#MAKMAOpinión #MAKMAExposiciones | Eco de las ferias de arte (Madrid, febrero de 2020)
21 de abril de 2020
“El fin último del arte contemporáneo no es crear belleza sino libertad. De ahí proviene su afán moralizador, que ha convertido en predicadores a muchos artistas” (José Antonio Marina)
Pensamos que el arte se ha ido liberando de toda restricción, que las fronteras se han ido perdiendo entre colores e ideas; que su aura ha desaparecido; incluso se ha llegado a hablar de su muerte, del hecho de que todo puede considerarse arte, y que ya nada lo es. En menos de 100 años, tanto la mente del artista como la nuestra han sufrido un gran cambio; se intenta rechazar lo que durante siglos ha dominado las creaciones artísticas, dando paso al vacío, a lo banal, a lo absurdo, a lo grosero; a un cuerpo sin sensualizar, sin glorificar, un cuerpo que se lacera, se pornografía y se ridiculiza. El arte intenta vivir en un mundo paralelo, se cree demiurgo, piensa poder superar las críticas del exterior y prueba a caminar entre la subjetividad y la irracionalidad.
El artista puede seguir por el cauce de lo clásico, pero un aro de aburrimiento lo persigue
Una vez más, Madrid optó por vestirse de arte contemporáneo el pasado mes de febrero de 2020, logrando un diálogo entre los diversos artistas, mientras que estos y sus galeristas dan un empujón a espectadores para introducirlos en el arte actual, sin perder de su punto de mira a los coleccionistas que hagan viable el asunto.
ARCO es la feria referente, la principal protagonista , y entre sus pasillos (IFEMA) nos encontramos, cómo no, con pinturas, esculturas, videoarte, fotografías, instalaciones…, realizadas por más de 2000 artistas que exhibieron su obra en las 209 galerías participantes; en esta edición aumentó la importancia de los artistas internacionales, así como el de las mujeres. Su tema central fue ‘It’s Just a Matter of Time’, inspirado en la obra del artista y activista cubano Félix González-Torres; y no faltó la fusión entre arte y ciencia, con artistas como José María Sicilia; pensamientos políticos como el de Fernando Prats, con su serie de obras sobre la dictadura chilena; o la problemática del cambio climático, visto gracias a la galería NoguerasBlanchard, que reprodujo en miniatura una de las obras de Leandro Erlich.
No obstante, ARCO no llegó eclipsar a otras ferias que se encontraban en la ciudad esos mismos días y que podríamos denominarlas como sus satélites. Entre ellas nos encontramos con Hybrid Art Fair, ArtMadrid, Drawing Room, Justmad, Urvanity Art, Artist Madrid, Flecha y Salón de Arte Moderno.
“El dibujo ya no es un boceto ni un trabajo preparatorio, sino una obra con consistencia en sí misma. Es como la poesía en la literatura: un momento puro en el que el artista se desnuda” (Ramón García)
Drawing Room consiguió iluminar el Palacio de Santa Bárbara del 26 de febrero al 1 de marzo y ha llegado a tener una presencia internacional, contando con 16 galerías procedentes de España, Portugal, Holanda, Reino Unido, Suecia, Italia, Colombia y Argentina. Esta feria reafirma que el dibujo no solo es un instrumento que se acomoda a un proyecto, sino que puede ser el protagonista de una exposición, y a su vez un elemento totalmente independiente; algunos artistas como Sergio Sanz, Altea Grau, Marco Alom, Ana Romäozinho, entre otros, logran mostrarnos que el dibujo puede ser un medio para anotar ideas o visualizar proyectos, pero también puede adquirir un estatus más autónomo, creando imágenes, visiones, reflexiones, crítica…
La última feria alternativa que nos dio tiempo a visitar fue Hybrid Art Fair. Muchos han sido los que han bautizado a esta feria como el «antiARCO». ¿Podemos afirmar que es cierto? Hybrid Art Fair tuvo lugar en el hotel Petit Palace Santa Bárbara, donde los artistas tuvieron que adaptarse al espacio, colocando obras encima de las camas, sobre las mesitas, en el baño, entre los armarios, sobre la televisión, entre las cortinas… Ocuparon dos pisos y decenas de estancias. Su objetivo era ser un escaparate de nuevos formatos de exhibición y difusión, encontrándonos no solo con galerías, sino con espacios de arte independientes, híbridos y alternativos, plataformas y colectivos de artistas. Por ello, era común pararte en una habitación y poder hablar con el propio autor, que estaba encantado de contarte las peripecias que tuvo que afrontar para adaptar su fruto al lugar, o para explicarte mejor su obra, necesitando en la mayoría de los casos una interpretación. En Hybrid Art Fair contaron con el mayor número de participantes extranjeros, que a su vez tenían ideas muy diversas, diseccionadas por las puertas y paredes del hotel, pero que se unían a través del espectador, el cual formaba, inconscientemente, la telaraña para atrapar el significado de lo que hoy podríamos llamar arte.
Tamara Pérez
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