‘The cleaning project’, de David Gil Campesino
Comisaria: Ester García Guixot
Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert
Casa Bardín
San Fernando 44, Alicante
Hasta el 15 de octubre de 2021
David Gil Campesino se siente, sin duda alguna y según indica su trayectoria, cómodo en el elemento de las artes gráficas y en el trabajo manual que implica. Con un vistazo general a las obras seleccionadas para ‘The cleaning project’ quedamos sumergidos en una intencional sensación de pasear por un taller o estudio, donde la rapidez, los materiales sin pulir y espontaneidad dirigen la mirada hacia obras que desprenden una fuerte reverberación de la personalidad del artista.
Tanto es así que la comisaria, Ester García Guixot, insiste en remarcar el proceso en el que se crean las obras. Nos habla de un proceso de trabajo consistente en crear y deshacer de manera sucesiva hasta lograr un resultado satisfactorio. Decía Walter Benjamin que “la historia a la que una obra de arte ha estado sometida pertenece exclusivamente a ésta, su existencia única”, y es quizá esto lo que permite a David Gil Campesino crear y reinventar sobre el mismo soporte una y otra vez, para dotar aún más de vida a esos materiales.
La técnica de David y la teoría de Benjamin se conectan en ciertos momentos, para luego distanciarse. Al artista parece no importarle “demoler ese aura” para concederle una nueva y es en este proceso en el que se crea un “ritual” que curiosamente es “el fundamento de la autenticidad de una obra”. En esta ocasión, como decíamos, se trata de un ritual purificador, de limpieza, en el que el deshecho se vuelve material imprescindible. Una de las primeras piezas de la muestra es ‘Contrapared’, una composición de varias piezas más oscuras que enmarcan otra de más cuidado detalle generando un diálogo entre ellas.
Se recupera esa sensación de acción y energía con ‘Variaciones de tinta’, que parece beneficiarse del ensayo-error para crear diferentes texturas gracias a la mancha y a conocer bien la porosidad de los materiales. Sin duda, es la serigrafía la técnica preferente en la que trata de dejar atrás su valor meramente basado en la repetición, para fundir técnicas y crear imágenes impactantes. Ocurre así en la serie ‘Fotomatón’, cuyas formas se transforman según la aplicación de color y descubren –y, a la vez, ocultan– extraños personajes que posan retratados, sin que luego, seguramente, puedan reconocerse en el resultado.
La muestra destila una gran diversidad de formatos. Una atrayente doble proyección desdibuja las imágenes mostradas y genera la duda sobre si ese desdoblamiento refiere al residuo que siempre sucede en la obra gráfica. Mientras tanto, en la parte de atrás, una instalación de tipo escultórico llamada ‘Nunca hubo héroes’ capta la mirada del que pasea por la sala. Aunque la disposición pueda simular un azar arriesgado, esa estética povera encierra detalles de una sociedad que se refleja (y comunica) a través de la pantalla y resalta el valor por lo analógico. Por ello, en ‘Reflejos en la pantalla’, se enmarca esa perspectiva y la aprovecha para colocar elementos como la cinta u otro tipo de retazos.
Concebir diferentes texturas es todo un reto que supera y asume mediante la repetición no tediosa. Los rastros de tinta son también huellas de esa limpieza que, ritual o no, es sin duda análoga de liberación y nos remite a una cotidianidad que se transforma bajo la mirada del artista y que le permite alcanzar el objetivo fundamental de la muestra y del proceso de creación: “una resurrección creativa”.
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