‘El Evangelio según san Mateo’ de Pier Paolo Pasolini
Ciclo ‘En pantalla grande: Pasolini esencial’
Paranimf. Universitat Jaume I, Castellón de la Plana
17 de abril de 2022

Cuando uno se encuentra con que una de las películas religiosas más queridas y celebradas es obra de un ateo, homosexual y comunista tal como Pier Paolo Pasolini puede quedar extrañado. Si tenemos en cuenta su historial de cineasta provocador y polémico que no desaprovecha oportunidad para cargar de sexualidad su obra, podemos esperar que el director italiano emplee la Biblia para quebrar nuestra moral y revolver nuestras tripas como haría unos pocos años después con Saló o los 120 Días de Sodoma. Al menos yo me preparé de esa manera al entrar a la proyección del Paranimf en el domingo de Pascua. Sin embargo, presencié algo totalmente distinto.

Cartel del film. Cortesía de UJI

Un Cristo profundamente marxista, que aparece constantemente en compañía de sus apóstoles formados por caras dibujadas con líneas vastas y robustas que bien podrían ser las de cualquier grupo de obreros, nos guía a través del desafío a la riqueza y el envenenamiento de la religión con la avaricia. A lo largo de la película podemos ver cómo Jesús va enfrentándose al poder allá por donde pasa, culminando en la famosa escena en la que expulsa a golpes a los comerciantes del templo, recordado como uno de los pocos pasajes de la Biblia en los que el profeta emplea la violencia.

Aquí no vemos, por lo tanto, esa faceta de santo en él, sino más bien a un hombre idealista y beligerante que lleva sus convicciones hasta las últimas consecuencias, y que, como buen revolucionario, le convierten en un mártir. Una hermosa dirección de fotografía acompaña el estilo de cinema verité propio del neorrealismo italiano que emplea Pasolini en esta obra para reforzar la idea de un Jesús sobrio y austero, hermano de los pobres… pero quizá también sea el Jesús menos agradable.

Evangelio según san Mateo
Fotograma de la película ‘El Evangelio según san Mateo’ de Pier Paolo Pasolini

El filósofo Friedrich Hayek sostenía como crítica al socialismo en La Fatal Arrogancia que las normas de organización social y la formación de la civilización no son obra de una construcción racional como defiende el materialismo, según él, con una arrogante pretensión de la razón, sino que se han ido desarrollando espontáneamente mediante un proceso de selección evolutiva. Con el Jesús de Pasolini nos encontramos con la personificación de esta arrogancia, ya que ata al mundo material la religión cristiana al tratarla más como una ideología que como algo espiritual.

Tanto el cristianismo como el marxismo han obtenido su propia fuerza a través de sus muchos seguidores, y sus formas de ejercer influencia en las masas son muy similares. Pasolini consigue reflejar esto con una maestría tal que el hecho de que este personaje se trate del hijo de Dios resulta algo residual. En lugar de eso, este Jesús resuena mucho más dentro de nosotros al tratarse de un humano con defectos que tiene poder gracias a la fuerza del colectivo que le acompaña y no por gracia divina.

Este marxismo queda patente también al retratar ese desdén hacia la riqueza que tanto caracteriza a Jesús, hasta el punto de que su propia muerte viene por culpa de una bolsa con 30 monedas, de la que finalmente Judas reniega. Una rima tristemente curiosa que resuena con el propio asesinato de Pasolini.

“Si quieres ser perfecto, ve, vende tus posesiones y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo. Entonces ven y sígueme”. Mateo 19:21.

Francisco Rodríguez Riera
Estudiante de UJI