‘Las ocho montañas’, una película épica y una oda a la naturaleza y a la amistad

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‘Las ocho montañas’, de Felix Van Groeningen y Charlotte Vandermeersch
Basada en la novela homónima de Paolo Cognetti
Con Luca Marinelli, Alessandro Borghi, Filippo Timi, Elena Lietti, Elisabetta Mazzullo
147′, Coproducción Italia-Bélgica-Francia, 2022

En estos días que tanto se está hablando de ‘La sociedad de la nieve’, la conmovedora y altamente recomendable película de J. A. Bayona sobre la tragedia aérea de 1972 y la milagrosa supervivencia de algunos de sus pasajeros uruguayos en los Andes, se ha cruzado en mi camino un filme espléndido que tenía pendiente, con algunas connotaciones similares en lo relativo a la extraordinaria fotografía de montañas, nieves y madre naturaleza.

Me refiero a ‘Las ocho montañas’, que se estrenó en 2022, aunque no llegó a España hasta mediados del pasado año y que –como por desdicha es frecuente en este tipo de fascinantes cintas cinematográficas– pasó prácticamente desapercibida, excepto para una minoría selecta que, desde hace algunos meses, ha aumentado levemente su número de espectadores al incorporarse dentro del catálogo de Filmin y ser candidata a mejor película europea en Premios Goya 2024.

Basada en una novela del milanés Paolo Cognetti y codirigida con una excepcional sensibilidad por el belga Felix Van Groeningen, junto a su pareja la actriz Charlotte Vandermeersch, posee una trama que, en su mayor parte, discurre entre picos y valles de un apartado pueblo de los Alpes.

De ella se pueden haber escrito o comentado numerosas opiniones, apreciaciones, análisis o críticas, y a buen seguro que, en su mayoría, habrá habido coincidencias sobre la épica emocional de una fabulosa oda a la naturaleza y a la amistad, en su estado más puro, en el de mayor apego y fraternidad, sin sensiblerías ni seducciones noveleras.

Pero ahí no queda la cosa, porque tras esa amistad infantil y adolescente que se fragua desde el inicio, me parece que embauca todavía más por la ubicación de sus imágenes y por esos recovecos existenciales de relaciones que se rompen, que reaparecen o que se transforman, especialmente en lo que concierne a la hostilidad filioparental y la posterior comprensión de lo que producía enojo.

Por supuesto, menciones especiales para Alessandro Borghi y, sobre todo, para Luca Marinelli, del que dicen que es el mejor actor italiano de lo que llevamos de siglo. No sé si es exagerado, pero, después de esto y de ‘Martin Eden’ –el filme dramático que dirigió Pietro Marcello en 2019-, no me cabe la menor duda de que el romano es un valor en alza que nos puede dar muchas más alegrías cinematográficas.

Pues eso, que quizás las montañas tengan mayor valor del que reconocemos. Acaso esas elevaciones naturales del terreno sean verdaderos dioses mitológicos que nos permiten ver otras perspectivas, curar orgullos, males, miedos internos y hasta, incluso, reparar problemas que parecían no tener solución.

‘Las ocho montañas’ es pura poesía fílmica que respira realismo y humanidad. Debería ser de obligado visionado en estos tiempos y cualquier premio que le puedan conceder es poco ante tanta grandeza.