Teatre Tantarantana
C/ Les Flors, 20, Barcelona
Del 20 al 22 de septiembre de 2013

jo-de-major-cartell_webcLa obra de teatro Jo de major vull ser Fermín Jiménez combina la realidad y la ficción con la naturalidad de saber que cada una necesita de la otra para existir. Al estar disfrutándola viene a la mente la dedicatoria con la que Paul Auster inicia Leviatán, una de sus mejores novelas. La dedicatoria está dirigida a la artista visual y fotógrafa francesa Sophie Calle y dice algo parecido a esto: “Agradezco a Sophie Calle el haberme dejado mezclar la realidad con la ficción”. Una de los personajes de la novela, María, realiza acciones y obras artísticas extraídas de las propias de Sophie Calle y otras que el escritor añade, jugando a meterse en la piel y la mente de la fotógrafa para perfilar una protagonista de gran profundidad. Años después, la artista generó la obra Double game (Doble juego) donde convierte en obras o acciones registradas suyas, aquellas que creó Auster a través de la protagonista María. El círculo entre realidad y ficción se cerró, convirtiéndose en las obras a cuatro manos de dos grandes creadores.

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La compañía teatral El pont flotant también ha subsumido la vida y obra del artista Fermín Jiménez (Pamplona, 1979) y ha realizado una extensión de sí mismo, sin dejar por ello de incluir elementos autobiográficos de los propios miembros del equipo: Joan Collado, Jesús Muñoz, Àlex Cantó o Pau Pons. Tal vez radique su importancia en haber generado una obra que, siendo claramente propia de esta compañía valenciana y de sus miembros, con detalles afines a sus espectáculos anteriores, genera otra cosa que respira el aire de una creación propia del artista pamplonés. Para quien conozca sus instalaciones, sus juegos de palabras, el modo en que relaciona elementos de gran solidez con gestos aparentemente pueriles o absurdos, esta obra consigue agrupar un sentimiento y una noción claros sobre el trabajo artístico de Fermín Jiménez. Del mismo modo, quienes lo conozcan, dudarán sobre la necesidad del vídeo final, que opta por la promoción de la persona, más que por el misterio de mezclar (aún un poco más) la ficción de un personaje con la realidad de una llamada telefónica en directo al artista. Para quien no conozca la obra del artista o la persona, el vídeo cierra un puzzle construido y mantenido en vilo durante la representación.

La obra se divide en apartados que están escritos en una pizarra frente al público, a modo de obligaciones anotadas en una agenda, el orden del día, las cosas que hay que hacer para sentirse plenamente ocupados. Entre estas acciones, los dos actores Jesús Muñoz y Àlex Cantó (sensacionales a lo largo de la función), juegan el doble juego de ser Fermín Jiménez y ser ellos mismos; en ocasiones pareciéndose en gestos, risas y expresiones al artista retratado, en otras relatando sus vidas o las de los otros dos miembros de la compañía, Pau y Joan. Las escenas donde juegan a las palas y van relatando qué harían en su segundo libre, en su minuto libre, y así pasando por la hora, el día, la semana, el mes, el año y la vida libre, es un canto a la reflexión del tiempo: del tiempo ocupado (o del que viene determinado, el cronos) y del que queda entre los ratos en que no trabajamos, en que no vamos de aquí para allá estresados pensando qué haremos después, aquél que esperamos poder gestionar en algún momento, el de las experiencias propias, el subjetivo (el kairós).

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Jo de major vull ser Fermín Jiménez consigue hacer más por la didáctica del arte contemporáneo que todas las guías que pudiera pensar hacerse a partir de ahora o las hechas hasta la fecha. La obra de teatro no sólo promociona (y muy bien) la obra plural e híbrida de Fermín Jiménez, también consigue explicar que este tipo de acciones, las obras resultantes (muy bien explicadas en algunos casos concretos) no responden a una boutade, sino a un compromiso con una actitud ante el trabajo artístico y, en definitiva, responde a un estilo de vida. Este estilo de vida y de obra juega con el tiempo de una forma libre y serena, potenciando el presente como un tesoro y el futuro inmediato como una prolongación del propio juego. Tras la conversación telefónica en directo con Fermín nos enteramos de que, gracias a una beca, se va en breve a Singapur un mes y medio y que después su intención es recorrerse España de punta a punta nadando de piscina en piscina, emulando (aunque multiplicándola por mucho) la hazaña de Neddy Merryl, el personaje protagonista del cuento de John Cheever El nadador. Algunas de las cosas que Jesús y Àlex hacen o dicen durante los casi 100 minutos de representación podría servir en un futuro de punto de inicio para alguna obra o acción nueva de Fermín Jiménez, cerrando a su vez el ciclo entre realidad y ficción, potenciando los vínculos entre aquello que querríamos hacer y lo que realmente somos capaces de llevar a cabo. Como la vida misma.

Álvaro de los Ángeles

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