Pongamos que Klee Kulturprojekt se halla en la Avenida de las Cortes Valencianas, inmerso en el Sorolla Center, y al ladito del Palacio de Congresos. Y pongamos que sigue la estela del admirado Paul Klee, artista suizo al que los nazis incluyeron en su lista de “arte degenerado”. Precisamente los nazis. Y pongamos que Paul Klee dijo, entre otras muchas y brillantes cosas, esto: “Una línea es un punto que camina”. El punto en cuestión, sin duda con ánimo de convertirse en línea de conexión con la Valencia noroeste, es Klee Kulturprojekt, que hoy mismo nace con la idea de ser ese “vehículo que comunica” al que alude Silvio Mitjans, su máximo responsable.
Con una estética que alude al Klee del proyecto cultural recién nacido, este espacio busca en la efervescencia de su propuesta un aire nuevo que despeje el ambiente viciado por la crisis. “Es un momento complicado, pero nos tiene que servir de acicate para cambiar de paradigma”. Silvio Mitjans tiene claro que el lamento no va con su proyecto. Y al igual que Paul Klee se refirió al arte no como reproductor de lo visible, sino quien precisamente lo hace visible, también el Klee Kulturprojekt viene a fomentar la visibilidad de cuanto se mueve a ras de suelo en el panorama cultural valenciano.
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