Juana Francés. MACA

‘Atravesando la materia de improviso’, de Juana Francés
MACA, Museo de Arte Contemporáneo de Alicante
Plaza Santa María 3, Alicante¡
Hasta el 5 de septiembre de 2021

Con una predominancia ya característica de colores como el detalle en blanco, el negro sobre ocres y los marrones a modo de óxidos, la obra de Juana Francés se vislumbra ya desde la entrada del museo. Este reclamo destaca por ser una apuesta hacia lo local, la producción de la mujer y, en general, por la difusión del arte del siglo pasado y su repercusión en la ciudad de Alicante.

Es cierto que no es la primera vez que pueden verse obras de Juana Francés en el MACA, de hecho, hace 10 años, cuando el museo abrió sus puertas, lo hacía dedicando una planta a la colección de obras que la artista había legado con motivo de su muerte en 1990. Desde marzo, tras un tiempo cerrado por remodelaciones internas, se ofrece al público un nuevo montaje con el que disfrutar, desde la actualidad, de parte de la magnífica obra de Juana Francés, artista imprescindible de la vanguardia española y figura imprescindible en el arte alicantino.

Juana Francés, nacida en Alicante en 1924, comenzó sus estudios en el conservatorio de música, pero tuvo que paralizarlos a causa de la Guerra Civil. Cuando acabó la contienda, su familia se trasladó a Madrid y allí pudo finalizar dichos estudios. Además, consiguió ingresar en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, obteniendo la calificación final de matrícula de honor. Recibió enseñanzas de profesores como Adsuara o Vázquez Díaz. De este último, pueden encontrarse ciertas reminiscencias en una primera etapa en la que la artista se centra en lo figurativo y que se ha caracterizado por una figuración hierática, donde destacan cuadros sobre la maternidad.

Esta vertiente –en cierto sentido, feminista, donde la presencia de la mujer es central– será uno de los temas ya no solo trabajados dentro de su obra, sino también en el plano más personal. A pesar de sus grandes hitos artísticos, estuvo casi siempre en la sombra, pero continuó empeñándose en el arduo objetivo de intentar erradicar el vacío existente de mujeres artistas en su época. Esta perseverancia queda reflejada en el hecho de que fue uno de los miembros fundadores del grupo de vanguardia El Paso, siendo ella la única mujer integrante.

‘Composición nº39’, de Juana Francés. Fotografía cortesía del MACA.

Hacia 1955, Juana emprende una etapa de investigación profunda, creando unas obras que absorben la acción técnica del expresionismo abstracto americano y que reformulan la materialidad del informalismo en Europa. Es quizá esta etapa la más reconocible de su trayectoria y, precisamente, con aquella que se inicia ‘Atravesando la materia de improviso’, del MACA. Se trata de un momento de experimentación, donde la artista prescinde del óleo para centrarse en empastes plásticos u otros materiales entre los que destaca el uso de la arena. La utilización de estos materiales hace que cambie también la técnica y, más notable todavía, la textura sobresaliente que aplicaba con espátulas de grandes tamaños.

Así, destacan una serie de obras que, en cierto sentido, rememoran ciertas técnicas como el claro dripping que puede verse en ‘Composición nº39’, pero al mismo tiempo responden a una serie de inquietudes u observaciones de la autora, como ocurre en ‘Riu rau’, ‘Serra pelá’ o ‘(Sín Título) Homenaje a Juan Gris’.

Esta aplicación de las tierras y las materias primas irá evolucionando hacia la incorporación de objetos encontrados, como vidrios o cerámicas, alcanzando una etapa más informalista que comprende desde 1963 a 1980. Entre algunas litografías y serigrafías, donde ya se adivinan qué elementos serán los protagonistas de esta etapa, destacan sus conocidas cajas, ensamblajes de diversos lienzos que generan distintos volúmenes y, consecuentemente, diferentes perspectivas desde las que observar.

Además del cambio en la técnica, es quizá todavía más interesante el contenido premonitorio que se desvela en obras como ‘Incomunicado’, ‘Ser y Ecología’ o ‘Programa técnico’. Estas piezas, creadas entre 1966 y 1973 –y, por tanto, en un contexto posfranquista donde encajaba cierto desarrollismo económico, pero al mismo tiempo crecían las protestas sociales–, generan un diálogo cuya principal característica es la inminente sensación de actualidad.

‘Torre-Participación (1/4, 2/4, 3/4, 4/4)’, de Juana Francés. Fotografía cortesía del MACA.

Unos personajes, los rotópedos, aparecen como ejes reincidentes. Son personajes anónimos, inamovibles, incluso podría decirse que acallados bajo una prisión mecánica compuesta de cables al descubierto, enchufes, bujías y otros objetos encontrados. Estos iconos se presentan reconocibles al público y funcionan en tanto que, por un lado, representan las problemáticas de la incomunicación en un mundo más que conectado y, por otro, la destructiva relación del ser humano con un entorno desarraigado de lo natural. Estas coyunturas continúan, todavía hoy, siendo cuestiones que no logramos enfrentar.

En definitiva, ‘Atravesando la materia de improviso’ propone una nueva conclusión con la que acercarse a la obra de Juana Francés. Una serie de frases acompañan al visitante, dejando que sea la propia artista la que hable de su obra. Esta suerte de voz en off plasmada físicamente nos acompaña por toda la exposición, lo que acentúa la sensación inmersiva y de cercanía. Estas píldoras ayudan a encauzar una muestra que comienza hablándonos de las técnicas, de los movimientos de pintura europea de mediados del siglo XX y de otros recursos útiles y necesarios; pero que ambienta otros argumentos imperantes.

Recorrer momentos del pasado a través de las obras de Juana Francés arroja nuevas conclusiones que aplicar a la actualidad. Así, las representaciones históricas y su fundamentación matérica –extensamente tratada en la exposición– son una cuestión casi obligada. Una forma de atravesar lo tangible, un viaje de improviso enteramente estimulante.

María Ramis