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‘Enrique Gran, cuatro esquinas para conocer a un genio’
Promovida por la Fundación Enrique Gran
Sala Concepción Arenal
Biblioteca Central de Cantabria
Ruíz Zorrilla 17, Santander
Hasta el 19 de octubre de 2025
“El gran pintor es gran pintor desde que empieza”, declaró Antonio López durante el ‘Año Gran’ en 2009, conmemorando el X aniversario del fallecimiento del pintor cántabro Enrique Gran. Con estas palabras, el pintor manchego quiso remarcar el gran talento que tuvo Gran (1928-1999) desde sus comienzos y durante toda su carrera artística.
Esas nueve palabras de Antonio López sirven para rendir homenaje a uno de los grandes pintores abstractos que ha dado España. Bajo el título ‘Enrique Gran, cuatro esquinas para conocer a un genio’, se puede explorar la visión que el artista tenía del mundo a través de las más de 25 obras expuestas. En cada una de ellas se puede buscar un pedacito del alma de Gran y, si se ahonda un poco más, el reflejo de diversas perspectivas y rincones de la vida cotidiana que salen a la luz.
Puede que no sea necesario recorrer las cuatro esquinas de la sala para darse cuenta de la magnitud de la obra del pintor santanderino. Con un amplio abanico de posibilidades, se mezclan en el mismo espacio los lienzos más intimistas con piezas de carácter monumental, como es el cuadro ‘El sueño del Titanic’, pieza central durante años en la exposición internacional ‘Titanic. The Reconstruction’ que recorrió varias ciudades de la geografía española, siendo un referente con millones de visitantes.

Jesús Ferreiro, periodista y presidente de la Fundación Titanic, escribe sobre el lienzo: “El cuadro era rotundo y su fuerza casi hipnótica, te atrapaba”. A lo que añade: “Representaba de forma magistral el Titanic en el fondo del mar, desmembrado y oxidado… había perdido todas las chimeneas, pero continuaba su viaje con imponente dignidad en el lecho marino, como inconsciente de su trágico y precipitado destino”.
Esta exposición, que tuvo su inauguración el pasado mes de octubre de 2024 en el Centro Cultural Casa del Reloj en Madrid, fue concebida con motivo del 25 aniversario del fallecimiento de Enrique Gran. Tras casi un año, recala desde el pasado 9 de septiembre en la Sala Concepción Arenal de la Biblioteca Central de Cantabria. De esta forma, la figura de Enrique Gran llegará al público santanderino con el apoyo del Gobierno de Cantabria y la Fundación Enrique Gran.
Aparte de la casi treintena de obras sobre el universo creativo del artista, la muestra presenta testimonios sobre su legado, con textos, opiniones y análisis de especialistas como los citados anteriormente: Antonio López o Jesús Ferreiro. A ellos se unen Francisco Nieva, Amalia Avia, Antonio Bonet Correa, Santiago Amón, Víctor Erice, Álvaro Martínez Novillo, Francisco Calvo Serraller o José Hierro, entre otros.
Hierro lo describió así en ‘7 artistas españoles de hoy’: “Enrique Gran, sobrio, fuerte, intenso, ha cubierto su itinerario en una misteriosa máquina que despegó, entre seres de pesadilla, del planeta alucinante y nocturno descubierto por el Goya de las pinturas negras”.
Puede que José Hierro viera algún parecido entre esos Goyas sombríos y las pinturas abstractas de Gran, en las que las tonalidades predominantes se acerquen a esa oscuridad que se puede ver en algunas obras de Francisco de Goya, pero nada más lejos de la realidad. El color también es protagónico en los lienzos de Enrique Gran, y las figuras y los paisajes, aunque no resalten sobre las demás piezas, están ahí.
Como el propio Antonio López declaró en las Conferencias en el Ateneo de Santander en el año 2009: “Cuando Gran ya era un pintor moderno, de vez en cuando, hacía algún retrato que, o le encargaban o él quería hacer (…), y después volvía a la figuración como podía hacerlo Picasso, pero desde luego, yo creo que mejor (…). Abarcaba, se puede decir que TODO”.

Dentro de la propia exposición, también hay un apartado dedicado a la influencia que Enrique Gran tuvo para otros artistas. Así, en ‘Enrique Gran, cuatro esquinas para conocer a un genio’, el fotógrafo italiano Diego Artioli expone en la sala su propia interpretación de la pintura femenina de Gran, dando un toque abstracto y onírico a la belleza escondida —o no— de las mujeres retratadas en la colección titulada por el transalpino ‘Escapista’.
Con lo escrito en ‘La leyenda de Enrique Gran’ (2005) por el escritor Francisco Nieva, cualquier persona que no haya visto nunca una obra del pintor santanderino puede hacerse una ligera idea de lo que era —y representaba— esa pintura con tintes oníricos y abstractos con los que jugaba Gran: “Se veían relieves y sombras de una veracidad fotográfica. Se diría que de una fotografía visionaria”.
Y añade Nieva: “Sugerían como enormes derrumbes cósmicos, entre avalanchas de luz, visiones aéreas, en picado, como si los mirase desde lo alto un divino ‘creador’ sin freno y sin piedad, que se complaciera en producir toda una sucesión de cataclismos deslumbrantes, cada uno de diferente sentido, ambiente y color”.
“Vemos volar a la materia, vemos rizarse torbellinos de todas clases y extenderse auroras y anocheceres, nieblas y tormentas, con un realismo inexplicable y mágico como si lo viviéramos en ‘verdad’”, concluye el escritor.
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