual o mejor. Además, es importante tener un lenguaje e identidad propios y darle valor al mundo de la joyería, que está cambiando.

¿Cambiando? ¿Cómo?

En esta exposición no hay ni oro ni plata ni piedras preciosas. Por eso digo que ahora existe otro tipo de joyería, otro concepto.

Asimismo, cada vez más hombres llevan joyería. Un hombre perfectamente puede llevar un broche, una aguja o una sortija. De hecho, en la época barroca, los varones lucían piezas de joyería muy ostentosas. Cada pieza tiene su sitio y su manera determinada de ponerse, y para lucirlas, la actitud es lo más importante: tienes que darle el valor a la pieza que merece sin importar nada más

Aparte de diseñadora, has estado muy vinculada al mundo de la docencia. ¿Qué crees que te ha aportado?

La docencia para mí es mi mundo, es lo que más gozo. He estado cuarenta y cinco años dando clase y fue mi mejor época. En un principio impartía Escultura en Castellón, después, durante mis últimos doce años, estuve en la Escuela de Manises, donde trabajé cerámica en pequeño formato, lo que me ayudó a emprender de nuevo. Mis hijos ya eran mayores y yo tenía todo más resuelto, así que empecé a hacer piezas y propuse en el Centro que se hiciera un taller de joyería y otro de joyería aplicada a la cerámica. Estuve seis años dando esos dos talleres y los alumnos casi no cabían en el aula por la alta demanda que había.

Laura Barrachina junto a una de las series de joyas expuestas en Cosín Estudio. Foto: Jose Ramón Alarcón.

Por lo que escucho, influiste mucho en el alumnado.

Yo creo que sí, de hecho, muchos se animaron para irse a la Escuela de Diseño de València y ahora estudian joyería. Me gusta pensar que les he metido en vena lo que a mí más me gusta y ahora sacan partido de lo que les he enseñado.

¿Volvería a las aulas?

No, yo ya estoy jubilada. La enseñanza tuvo su momento. Ahora estoy muy centrada en mis colecciones de joyas; cada día que estoy en el taller saco nuevas piezas e ideas. Siempre digo que me faltan horas en el día para crear.

Y del mundo del atrezo en el teatro, ¿qué me puedes contar?

Mi hija preparó una obra, ‘Relieves’, de flamenco. Los actores no querían tener las típicas peinetas, además el ropaje se lo hizo una sastra de Madrid superexclusiva. Yo les hice toda la joyería: las peinetas, las coronas, etcétera.

También he hecho cosas para bodas o elementos que me encargan para regalo. Hago piezas únicas para cada persona con mi lenguaje propio, pero enfocado a la persona que va dirigida. Aunque regalar una joya es muy arriesgado, es muy personal.

Como regalar un perfume.

Totalmente. Es un riesgo, pero la vida también lo es. Además, si disfrutas durante el proceso, eso se refleja en la pieza final.

Para finalizar, ¿qué crees que hace especial a tus piezas?

Creo que son cosas naturales, espontáneas. El lenguaje que yo uso, aunque no sea único y lo utilice más gente, tiene algo personal. Yo uno el mundo de la joyería y la cerámica de forma natural y orgánica.

Hay diseñadores que hacen cosas más geométricas, redondas, lisas, industriales, y eso tiene su encanto. Pero la naturalidad es lo que yo quiero conseguir. Por ejemplo, en la libélula puedo hacer las alas idénticas, pero eso no sería real. Nosotros tampoco somos simétricos y quiero que eso se represente así. Esa imperfección es la perfección que yo quiero alcanzar.

Laura Barrachina
Laura Barrachina en Cosín Estudio. Foto: Jose Ramón Alarcón.