Fundación Chirivella Soriano
#MAKMAEfeméride
’15 años no es nada’
Fundación Chirivella Soriano
Valeriola 12, València
Hasta el 18 de abril de 2021

No es casual que la Fundación Chirivella Soriano, por medio de su presidente Manuel Chirivella, arranque el catálogo que viene a conmemorar sus 15 años de existencia, con sendas alusiones harto elocuentes. La primera, in memoriam, dice así: “Para mi padre, que me enseñó a desplegar velas en la bonanza, a rizarlas en la tormenta, pero siempre arribar a puerto”. La segunda está dedicada al amigo Luis Eduardo Aute, fallecido este año de tan triste recuerdo, por haber hecho “el milagro de poder, en muchos instantes, rozar la belleza”.

Manuel Chirivella, a la derecha, junto a algunos de los artistas presentes en la exposición ’15 años no es nada’. Imagen cortesía de Fundación Chirivella Soriano.

De hecho, el cantautor reconocía su continua extrañeza por ese empeño en destruir la belleza del espacio que habitamos: “El mundo es y será una porquería, pero aún quedan restos de belleza por ahí dispersos”. Uno de esos restos bien podría situarse en el Palau Joan de Valeriola que, en 2005, se convirtió en sede de la Fundación Chirivella Soriano. Fundación que, contra el viento y la marea aludidos en esa primera cita, ha abierto sus puertas de par en par en defensa del arte contemporáneo y de esos restos de belleza, sorteando las dificultades propias de un contexto generalmente áspero con el arte y la cultura en general.

Artur Heras, uno de los artistas representados en la exposición ’15 años no es nada’, se refirió a ello durante su presentación: “Estamos viviendo una situación extraña, caótica”, aludiendo a la pandemia, en la que “los más débiles, el mundo de la cultura, en cuanto a presión social, siempre está en el furgón de cola”. Todo ello, reconociendo el cambio que se ha experimentado desde aquellos años 80 en los que él dirigió la Sala Parpalló: “Apenas había espacios institucionales en la ciudad, si exceptuamos la Sala de Exposiciones del Ayuntamiento de Valencia, mientras que ahora hay mucha más oferta tanto desde las instituciones públicas como privadas”.

Artur Heras, junto a su obra, en la Fundación Chirivella Soriano. Foto: Merche Medina.

Heras, apurando la reflexión, evocó de nuevo los años 80 como la época del entusiasmo, de gran participación social, que ha devenido en esta otra marcada por el ocio rampante: “Todo se hace a nivel del consumismo”. “Si no inviertes en educación no hay nada que hacer. Así está el nivel estético en la calle”, agregó. Manuel Chirivella, que en el catálogo celebratorio de los 15 años apuesta por el “arte en cada acto, arte en todo momento”, habló igualmente de esa “generación del entusiasmo”, para preguntarse a continuación: “Esa ebullición que hubo, ¿se aprovechó después?”.

Acompañado por Carolina Ferrer, Encarna Sepúlveda, Javier Calvo, Oliver Johnson, Álex Francés y Manuel Rey Fueyo, el presidente de la Fundación Chirivella Soriano se limitó a subrayar la importancia de todos los artistas que han ido conformando el grueso de exposiciones evocadas en los tres pisos del centro artístico, al tiempo que invitaba a sumergirse en las 50 obras seleccionadas. “El verdadero motivo de nuestra actividad son los creadores”, remarcó.

Vista de la exposición ’15 años no es nada’, en la Fundación Chirivella Soriano.

Creadores como los ya citados, a los que hay que añadir los nombres de Luis Gordillo, Carmen Calvo, Joan Castejón, Chema López, Mery Sales, José María Yturralde, Joan Barberá, Equipo Realidad, Vicente Castellano, Teresa Cháfer, Santiago Ydáñez, Monjalés o el propio Aute, por citar algunos. Creadores que han ido sumando la “infinidad de instantes singulares” que, a juicio de Manuel Chirivella, ha forjado el devenir del centro durante estos tres lustros de vida.

Quince años en los que no ha existido, a pesar de los pesares, ningún momento de duda: “Nunca hemos pensado en tirar la toalla”, resalta Chirivella, para zanjar cualquier atisbo de vacilación acerca de un proyecto que ha pasado, lógicamente, por su picos y valles. Y 15 años que, aludiendo al tango ‘Volver’, de Carlos Gardel, han pasado sin restarle un ápice de vigor a la propuesta con la que nació la Fundación: “Estamos con las fuerzas íntegras”, señala su presidente, que adoptó ese título con aroma a Gardel, “para quitarle trascendencia a la efeméride”.

Vista de la exposición ’15 años no es nada’, en la Fundación Chirivella Soriano, por cortesia del centro artístico.

El filósofo Walter Benjamin también es citado en el catálogo, antes de su proemio, para subrayar cómo “una de las funciones más importantes del arte ha sido siempre crear una demanda para la cual todavía no ha sonado la hora de la satisfacción total”. Quizás por eso los 15 años de la Fundación Chirivella Soriano no sean nada, en ese largo trayecto de reivindicación del arte como necesidad, al margen de los vaivenes sociales y políticos.

Con más de 4.000 obras exhibidas en un total de 68 exposiciones, el centro de Valeriola ha seleccionado de tan vasto conjunto una pequeña muestra que sirve de cata singular para degustar su pasión por el arte. Un arte, asevera su presidente, que “nos proporciona un ‘plus’ intangible fuera de la mecánica habitual que precisamos para sobrevivir”.

Vista de la exposición ’15 años no es nada’, en la Fundación Chirivella Soriano.

En ese “palacio sin puertas”, con cuya denominación arrancó su andadura la Fundación, ya se pudo ver en 2005 lo que podía dar de sí tan insigne continente, joya arqueológica del siglo XIV, al acoger obras de Eduardo Arroyo, Soledad Sevilla, Rafael Canogar, Equipo Crónica, Juan Genovés, Manuel Millares, Elena Asins, Antonio Saura, Jordi Teixidor, Eusebio Sempere, Gerardo Rueda o Antoni Tàpies, entre otros.

Ahora que la pandemia ha venido a cortocircuitar la tan necesaria presencia a la hora de contemplar el arte, la Fundación Chirivella Soriano ha querido mostrar su cara, como se dice ahora, más resiliente, celebrando sus tres lustros de vida. Lo hace en un contexto deprimido por la covid-19 y ciertamente crispado a nivel político. Heras lo describe así: “A la mayoría silenciosa de entonces la ha sustituido la verborrea, en la que todo el mundo habla de todo sin sentido”. Por eso sigue siendo tan necesario el arte promovido desde la Fundación, porque con la capacidad de recreación que tiene dicho arte, “demuestra que la realidad puede transformarse”, subraya Chirivella.  

Obra de Santiago Ydáñez, en primer plano, con una pieza de Luis Gordillo, al fondo, en la exposición ’15 años no es nada’. Fundación Chirivella Soriano

Salva Torres