Helena Pimenta

#MAKMAEscena
‘Noche de Reyes’, de William Shakespeare
Versión: Álvaro Tato y Helena Pimenta
Dirección: Helena Pimenta
Intérpretes: Haizea Baiges, Carmen del Valle, José Tomé, Rafa Castejón, Patxi Pérez, Sacha Tomé, Victoria Salvador y David Soto Giganto
Sala Fernando Arrabal de Naves del Español en Matadero
Paseo de la Chopera 14, Madrid
Hasta el 6 de marzo de 2022

En un mundo asolado por una pandemia mucho más letal que la provocada por la covid, una troupe de cómicos recorre los últimos bastiones de supervivencia representando las obras de Shakespeare para difundir un mensaje de esperanza y dignidad. Es el argumento de ‘Station Eleven’, una excelente serie postapocalíptica que plantea la vigencia de la obra del bardo de Avon.

Porque, como dice Tyron Lannister: “¿Qué une a la gente? ¿Los ejércitos? ¿El oro? ¿El poder? ¡Las historias!”. Las historias son el aglutinante de la humanidad y, como artífice de las más grandiosas, universales e intemporales, nadie mejor que William Shakespeare.

Las carteleras confirman su vigencia. Este mes el Teatre Rialto de València representa su última obra, ‘La Tempesta‘, y en la Sala Arrabal de las Naves del Español, en Matadero Madrid, se estrenó el pasado enero ‘Noche de Reyes‘, una de sus comedias menos conocidas, coproducción del Teatro Español y Ur Teatro, compañía dirigida por Helena Pimenta, gran experta en Shakespeare, directora de la Compañía Nacional de Teatro Clásico entre 2011 y 2018.

Escena de ‘Noche de Reyes’, de Helena Pimenta. Foto: José Alberto Puertas.

Dos hermanos gemelos de distintos sexos, supervivientes de un naufragio, llegan por separado a la isla de Illiria, donde ella se disfraza de hombre y se desencadena una serie de divertidos malentendidos en torno al amor y desamor de los personajes. “En este poema ilimitado, Shakespeare nos sumerge en el mar y después nos lanza a la arena”, escribe Pimenta.

“Hay que renacer siempre, morir y volver a nacer. En sus comedias, en medio de la risa y de la pena, hay un viaje hacia el peligro, hacia lo desconocido donde habita la identidad que necesitamos conocer. Por mucho que pretendamos negar la naturaleza, esta se rebela y se muestra. El disfraz, el juego, la pasión, la burla, los juegos de palabras, la poesía, acuden en nuestra ayuda y descifran los mecanismos del conocimiento del alma del mundo y de la de cada uno de nosotros”.

Escena de ‘Noche de Reyes’, de Helena Pimenta. Foto: José Alberto Puertas.

Amor, humor e intriga. ¿Cómo habéis sazonado Álvaro Tato y tú estos sabrosos platos al gusto del público de hoy?

Hemos tratado de servir el texto de Shakespeare al público de hoy: sus tramas, sus juegos, su lenguaje y los temas y subtemas que contiene. En ese viaje han ido apareciendo nuestra experiencia y nuestra visión del mundo, así como la del resto del equipo de actores y creativos.

¿Tu pasión por Shakespeare fue tipo flechazo o se fraguó a lo largo del tiempo?

Fue poco a poco. El descubrimiento fue literario y, después, al irlo llevando a escena, cada obra ha supuesto un paso más en mi admiración y pasión por él.

Posees un gran talento para interactuar con los textos del bardo de Avon, entablando una creativa complicidad. ¿A qué crees que se debe?

En todas las aventuras con Shakespeare he tenido a mi lado a José Tomé trabajando desde la plástica escénica y desde el escenario. Ambos abarcamos juntos diversos aspectos del trabajo teatral. Le admiramos, amamos sus obras y supongo que con intuición, estudio y práctica hemos ido dialogando con él.

Escena de ‘Noche de reyes’, de Helena Pimenta. Foto: José Alberto Puertas.

¿De qué hablarías con William si fuera posible hacerlo?

Ya le hablo, desde que le conocí. Ante cualquier duda le consulto e incluso me enfado cuando me he perdido. Él me contesta en el trabajo y en momentos de la vida le reconozco. Esa es su grandeza. Habla al mundo desde su obra.

¿A qué atribuyes la extraordinaria vigencia de su obra?

A que cuando escuchamos o leemos sus palabras, estas no son las de un hombre, sino las de la humanidad entera. Su enorme conocimiento de la condición humana, su grandeza teatral nos llega muy directamente.

¿Los clásicos gozan de buena salud en España? ¿Las instituciones los valoran y apoyan en la justa medida?

He conocido etapas muy diferentes. Cuando dirigía la Compañía Nacional de Teatro Clásico comprobaba cada día cómo ama el público este tipo de teatro. Ocurre que es un género que hay que defender desde las instituciones porque es exigente desde el punto de vista creativo y ha de estar a salvo de modas. El público tiene derecho a conocer y disfrutar de ese patrimonio.

Escena de ‘Noche de reyes’, de Helena Pimenta. Foto: José Alberto Puertas.

¿Cómo crees que influye en la escena contemporánea la presencia cada vez más significativa, aunque todavía insuficiente, de mujeres directoras?

Aún es insuficiente, desde luego. Llevamos mucho retraso. Es indudable que la enriquece y multiplica su valor.

¿Cómo te planteas el trabajo con los actores?

Es imposible resumirlo. De forma general, me importa que estén implicados en el proceso creativo, que sean conscientes de lo que significa su parte y el conjunto. Son mis más directos aliados y su trabajo es imprescindible para la creación del espectáculo.

El gusanillo del teatro te pilló en las aulas cuando montabas obras con tus alumnos de francés e inglés. ¿Alguna idea para atraer a los jóvenes a las salas?

Practico desde siempre para interesar a los jóvenes en lo que hago, y me ha dado resultado. No es necesario que asistan en masa, hay que enseñarles a amar el teatro sin hacer concesiones baratas. La alianza con el profesorado es fundamental. El resto es tenerles siempre en cuenta y ser sinceros con lo que hacemos para que les concierna.

Helena Pimenta
‘Noche de reyes’, de Helena Pimenta. Foto: José Alberto Puertas.