#MAKMAEntrevistas | Jacobo García Gil (coleccionista y consultor de arte)
Con motivo de la exposición ‘Una niñez global’
De David de Limón y Jordi Machi | Galería Cuatro (València)
Lucie Chang Fine (Hong Kong)
Septiembre de 2022
Jacobo García Gil es un coleccionista de origen colombiano que hace unos años decidió cambiar el mundo de la banca y las finanzas por el de arte contemporáneo: “El mundo de la banca es un mundo muy cuadrado, muy rígido. Un buen día, tomé la decisión de dejarlo y dedicarme cien por cien al arte”, afirma satisfecho.
El verano pasado llegó a València, casi por casualidad, porque alguien le dijo que habían inaugurado una exposición de Julian Opie. Tras visitarla en La Nau, decidió callejear por el barrio del Carmen, donde quedó gratamente sorprendido por el arte urbano, en especial el firmado por Vinz, Julieta o David de Limón. “David está por todos lados, ves un ninja y te motiva a buscar más. Al llegar al hotel, me dije, tengo que conocer a su galerista”.
A la mañana siguiente acudió a la Galería Cuatro y preguntó a Miguel Castillo, su director, si “llevaba” a esos artistas. “Entonces empezó a mostrarme trabajos de David y de Vinz, y yo señalaba este, y este, me los llevo. Nunca compro de manera compulsiva, pero esa vez sí lo hice”, explica García.
De regreso a Hong Kong -ciudad donde reside desde 2008- comenzó a reflexionar sobre la posibilidad de abordar un proyecto en torno al multiculturalismo mediante un diálogo visual entre la obra de artistas de la Comunitat Valenciana y coleccionistas orientales. “Tengo la motivación de promover a artistas valencianos”, reconoce el que es, además, patrono fundador del Museo M+ de Hong Kong.
Así, a través de su consultoría de arte Split Second Art Consulting y de Divide By Zero Collection –focalizada en arte contemporáneo emergente–, y junto a las galerías Lucie Chang Fine Arts de Hong Kong y Galería Cuatro de València, está organizando, ahora mismo, la producción de una exposición en la ciudad china cuya inauguración está prevista para el próximo mes de septiembre. En ella participarán, por el momento, David de Limón (València, 1981) y Jordi Machi (Algemesí, 1983).
Bajo el título ‘Una niñez global’, la muestra tendrá como objetivo el de “resaltar, en tiempos de postpandemia, la gran oportunidad social que el multiculturalismo conlleva, estableciendo asociaciones sociales entre culturas, a través de referencies comunes de la niñez”, señala David Castillo, de Galería Cuatro.
Creo que esta pregunta es inevitable, ¿cómo llega al mundo del arte contemporáneo una persona con más de dos décadas de experiencia en el ámbito de la banca de inversión?
Un día me ofrecieron un nuevo puesto en la banca, a elegir entre Londres y Singapur. Escogí la segunda. Por aquel entonces tenía veinticuatro 24 años y preferí lo exótico. En Singapur me recibió una inconfundible paloma de Fernando Botero, oriundo, como yo, de Colombia. Supe que no me había equivocado.
Luego me trasladé a Hong Kong, y decidí quedarme. Nada más llegar, visité Hong Kong Art Fair, antes de Art Basel Hong Kong. Me fascinó aquello, y fui aprendiendo más. En la ciudad, que no es muy grande, se cuentan más de 500 galerías, todas ellas con un gran interés comercial. Si quieres hablar con un artista, ellas te lo facilitan. Yo aproveché eso porque siempre tuve esa intriga, siempre quise preguntar a los artistas por qué esa composición, o por qué esa narrativa determinada. Así se me abrió un mundo.
¿Cuál fue la primera obra que entró a formar parte de su colección?
La primera obra que compré, hace diez años, fue un Olafur Eliasson. Había leído mucho sobre Eliasson, sobre el light in space, y me lanzé a conversar con él. A la galerista le sorprendía nuestra familiaridad. En efecto, había una interacción y un diálogo, como si nos conociéramos. Siempre tuve un interés genuino por el arte.
Recuerdo, de niño, contemplar una Biblia ilustrada que había en mi hogar familiar. Contenía, en concreto, una imagen de un cuadro de Fra Angélico con una Virgen cuyo manto era de un azul muy intenso [‘La Anunciación’, ca. 1426]. Me fascinó verlo, décadas después, en las paredes del Museo del Prado.
Se estima que 1 de cada 4 coleccionistas en Hong Kong es millennial o centennial, es decir, personas de entre 20 y 40, aproximadamente…
Sí, los coleccionistas jóvenes están ávidos de nuevas estéticas y buscan sinergias entre las influencias occidentales y las orientales. Son gente curiosa, a la que le gusta asumir riesgos y apostar por artistas emergentes. No hay que olvidar que China acapara el 40 % del mercado del arte mundial, lo que significa, por ejemplo, que está por delante de Estados Unidos.
Muchos de estos jóvenes provienen de la industria tecnológica, por eso se está afianzando un mercado de NFT importante. Yo no soy muy amigo de esto aún, pero en Asia sí hay una cierta tendencia a coleccionarlos, y esto me gusta. Lo que no me gusta tanto es que, algunos, carezcan de profundidad estética.
Al final, las motivaciones del coleccionista asiático son similares a las de cualquier coleccionista de otra parte del mundo: por un lado, el arte como tal, es decir, que la obra sea estéticamente agradable o intelectualmente estimulante; por el otro, la certeza de saber que el importe invertido, digamos, no va a perder valor.
Es necesaria muchísima investigación para que esto no ocurra, por eso muchos coleccionistas deciden pagar por consultorías. A mí me gusta la experiencia personal con el artista, conocerlo, saber cómo piensa. Para mí, el artista es un vehículo de comunicación.
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