Dani Rovira

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‘El bus de la vida’, de Ibon Cormenzana
Entrevistas a Ibon Cormenzana y Dani Rovira
Intérpretes: Dani Rovira, Susana Abaitua, Elena Irureta, Antonio Durán ‘Morris’, Andrés Gertrúdix, Nagore Aramburu, Amancay Gaztañaga, Roberto Álamo, Iria del Río
IED Kunsthal Bilbao
Edificio Papelera, Deustuibarra 17, Bilbao
11 de abril de 2023

Al destino le gusta gastar a veces bromas pesadas, provocarte ese parón, ese apagón que te trae siempre las peores noticias, por ejemplo, el anuncio de una grave enfermedad. Y al mismo tiempo darte la oportunidad, al afrontarlo, de descubrir quién eres en toda la dimensión de la palabra.

‘El bus de la vida’, la película que el director Ibon Cormenzana está rodando estos días entre Orduña y Bilbao, comienza cuando un profesor de música se traslada de Madrid a un pequeño pueblo de Bizkaia para dar clases en un instituto, y se desploma el primer día de clase por un fuerte dolor de oídos, un tumor.

Para recibir tratamiento, se desplaza al hospital de la ciudad en un autobús con pacientes de la zona, siendo la experiencia que compartirá con ellos, su vitalidad y sentido del humor, lo que le dará fuerzas para afrontar los miedos que le impedían antes cumplir su sueño de ser músico.

El director Ibon Cormenzana, con los actores de ‘El bus de la vida’. Imagen cortesía de la producción.

Y es que los mismos problemas que te hacen entrar en crisis, te ayudan paradójicamente a aclarar las ideas. Es interesante que la palabra crisis en japonés se forme con las palabras peligro y oportunidad. Porque el peligro que supone cualquier amenaza, te da siempre la oportunidad de descubrir qué respuesta das.

El humor, esa palabra que Groucho decía estar loco por ella, aunque “algún día averiguaré su significado”, entra aquí en respuesta directa al drama. Porque, así como el drama parece usarnos como objeto de placer del azar, de esa lotería llamada cáncer, necesitamos poner el drama en ficción, llevarlo a un espacio lo bastante amable donde posicionarnos para contener de alguna manera su amenaza. Aderezarlo y masticarlo de tal manera que se pueda tragar. Por eso la comedia se opone al reto del drama por pura necesidad.

Ibon Cormenzana, director de ‘El bus de la vida’, en el IED Kunsthal Bilbao. Foto: Iñaki Torres.

Para el director, Ibon Cormenzana, esa es la idea de la película: “Trabajar la superación personal nacida de situaciones dramáticas. Cómo te puedes enfrentar a la vida, con más talante, con más energía, más positivo, más reírnos de la vida, que hay que aprovecharla y vivirla”.

Y como metáfora de ese talante, el autobús mismo, un modelo de los 70, es otro personaje más de la película, “con ese punto de furgoneta California de ‘Little Miss Sunshine’ -dice el director-, que es un referente para mí a nivel de tono en la película y tiene un look muy especial que hace que conectes con ese tono”.

Sacar la vena humorística cuando la cosa se pone fea es lo que hacen los personajes de esta película, sabiendo que literalmente les va la vida en ello. Sabiendo que el cuerpo tiene sus propias razones, su propia mente. Que el mismo sistema que sufre la enfermedad se busca la manera de contrarrestarla. Que es problema y caos tanto como orden y ajuste.

Iria del Río, mirando a cámara, junto a Dani Rovira, Roberto Álamo, Andrés Gertrúdix y el director Ibon Cormenzana, durante el rodaje de una escena de ‘El bus de la vida’, en el IED Kunsthal Bilbao. Foto: Iñaki Torres.

En un sentido biológico, el cuerpo compensa el dolor con ráfagas de endorfinas, descargas de placer. Es amargo y es dulce, todo en uno, como el lubricante. Una ambivalencia que da ese tono a la película del que hablaba antes su director, con personajes que se relacionan desde esa posición: viendo lo cómico que puede llegar a ser lo serio sin frivolizar, viendo su gravedad en un sentido no morboso.

Dani Rovira, el protagonista de la película, dijo en la entrevista concedida a los medios en el Kunsthal de Bilbao: “Naturalizo la enfermedad porque forma parte de nuestras vidas. Me gusta tratarla con naturalidad porque creo que la persona que la padece también necesita cierta naturalidad dentro de la gravedad de cada caso. Pero no me incomoda, siempre que no se use como herramienta de morbo o comercial. Se habla, se comparte, yo creo que alivia mucho. No frivolizar, pero sí quitarle un poco de peso en el día a día”.

Dani Rovira e Ibon Cormenzana, en el IED Kunsthal Bilbao. Foto: Iñaki Torres.

Esa crisis formada de peligro y oportunidad, de reto y de cambio, hace que la historia transite como lo hacen las emociones, uniendo al paso muchos géneros distintos. “Porque al final la vida es eso. Una persona en 24 horas puede vivir su vida como si fuera una película de terror según en qué momento, luego un musical y luego una comedia romántica porque le pasan cosas muy divertidas. Por eso es una película de superación. Me gusta que un director o directora o un guionista se plantee una historia tal cual, sin pensar que vaya a ser de un género determinado. Es una película muy libre, que no tiene miedo de pegar volantazos de una secuencia a otra”, apuntó Rovira.

Una feel good movie que mezcla el drama y la comedia con la música; el humor y la música como elementos terapéuticos. En palabras del actor: “El humor es terapia, pero para todo en la vida. El humor es el lubricante que creo que tendríamos que tener todos en el bolsillo para, según qué situaciones, sacar esa opción. Para mí el humor es mi escudo y mi espada en la vida, incluso cuando tienes que dar un puñetazo en la mesa, creo que hacerlo a través del humor es más efectista. Tomarse las cosas con humor al final es una victoria”.

Dani Rovira
Dani Rovira, en el IED Kunsthal Bilbao. Foto: Iñaki Torres.