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Entrevista con David Chipperfield
Premio Pritzker de Arquitectura 2023

Conversamos con el arquitecto David Chipperfield (Londres, 1953) a propósito de su reciente Premio Pritzker 2023. Nos atiende desde Corrubedo, el típico pueblo marinero de las Rías Baixas que habita puntualmente desde hace veinte años y donde firma algunos edificios significativos como su propia residencia veraniega o el Bar do Porto, este último salpicado de una estética vernácula propia de la costa gallega.

“Creo que la buena arquitectura proporciona un escenario: está ahí y no está ahí. Como todas las cosas que tienen un gran significado, están tanto en primer plano como en segundo plano; y yo no estoy tan fascinado por el primer plano todo el tiempo”, afirma Chipperfield. Calificado por algunos como arquitecto “discreto” es, a la vez, “sutil pero poderoso, moderado pero elegante”, en palabras del propio jurado del Pritzker, que destaca en un comunicado su “reverencia por la historia y la cultura mientras honra los entornos naturales y construidos preexistentes”.

David Chipperfield, Pritzker, 2023
Bar do Porto, Corrubedo. Foto: Adrián Capelo.

Precisamente, una de estas renovaciones o restauraciones de edificaciones previas es su intervención en la Procuratie Vecchie (2022), el edificio longitudinal del siglo XVI que recorre la Plaza de San Marcos, para cuya rehabilitación contó con el saber de artesanos locales, entre ellos los terrazzieri, expertos en un particular tipo de pavimento veneciano. Este interés recurrente por congregar la forma arquitectónica global con cuestiones conceptuales locales se percibe, digamos, como un ejercicio de glocalidad en su obra.

Al respecto, Chipperfield muestra su preferencia: “En vez de imponer ideas formales fijas, siempre intento crear edificios que pertenezcan a sus respectivos lugares. Para hacer esto, necesitamos desarrollar una comprensión sólida del contexto sociocultural, ecológico y físico para entender, así, las oportunidades únicas del proyecto”.

One Pancras Square, Londres. Foto: Rory Gardiner.

“A menudo, nos gusta preguntarnos: ‘¿Qué podemos hacer aquí que no podemos hacer en ningún otro lugar?’. Es por eso que lo que mantiene cohesionado el trabajo es el enfoque del proceso de diseño, en lugar de un estilo de firma”, afirma con sencillez, en primera persona del plural, el actual premio Pritzker.

Sumado a la responsabilidad cívica de su arquitectura, Chipperfield ahonda en un elemento que se repite con cierta frecuencia en su obra, más allá de su funcionalidad sustentable o de su significación tanto moderna como posmoderna: la columna. The Museum of Modern Literature (2006), en Marbach, o One Pancras Square (2013), en Londres, son buenos ejemplos de ello.

David Chipperfield, Pritzker, 2023
Detalle de la James-Simon-Galerie de Berlín. Fotografía cortesía de David Chipperfield Architects.

“El uso de la columna me interesa por varias razones. Como dispositivo, la columnata crea un área que no está ni dentro ni fuera, que difumina el umbral y proporciona un espacio público protegido, como en el edificio de oficinas One Pancras Square, en Londres. Este papel cívico también forma parte del simbolismo de la columnata. En el lenguaje de la arquitectura, leemos los edificios con columnas como edificios cívicos, y esto es importante para muchos de nuestros proyectos, como la James-Simon-Galerie, en Berlín, que está rodeada de edificios neoclásicos del siglo XIX”, destaca el arquitecto.

“La apertura y la densidad, el interior y el exterior, la naturaleza y la tecnología: la columna es un tema recurrente en la historia de la arquitectura que queríamos explorar de manera ligera”, resume el que es, además, caballero de la Excelentísima Orden del Imperio Británico, respondiendo a la pregunta sobre el citado componente vertebral de la arquitectura como leitmotiv en sus propias construcciones.

Edificio Veles e Vents, València. Foto: Christian Richters.

En la otra cara de la moneda se encuentra la ausencia total de columnas en los descomunales voladizos del edificio Veles e Vents (2006), cuya superficie se extiende más de quince metros de ancho alrededor del perímetro de cada planta pareciendo, propiamente, que vuele. En efecto, evoca un poema del valenciano Ausiàs March; otro gesto más del respeto de Chipperfield por lo específico de cada lugar.

“Al comienzo de mi carrera, construí varios proyectos en Japón. Trabajar en una cultura que no es la tuya te hace más consciente de tu entorno y de tu responsabilidad como arquitecto de hacer una contribución positiva. Tomo este premio como un estímulo para continuar dirigiendo mi atención no solo a la esencia de la arquitectura y su significado, sino también a los desafíos existenciales del cambio climático y la desigualdad social”, concluye sir David Chipperfield, que en unos días viajará a Atenas para asistir a la ceremonia de entrega del Pritzker 2023.

Retrato de David Chipperfield. Foto: Benjamin-McMahon.