WebinarsLaNau de la Universitat de València (15 de junio)
Con Paco Roca y Laura Pérez
Moderado por Álvaro Pons
Sábado 20 de junio de 2020
A los ilustradores Laura Pérez y Paco Roca la pandemia, como a todo el mundo, les pilló por sorpresa, aunque lo del confinamiento, en sus respectivos casos, forme parte consustancial de su actividad diaria. Confinamiento, claro está, que al ser de obligado cumplimiento por el estado de alarma decretado por el Gobierno, ha provocado en ellos una especial contrariedad. “No solo los dibujantes, hay muchas profesiones que estaban más habituadas a esto de estar encerrados en casa trabajando. También es verdad que esta situación nos ha sobrepasado a todos, incluso a los dibujantes de comic”, señaló Roca. “Yo no había estado tanto tiempo, lógicamente, sin salir de casa. Pero era como un sueño que, en mi caso, siempre había tenido, de que ojalá el mundo se parase por un tiempo para poder ponerme al día de todas las cosas pendientes”, añadió, quien terminó reconociendo: “Me ha faltado un mes más de cuarentena para ponerme al día con el mundo”.
Laura Pérez también aseguró haber trabajado confinada “desde hace muchos años”, porque su vida en la ilustración y ahora en el cómic siempre ha sido trabajar “desde casa para cualquier tipo de cliente”. Lo que sí ha echado en falta, subrayó, “es salir a respirar, para descongestionar un poco las ideas. Y he tenido como una satisfacción oculta de decir, qué bien, por fin puedo estar encerrada del todo y no tengo compromisos sociales obligados, que en realidad te quitan tiempo. De manera que he aprovechado mucho estos meses e incluso me ha faltado un poco de tiempo”.
La Nau de la Universitat de València los reunió el pasado lunes en una nueva edición de WebinarsLaNau, en la que hablaron precisamente de su experiencia durante esta pandemia y del modo en que esta imprevista situación ha podido afectar igualmente al mundo del cómic, conversación que moderó Álvaro Pons, director del Aula de Cómic de la Universitat. “En este tipo de profesiones que tenemos”, abundó Roca refiriéndose a los dibujantes, escritores y demás, “es verdad que hay un poco de locura, en el sentido de que nos apasiona lo que hacemos y nos creamos nuestro propio mundo en el estudio. Lo único que me deprime en muchos casos es pensar que mientras tú estás aquí trabajando, pues igual tus amigos están en un bar tomando una cerveza o alguno de viaje. Lo bueno de la cuarentena es que sabes que nadie estaba haciendo nada, con lo cual no tenías un sentimiento de malgastar tu vida”.
Paco Roca y Laura Pérez coindieron a la hora de señalar que lo extrañamente vivido seguro que tendrá su traslación a corto plazo en el trabajo de los creadores: “Es difícil abstraerte de la situación que hemos estado viviendo e imagino que todo eso cala en el trabajo que estás haciendo y en el trabajo futuro”, dijo Roca. “Si en esos momentos estás elaborando una historia, como en mi caso, es normal que haya recogido cosas de lo que me estaba afectando, algunas no tan evidentes pero sí relacionadas con la forma en que ves las cosas ahora, que han cambiado y no pueden ser como eran antes. Parecía una distopía, pero de repente era como si estuvieras en una película que ya se había grabado”, apuntó Pérez.
Álvaro Pons, a modo de reflexión que dio pie a nuevas cuestiones, afirmó que nos hemos encontrado durante esta pandemia “con que el apocalipsis era más un drama doméstico, donde la realidad era la que se imponía en el día a día, en ese confinamiento, cada uno en su casa, y con la realidad de las muertes que ha habido en las residencias. Hemos tenido una experiencia real de eso que antes veíamos en la tele, y la hemos encontrado muy diferente, no por ello menos terrible”. Y se refirió al cómic ‘Arrugas’, de Paco Roca, donde se aborda el problema de la tercera edad, y a “lo sobrenatural” que está en la última obra de Laura Pérez.
“Creo que nos olvidaremos pronto de todo esto, pero quedará la vivencia y veremos de forma diferente determinados temas. Ha sido al menos un buen ejercicio para saber cómo es el comportamiento humano en un momento como éste, aunque quienes hayan vivido una guerra seguro que supera infinitamente este padecimiento que hemos tenido. De manera que pienso que tenemos el nivel de sufrimiento muy bajito en el día a día, más allá, por supuesto, de la gente que ha enfermado, que eso es otra cosa. Los demás nos hemos dado cuenta es que vivíamos muy cómodamente”, explicó Roca.
“Toda la ficción que hemos visto hasta ahora está llena sobre todo de acción”, resaltó Pérez, por oposición a la pasividad cotidiana a la que nos ha obligado la pandemia. “Hemos tenido que estar quietos en nuestras casas más o menos cómodamente. Mi tía abuela, que tiene 95 años, me dice que esto es peor que la guerra, porque es invisible. De manera que cada uno sufre su momento de ver que la realidad puede cambiar en cualquier instante. En un futuro, quienes hagan cómics referentes a esto le van a dar una naturalidad o un empuje distinto, en la que a lo mejor no hay tanta acción, pero sí algo más de reflexión, con un enfoque más humano, más realista quizás”.
“Toda esta pandemia ha hecho que todo el mundo se quedase en pausa”, insistió Roca, que dijo no haber tenido la agenda tan despejada desde 2008, porque todo estaba cancelado. “Por otro lado”, añadió, “pensaba que había tenido que venir una pandemia para tener el tiempo en mis manos, aunque la tecnología siempre está por delante y no se puede controlar, y al poco tiempo ya volvía a tener la agenda otra vez llena de charlas y talleres online. De manera que la tecnología nos hace la vida más sencilla, pero también se me ha complicado la existencia con las nuevas tecnologías”. “Muchas historias de cómics se van a ver influenciadas por esta acción directa de la tecnología que tenemos ahora”, apostilló Pérez.
Pons se refirió a lo “increíblemente activo” que ha estado el cómic durante el confinamiento a través de los webcómics en twitter, en Instagram, en Facebook, lo cual ha permitido, a su juicio, impulsar ese cómic digital que existe desde los primeros tiempos de Internet, pero que quizás ha dado ese salto para ser conocido por todo el mundo. “Al comienzo de la cuarentena, la necesidad de comunicarte acabó saliendo por donde sea y, teniendo la posibilidad de la comunicación vía online, ha sido la oportunidad perfecta.”, aseguró Roca, para quien la mayor dificultad, pese a todo, estaba en sacarle un beneficio a todas estas cosas, “porque durante todo este tiempo ha sido el altruismo total, gratis para todo el mundo, y te das cuenta que ha funcionado, pero sacarle beneficio es lo que todavía resulta un misterio. “ Las personas creativas se buscan la vida en el momento en el que estén”, remarcó Pérez. “Ha sido interesante, porque parecían los 80. Todo el mundo se hacía su fanzine, incluso El Víbora ha vuelto rescatando material antiguo. Tuvimos todos la sensación de una hermandad solidaria”, concluyó Roca.
“Ha habido una generosidad rebosante de los autores a la hora de compartir sus materiales, y de las editoriales. ¿Esto abre la posibilidad de nuevos canales de distribución más allá del papel o el papel sigue siendo todavía demasiado fetiche?”, preguntó Pons. “El papel siempre va a ser un elemento fetiche, pero sí es cierto que mucha gente va a poder disfrutar más del contenido online. Lo importante es que haya difusión de las dos maneras: del digital y del libro, porque si se suman siempre habrá más público”, respondió Laura Pérez. “En la Comunidad Valenciana siempre ha habido una gran cantidad de autores, pero ahora quizás hay un momento de mayor interés por parte de los museos, de las librerías, de la universidad, y aquí se ha dado una confluencia de sinergias mayor quizás que en otros lugares”, señaló Roca.
En este sentido, el autor de ‘Arrugas’ subrayó la importancia que tiene la cultura como “punta de flecha” que sigue a las propuestas de la economía en tanto marca de un país o de una Comunidad. “Primero entra la cultura y luego otras cosas, y a veces se nos olvida eso, el gran valor que tiene la cultura, ya no solo por el dinero que pueden generar los autores, librerías, imprentas, fotomecánica, traductores, sino por la forma de vender un país. Francia y Estados Unidos se han vendido con su cultura y después ya viene todo lo demás”. “El apoyo a la cultura es el apoyo a un sello, a una distinción que tiene un territorio y que tienen unas personas que se dedican a ello. Y en Valencia siempre ha habido una historia impresionante en el terreno artístico”, concluyó Pérez.
Salva Torres
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