Tras las pasadas elecciones municipales y autonómicas se ha producido una renovación en los representantes políticos al frente de las instituciones públicas, que supone no solo la necesidad de emprender modelos de gobierno supeditados a procesos de negociación y acuerdo, sino también otra filosofía en la gestión de los recursos públicos.
El Conseller d’Educació, Cultura i Esport de la Generalitat Valenciana, Vicent Marzà, ha tomado la iniciativa de convocar reuniones sectoriales con representantes de la cultura valenciana. Ha optado primero por conocer de primera mano las necesidades y propuestas del sector cultural, para después trabajar en la elaboración de un plan estratégico cultural para la Comunitat Valenciana. Un gesto que no se había dado en los últimos veinte años. Veamos cómo evoluciona.
El Concejal de Cultura del Ayuntamiento de Alicante, Daniel Simón, se encuentra sumido en un ciclo similar, necesario para evaluar con mayor precisión las posibilidades y las potencialidades de la cultura en una ciudad en la que ha sido tan despreciada y desatendida por el anterior equipo municipal de gobierno. Seguiremos atentos estos procesos, también inéditos, para sumar lo que se pueda, proponer alternativas o poner en cuestión lo que proceda.
Sin duda la participación, la transparencia y la igualdad de oportunidades deben guiar las hojas de ruta con las que diseñar la nueva política cultural, pensando no solo en los próximos cuatro años, para poder proyectar modelos de actuación que ejerzan una acción social transformadora, que progresivamente dote a la ciudadanía de elementos de maduración democrática y capacidad crítica.
Las informaciones de los últimos días en relación a la Diputación de Alicante resultan, sin embargo, un tanto preocupantes. Pues si bien todavía no se conoce el nombre de quien haya de asumir la responsabilidad en materia de cultura en el organismo provincial, ya ha comenzado a aparecer en prensa un cambalache de nombres posibles para ocupar la dirección de sus espacios culturales. Puede que se deba solo a la avidez de los medios por llenar páginas, o quizás sea porque realmente desde la Diputación de Alicante se está pensando en cubrir la dirección de las instituciones culturales de la provincia mediante nombramientos de confianza, replicando una vez más el denostado sistema del “dedazo”. Los tiempos han cambiado y es muy importante que el Partido Popular y Ciudadanos, conforme a su acuerdo de transparencia, no sucumban a la tentación de agitar el dedo, como si de una varita mágica se tratara, para obrar el milagro de convertir en directores a sus agentes culturales de confianza. Esa posibilidad ya no encuentra acomodo en el proceso de afianzamiento democrático de la sociedad española, y además topará con una dura respuesta del sector cultural alicantino. Insisto, los tiempos han cambiado. Nuestros gobernantes deben convocar concursos públicos abiertos, con unas bases adecuadas, en diálogo con el sector y mediante jurados de la más absoluta independencia, para seleccionar a los profesionales que deban asumir la responsabilidad de dirigir y gestionar los centros culturales de la Diputación de Alicante, como el Adda, Marq, Mubag o Instituto Gil-Albert.
Durante los últimos años, y particularmente desde 2007 que el Ministerio de Cultura del Gobierno de España y las principales asociaciones profesionales del sector artístico suscribieron un Manual de Buenas Prácticas, se ha implantado de un modo progresivo pero imparable un modelo de gestión pública de la cultura que pasa por la despolitización de los nombramientos y la profesionalización de la gestión de los recursos culturales, junto a la no injerencia partidista (sea cual sea el partido que gobierne). Es importante que los responsables de la Diputación de Alicante comiencen, a no tardar, sus contactos formales con las organizaciones profesionales de la cultura, para evidenciar el nuevo talante que debe regir este periodo constitucional de consensos y engrasar sus relaciones con la sociedad civil. En materia de arte, la asociación de Artistas Visuales de Valencia, Alicante y Castellón junto a la Asociación Valenciana de Críticos de Arte –ambas con una relevante implantación en Alicante-, han desarrollado durante los últimos años una intensa actividad reflexiva y propositiva que sin duda será una referencia de utilidad a los nuevos responsables de la Diputación de Alicante.
No deja de ser lamentable que debamos celebrar que los responsables de la política cultural tomen la iniciativa de hablar con los profesionales del ramo, pero el nivel de maltrato al sector cultural en estas tierras ha sido de tal magnitud que es necesario un giro de ciento ochenta grados. Por favor, estemos a la altura de las circunstancias: diálogo, concursos, respeto e igualdad de oportunidades.
José Luis Pérez Pont
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